Hay que llorar corriendo
La noticia cayó como “balde de agua fría”, y corrió como “reguero de pólvora”. “Operan a Luis Suarez” era la sentencia en todos los órganos de prensa.
Programas de fútbol, programas en el arte culinario, de espectáculos, noticieros que abrían su información lo ubicaban como la noticia “cabecera”, en fin………..mi madre con 93 años me exclamó: “¡¡se lesionó Suarez!!”.
Después las especulaciones; que llega, que no llega al mundial. Las comparaciones con lesiones similares en el pasado y sobre todo con nuestros antecedentes propios. Aunque sentí muy poco el de Julio Cesar “Cascarilla” Morales que previo al mundial de 1970 le ocurrió lo mismo y en un tiempo parecido al que restaba para el evento. A los 15 días de la operación jugó y contribuyó aquel 4º lugar mundialista.
En cuanto a ausencias trascendentes nombraremos algunos casos.
En el mundial de 1930 Peregrin Anselmo, un “estilista” en el centro de la delantera uruguaya consideró y dada la gallardía de la época en pos de la defensa de la celeste, que sería más eficaz que jugara Héctor “Manco” Castro y no el (que venía jugando) la final dada la características del popular manco para esas lides. Con uno de sus goles Castro “adornó” el famoso 4 a 2 que nos corono como los primeros campeones del mundo en régimen FIFA.
En el mundial 1954 en el partido Uruguay-Inglaterra en un esfuerzo por llevar adelante a la celeste, el gran Obdulio saca un tiro de mucha distancia para vencer la resistencia del golero ingles y convertir un gol histórico para nuestro país. Esa jugada marcaría el fin de su participación no solo en ese partido sino en la propia selección uruguaya de alguien que por lo que significaba para propios y extraños seria innegable el “peso” de tal figura mundial, que dejaba de participar desde adentro del terreno. Al lesionarse Obdulio en ese partido el que inmediatamente pasa a ocupar su lugar era alguien impensado para la opinión pública; Juan Alberto Schiaffino; que dio aun sin las características de un “centre-half” de la época, una lesión magistral de juego y dominio de la posición; deslumbrando y llevando a la victoria por 4 a 2 sobre los ingleses.
En 1962 y cuando la “estrella” estaba en su punto más alto de la mejor figura mundial; Edson Arantes do Nascimento “Pele” se lesionaba en pleno campeonato del mundo en Chile, radiándolo del mismo por el resto del torneo y Brasil, que venía de ser campeón mundial en Suecia 1958 se quedaba sin “el astro rey” (dicho popular de la época) y su potencial (el de Brasil) sin dudas mermaría. Los norteños conquistarían ese mundial con una exhibición arrolladora a pesar de esa ausencia grandiosa, y donde “apareció” sustituyendo al máximo exponente mundial, “la perla negra” (otro apelativo del Rey) el joven Amarildo con una actuación de altos quilates que hizo bi campeones del mundo a los hoy Penta.
Corría la Copa América de 1983 y la estrella de Fernando Morena brillaba cuando en un partido Uruguay-Venezuela (que dirigía el queridísimo Walter “Cata” Roque) ocurrió algo inesperado para todos; Fernando era fracturado y lo radiaba del resto del Torneo. Con todo lo que significaba la ausencia del goleador para el equipo de todos, Uruguay llegó a coronarse campeón de América ese año.
El mismo Suárez es un ejemplo claro de que cuando se persigue el objetivo y “no se mira para el costado sino solo para adelante”; se logran las metas. Dio no menos de 5 partidos de ventaja en la fuerte Liga Inglesa por aquella suspensión impuesta por el órgano máximo de aquel futbol. Dar esa ventaja en tan alta competencia no fue obstáculo para ser el goleador de la Liga aun “corriendo de atrás”.
Todos estos son antecedentes. Pero el entrenador ¿cómo lo resuelve? El mismo Tabàrez y todos siempre tenemos previsto
(aunque por nada lo deseamos) algo inesperado como alguna lesión en alguno; porque debe ser rápida la solución. No se puede quedar en el lamento, en la especulación de si llega o no porque el que llega es el mundial y hay que jugarlo. No se puede pedir prorroga.
Como el ciclista que no se detiene para alimentarse o “hacer alguna necesidad”, hay que seguir pensando en la meta y no detenerse porque el “pelotón” lo pasa por arriba si se para.
No hay quien no desee que Suárez juegue, y que nos de lo que nos ha dado. Pero un entrenador siempre tiene presente que TODOS son importantes y hay que no solo decirlo sino que demostrarles confianza, para que el que esté rinda como el mejor.
Esperemos confiados y sin especulaciones. Hay que haber estado dentro de un plantel para saber que piensan los demás jugadores cuando el “lamento” llega al “sufrimiento”.
Porque el que entra siempre es el mejor en la cabeza de un entrenador.