Hasta siempre Victorino
El fútbol uruguayo de luto por la muerte de Waldemar Victorino.
Waldemar Victorino, un goleador de raza. Marcó una época de genuina gloria en el fútbol uruguayo. En seis meses, de agosto de 1980 a febrero de 1981, convirtió tres goles históricos, que le otorgaron a Nacional, los títulos de campeón de la Copa Libertadores (gol a Internacional de Brasil, agosto 1980), de la Copa Intercontinental (gol a Nottingham Forest de Inglaterra, febrero 1981) y a la selección uruguaya, la Copa de Oro de campeones del mundo (gol a Brasil, enero 1981). Conquistas que lo elevaron al pedestal de eterno ídolo. Victorino, sinónimo de victoria.
Su carrera deportiva se puso en marcha en las inferiores de Cerro, el club de su barrio. Militó en quinta división en 1969 y 1970. Por distintas razones de vida, debió abandonar la práctica de fútbol para ayudar a su familia. Trabajó de limpiavidrios, limpiabaños, domesticador de perros y en el Mercado Modelo, cargando cajones de frutas y verduras. Retomó la actividad, a los 22 años en Progreso, en 1974 en la vieja divisional “B”. Al año siguiente pasó a River Plate y en 1979 fue contratado por Nacional. Cumpliendo el sueño de todo botija, jugar en la institución de la que siempre se declaró ferviente hincha. En la primera temporada se consagró goleador del Campeonato Uruguayo. Con la llegada de Juan Martín Mugica a la dirección técnica y del profesor Esteban Gesto a la preparación física, los tricolores disfrutaron de un inolvidable 1980, con un equipo en el que sobresalía por la valía de sus goles el gran “Victorio”, principal artífice de la triple corona: Campeonato Uruguayo, Copa Libertadores de América y Copa del Mundo, la primera que se disputó en Japón, en la que por otra parte fue elegido mejor jugador, por el determinante gol que le convirtió a Nottingham Forest de Inglaterra.
En filas de los albos, militó de enero de 1979 a marzo de 1981, para retornar en enero de 1982 y ponerle punto final en mayo de ese mismo año a su triunfante ciclo en Nacional. Disputó un total de 113 partidos y convirtió 58 goles. Su carrera continuó en el exterior, en los importantes mercados de Italia, Argentina, Colombia, Ecuador y Perú, con último mojón en Defensor de Lima en 1989.
Su pasaje por la selección uruguaya, también resultó ser fugaz, pero glorioso. Con el pico más alto en la Copa de Oro, el Mundialito de campeones del mundo que se disputó de diciembre de 1980 a enero de 1981 en el Estadio Centenario de Montevideo. Dejó su nombre marcado a fuego, anotándole goles a Holanda, a Italia y en la final a Brasil, nada menos que el segundo y decisivo tanto que en definitiva le otorgó el máximo título a Uruguay. Fue la figura y el goleador del certamen que contó con el aval de la FIFA. Con la Celeste, completó 33 partidos y anotó 15 goles. Debutó en 1976, derrota 0:3 ante Argentina, por la Copa del Atlántico, en Montevideo y jugó por última vez en 1981, empate 1:1 frente a Colombia, en Bogotá, por las eliminatorias del Mundial España 1982.
Tras colgar los botines, incursionó en las divisiones formativas de Nacional y de Racing, con la misión de enseñar a los jóvenes delanteros los secretos de la definición.
Hoy, a los 71 años, afectado por un cuadro severo de depresión, se quitó la vida.
Eternamente permanecerán grabados en el recuerdo sus inolvidables conquistas que le dieron títulos continentales y mundiales al glorioso fútbol uruguayo.
Waldemar Victorino, QEPD.
NdeR: desde esta página llegue el más sentido pésame a familiares, amigos y ex compañeros.