Público de fiesta y punteros
Cuarto de Uruguay, segundo de Cavani. Golazo,
Cuarto de Uruguay, segundo de Cavani. El arquero guaraní derrotado.
Escribe Atilio Garrido
Con el ingreso de Federico Santander por Darío Lezcano en Paraguay y sin modificaciones en la alineación de Uruguay, comenzó el segundo tiempo. La lluvia aumentó su volumen así como el viento de izquierdo a derecha, en contra de los celestes.
Como era lógico esperar, el arranque del equipo celeste en la parte complementaria, mostró idéntica actitud a la de la etapa inicial, aunque sin el mismo derroche y diferente criterio para recuperar la pelota. Se retrasó unos metros ambientando el adelantamiento de los guaraníes, exponiéndose al contragolpe. Y por esa vía llegó el cuarto gol a los nueve minutos. ¡Otra vez con Luis Suárez como protagonista! ¡Nuevamente por la izquierda y como “rugbista-futbolista”! Controló la pelota. Enfrentó a un zaguero. Chocó, la perdió, la peleó, la recuperó, pareció que se iba de la cancha, se frenó, giró y de izquierda sacó un impecable centro para la cabeza de Cavani que entraba sólo, en el área chica y la mandó a guardar. Notable jugada y el cuatro a cero quedaba sentenciado.
A partir de ese momento los paraguayos bajaron los brazos. El encuentro estaba liquidado. A pesar de esa realidad, la voracidad de Suárez y Cavani quedó de manifiesto en cada acción. Buscaban más goles y la multitud disfrutaba anhelante. A tanto llegó esa comunión del público con la fenomenal dupla de ataque oriental, que a coro atronó en el estadio un grito nuevo: “Luchoooo… Luchoooo”.
El técnico guaraní Francisco Arce agotó los cambios: Miguel Almirón por Ayala y Marcos Riveros por Néstor Ortigoza. Nada, ni nadie, podían cambiar el panorama. Tan claro y fácil resultaba el encuentro, que el golero Fernando Muslera comenzó a trotar lejos de su área para mantener calentamiento.
La tarjeta amarilla para Pablo Aguilar por infracción -¡cuando no a Suárez!- quedó como anécdota. Edinson Cavani y Luis Suárez se fueron ovacionados, cuando a los 71 y 75 minutos abandonaron el campo sustituidos por Cristian Stuani y Abel Hernández. Tamañas dos ausencias son imposibles de suplantar. Por esa razón, sumada a la lógica precaución adoptada por los jugadores, bajó el nivel de Uruguay. Procuró cerrar la última zona para no recibir goles y mantener la renta enorme de once goles a favor de diferencia y, en caso de ser factible, intentar cantar lotería. Que pudo llegar en varias ocasiones. También Gastón Ramírez recibió el aplauso del público cuando abandonó el campo suplantado por Alvaro Pereira. Y un cerrada ovación estalló cuando el árbitro pitó concluyendo la brega con el rotundo y perfecto 4:0, logrado por el equipo que dejó el terreno con otra ovación cuando titulares y suplentes levantaron las manos al cielo tributando un aplauso a las 20.000 personas que permanecían en las tribunas.
