Fossati exclusivo: “Un medio de acá que no estaba en Venezuela, dijo que el ‘Chengue’ en estado de ebriedad le había pegado a Forlán”
“Después se dijo que fue una equivocación, pero el daño ya estaba hecho”. Con respecto a la actuación del juez en Montevideo en el partido ante Australia, reveló que “El más impetuoso en arrancarles la cabeza a todos era Don Óscar Magurno y Eugenio era el más contemporizador. Creo que a Figueredo lo había pasado el agua porque la situación política del fútbol uruguayo era desastrosa”. Segunda y última nota.
La extensa charla con Jorge Fossati culminó en la primera nota “colgada” días atrás, cuando el afamado técnico de hoy se introdujo en el análisis de las variantes tácticas que impuso el Barcelona de España, a las que comparó y asimiló con las revolucionarias de Holanda y su despertar como “Naranja Mecánica” en la Copa del Mundo de 1974, en Alemania, continuación de lo que a nivel de clubes, en Europa, había logrado el Ajax de Ámsterdam con Johann Cruyff como líder.
“EL ‘TITO’ GONCALVEZ O EL ‘MUDO’ MONTERO CASTILLO, SI HOY LOS TENGO LOS PONGO”
Siguiendo con esa línea argumental, mientras ya perdí la cuenta de los cigarrillos que consumió Fossati, cómodamente sentado en los sillones del hall de la Posta del Lago en Portezuelo, le agrego una pregunta para continuar hablando de las variantes tácticas del siglo XXI.
-¿También ha sido un cambio radical la desaparición del central-half tradicional, aquel grandote que se plantaba en la mitad de la cancha, por dos motorcitos petisos, veloces, uno a cada lado del círculo central. Fossati agranda aún más sus grandes ojos y explota. Se revela contra esa variante…
-¡No tiene por qué desaparecer el No. 5 al estilo tradicional! El ‘Tito’ Goncalvez hoy jugaría, y el ‘Mudo’ Montero Castillo, también. Yo si los tengo en mi equipo, los uso. Me encanta tener un tapón. Es parte de la función que le pedís cuando jugás con dos volantes. Uno siempre tiene que estar de tapón. Si vos jugás con dos volantes en línea les estás dando la espalda a los rivales para que te jueguen por delante de tus zagueros. Y eso no es lo que te conviene. El tema es que nos quedamos presos de esquemas, que a mi gusto, el sistema no es más que la distribución de los jugadores adentro de la cancha para empezar el partido. A veces te conviene jugar con línea de tres y a veces con un volante tapón. Me acuerdo -siempre lo pongo de ejemplo-, de un episodio que me tocó vivir cuando dirigía a la Selección de Uruguay. Lo cuento porque están todos los testigos vivos y le pueden preguntar a todos los jugadores de la selección de Uruguay si lo que voy a contar no es cierto. Ibamos a jugar contra Brasil y entrenamos con línea de tres y de cuatro, simplemente con la modificación del movimiento de Darío Rodríguez hacia afuera como lateral o hacia adentro como stopper. Yo no sabía si ellos me iban a jugar con dos por adentro o si iba a jugar Robinho por afuera. Esa era la duda. Por eso capaz que me quedaba más cómoda una línea de cuatro con un solo delantero centro. Entonces les dije a los jugadores que les iba a decir la manera cómo íbamos a jugar cuando estuviéramos en el vestuario y conociéramos los once de Brasil. Resulta que por eso la prensa hizo un gran drama. ¿Cómo vamos a cambiar un sistema?, afirmaban. El tema es que si tenés jugadores capaces -si estás dirigiendo un selección se supone que tenés grandes jugadores con la capacidad de jugar en más de una posición-, y eso lo tenés que aprovechar. En eso creo que hemos sido lentos, en transmitirle al futbolista que no es un drama cambiar diez metros en la cancha, para adentro o para afuera”.
“LOS JUECES FUERON DETERMINANTE PARA QUE URUGUAY NO CLASIFICARA A ALEMANIA 2006”
-Ya que tocaste el tema de la celeste, ¿qué te dejo el pasaje por la selección?
-“Primero el orgullo de haber dirigido esa selección, con el grupo que se armó en la Copa América. Independientemente de que otros muchos muchachos, que no tuvieron la oportunidad porque no se la pude dar por un tema de número de componente del plante. Por eso no me refiero a veintidós o veintitrés jugadores, nada más y hablo de una generación. También, primero está el dolor primero con el que terminó, aunque tengo absoluta certeza de que dirigí un equipo ganador. A ese equipo celeste lo tengo en mi galería de exitosos, porque yo no analizo el fútbol exclusivamente por los resultados. El resultado es parte del análisis, pero no es el punto fundamental en el cual yo me guío para analizar. Por eso creo que ese equipo hizo todos los méritos para ir al Mundial de Alemania. Creo que por factores externos no pudimos ir. Los jueces fueron determinantes en los partidos ante Australia. Las mismas cosas nos había pasado en las eliminatorias. Acá, en Uruguay, rápidamente nos olvidamos de todo. Estábamos viviendo un instante que si nos pasa ahora yo estoy seguro que el uruguayo no reaccionaría como reaccionaba en ese momento. En aquel momento los jugadores eran los culpables de todo. Si la pelota entraba o dejaba de entrar era un aplausos o la responsabilidad total. Hoy ya no es así, gracias a Dios, y se puede trabajar con otra tranquilidad porque la gente entendió muchas cosas. A mí me tocó dirigir la selección, que a mí entender, estaba en el peor momento político del fútbol uruguayo. Estaba el tema del “G8” del “G9” que se juntaban en el Náutico, decían que iban a hacer otra liga, que Peñarol y Nacional se iba a jugar a la liga argentina. Dirigentes que si los escuchabas hablar eran detractores permanentes de la selección con algunos discursos que no tenían ningún sostén, eran simplemente frases hechas que alimentaban ese ambiente en contra del futbolista y de la selección. La selección dejó de tener hinchas por un período importante. Hicimos un amistoso y a pedido de Eugenio Figueredo lo jugamos en el Estadio con puertas abiertas en la Olímpica y te puedo asegurar que había más hinchas del equipo local que enfrentábamos que de la selección. Hice sacar a un tipo atrevido que estaba metido en la platea, no sé cómo, que me gritó: “Jorge, al Chino no lo traigas más”. Ese era el ambiente que se vivía. Viniendo del Complejo hacia el Estadio yo vi carteles en contra del “Chino”, por ponerte un ejemplo. Estaba la famosa frase que los jugadores de afuera no tenían hambre. Esta parte de los dirigentes, obviamente que no eran todos, le vendían a la gente que la selección era cara. Yo no conozco otro “club” en Uruguay que se autofinancie como lo hace la selección. Por lo menos esa selección que yo dirigí. Todo se pagaba con las recaudaciones que la propia selección hacía. Los premios de los jugadores eran la recaudación menos los gastos. Y en los gastos se incluía todo, concentración, viajes, policía, todo. Primero eso, la selección fue, es y será el “club” que más vende jugadores del fútbol uruguayo y no se queda con el producido de la venta. Por eso sostengo que había algunos que, junto a periodistas, instigaban de que había que hacer una selección de locales. Me acuerdo que un periodista que opinaba de esa manera un día me invitó a su programa y al aire le dije: “Vos decís esto – fulano, sí – ¿Te gusta éste equipo?”. Y le empecé a dar un equipo con varios jugadores. Le pregunté si le gustaba ese equipo y me dijo que sí, entonces le dije que fueron todos citados cuando estaban acá, pero la culpa no es mía que tres meses después ya no estaban más. A los que le venden esto a la gente, si les decís que vamos a hacer una selección estable, hay que pedirles que cierren el período de pases por tres años. Te matan si pedís eso. Los clubes del fútbol uruguayo viven de la venta de jugadores. Entonces fuimos combatiendo todos esos “casetes” y la gente empezó a darse cuenta y el equipo empezó a demostrar adentro de la cancha que tenían una gran pasión por la camiseta celeste. Como la tuvieron históricamente. Por eso me duele escuchar que “el ganador es el que me representa”. Te puedo nombrar un montón que no fueron campeones del mundo y representaron igual. Volvemos a lo de los arbitrajes. Acá la gente se olvida de que nos empató Brasil, luego de un gran partido de Uruguay, con un gol de off side de tres brasileros. En Venezuela nos echaron a Carlos Diogo y hasta ahora nadie sabe por qué. Ese partido tenía varias cosas armadas, como lo que pasó adentro de la manga, los jugadores uruguayos se pelearon con gente del alcalde, todos identificados. La versión que llegó acá fue que el lío lo había empezado el “Chengue”. Estos dos casos fueron con terna argentina. En Perú, también con terna argentina, a los cinco minutos Guadalupe se comió a Chevantón y el árbitro me hizo seña de que uno era grandote y el otro chiquito. O sea, ¿el chiquito no puede jugar porque el grandote le puede pegar? Fue el mismo árbitro que no hizo con Brasil. Y así se nos fueron muchos puntos. Pero lo categórico fue contra Australia. Si pasa hoy, el danés que nos hizo acá no llega al aeropuerto. Porque hoy la gente lo ve de otra manera, porque la prensa ayuda a eso. En aquel momento, con toda la prédica que ya había cambiado, la selección había recuperado los hinchas. Obviamente, en el medio hubo errores nuestros y de los jugadores”.
AQUEL DEBUT ANTE PERU QUE SE PERDIÓ 3:1 CON IDÉNTICO PLANTEO AL DE CARRASCO
-¿No te equivocaste cuando en el debut contra Perú mantuviste el esquema de Carrasco, de jugar todos para adelante, y perdimos tres puntos claves que se sumaron a los otros tres perdidos ante contra Venezuela?
-Yo me puedo haber equivocado en ochenta cosas. Para el partido con Perú tuve cuatro días para trabajar el equipo, traté de jugar con jugadores que me conocieran y con lo que tenía a mano. A Paolo Montero lo cité y no pudo jugar porque estaba lesionado. Jugué con conocidos para tratar de armar algo en dos entrenamientos. Yo traté siempre de tener equipos equilibrados, balanceados. Ese partido salió muy mal, sin ninguna duda no hay otra razón que lo deportivo. Seguramente me habré equivocado en la elección de los jugadores. El único atenuante que tengo son los pocos días que hubo para trabajar. Después la Copa América me permitió estar un rato largo con los jugadores. De allí en más pude sacar un equipo, una identidad y una forma de jugar”.
-Comparto todo lo que decís de los arbitrajes y especialmente en los partidos ante Australia. Después de jugar acá, si en la AUF hubieran estado Cataldi o Restuccia, hubieran armado un lío bárbaro en la prensa del mundo, en la FIFA, en todos lados. Nos robaron. Pero la AUF con Figueredo no dijo nada. Siempre pensé -es mi opinión-, que Australia clasificaba por orden de la FIFA porque, acordate, habían bajado medio cupo de clasificación a América del Sur que se lo otorgaban a Oceanía donde Australia clasificaba al galope. La CSF protestó, se dio marcha atrás y se mantuvo el medio cupo para América del Sur para ser disputado con el otro medio de Oceanía. Los australianos ni chistaron. Yo creo que la FIFA, en ese momento, les dijo a los australianos que se quedaran tranquilos que iban a clasificar. Y así manipularon a los jueces…
-“He hablado muchísimo de este tema con Figueredo. El más impetuoso en arrancarles la cabeza a todos era Don Óscar Magurno y Eugenio era el más contemporizador. Creo que a Figueredo lo había pasado el agua porque la situación política del fútbol uruguayo era desastrosa. Podes ser el Presidente, pero si tenés a todos los clubes divididos, tenés presiones por todos lados, es muy difícil gobernar. En el partido allá tendrían que haber expulsado a Popovich. En eso quiero profundizar, hay muchas cosas que las vi y las puedo ver y no las puedo decir públicamente porque no tengo pruebas. De alguna manera, lo insinué en aquel momento pero no teníamos eco de nada. Los incendios públicos comienzan en la prensa. El diario tenía que poner la foto del penal al “Chino” Recoba y expulsión para el arquero, que después terminó siendo decisivo. No íbamos con un 2:0 con una comodidad que no teníamos en los hechos porque todos los jugadores viajaron en turista. Nosotros decíamos que los jugadores tenían que viajar en ejecutiva y nos decían que pedíamos lujos. Hoy ya no hay esa prédica. En ese momento nadie incendió nada, después del partido que comentaba contra Brasil. Leí en Clarín de Buenos Aires: “A Uruguay le bajaron la Cañi”. Cañi era el apellido del línea. Y en Uruguay nadie salió a decir nada de que nos estaban robando. Capaz que Cañi solo se lo comió, pero igual si tenés rebeldía, pataleas, hacés algo. No se hizo nada, era todo normal. Pero no era todo normal. En la Copa América teníamos todos los días un incendio. El único medio que no estaba en Perú sacó acá que los compañeros, en estado de ebriedad, le habían pegado a Diego Forlán en la charla técnica antes del partido con Brasil. Esa era la ayuda que teníamos nosotros. Después se dijo que fue una equivocación, pero el daño ya estaba hecho. Esa rebeldía del uruguayo, de salir a defender a Uruguay a lo que fuera, yo la veía en los jugadores y nada más. Por eso insisto, y voy a repetir hasta que me muera, que esos jugadores eran ganadores de verdad. Yo los vi pelear por Uruguay, pero pelar de verdad, poniendo el alma en la cancha y defender a Uruguay con una pasión que seguramente hubo muchos casos en la historia, que va a seguir habiendo y que actualmente debe ser igual. Por eso los sigo elogiando, insisto, nos dejaron solos en la pelea. Solos estuvimos a un par de penales de llegar al Mundial”.
-¿Cómo ves la situación actual de la selección y lo que le queda en la eliminatoria?
-“No me gusta hablar mucho del tema selección por motivos obvios. Yo veo a un Uruguay que se ha ganado en todo este tiempo mucha credibilidad y juegan muy confiados de lo que hacen con convicción. Con jugadores que, por suerte para nosotros, están atravesando un momento espectacular, como Luis o Edinson. Uruguay hoy ha recuperado el total respeto que siempre tuvo, especialmente, en América”.
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La noche cubría la Posta del Lago. La cena comenzaba a servirse. La despedida con Jorge Fossati, el abrazo en la partida y los deseos de suerte. Hoy, convertido en el entrenador mejor pago del fútbol paraguayo, nuestro compatriota ha puesto bien alto el listón para que su equipo, Cerro Porteño, escriba la página de gloria internacional que le falta.