El Cr. Rodríguez no va al Estadio
Ocurrió en dentro del fuselaje del avión de Alas Uruguay momentos antes de la partida desde el aeropuerto. El presidente de Nacional, Cr. José Luis Rodríguez, se encontraba en su ubicación –asiento 20 C- junto a sus dos hijos adolescentes que lo acompañan en esta excursión. De acuerdo a las instrucciones impartidas por los encargados de la selección de Uruguay, quienes viajan en el vuelo chárter sin ser parte de la delegación, ingresan primeros porque ocupan los asientos traseros. Luego, una vez instalados en sus lugares esa categoría de pasajeros, abordan los integrantes de la Asociación Uruguaya.
Uno de los últimos en subir, luego que los jugadores se instalaron en sus butacas, fue el vicepresidente de la AUF, Rafael Fernández. Le correspondió el asiento 18 C, contra el pasillo, ubicación similar a la del titular albo, dos filas más atrás. En esta escenografía, el dirigente de la AUF, fiel a su permanente caballerosidad, fue saludando a los pasajeros que se encontraban sentados. Al llegar al Cr. Rodríguez, el titular de Nacional le estrechó la diestra, se puso de pie e inicio una conversación amena, propia de su personalidad, alejada totalmente de las estridencias y las actitudes detonantes.
En medio de la conversación, el Cr. Rodríguez extrajo de su bolsillo dos entradas dobladas, típicas de las que se expenden en las redes de pago de obligaciones o compra de tickets de ingreso para los espectáculos o el fútbol de nuestro país. Se las entregó a Rafael Fernández, junto con un papel doblado, expresándole que luego de recibir las invitaciones para asistir a la inauguración del estadio Campeón del Siglo de Peñarol, había tomado la decisión de no asistir.
Inmediatamente, Rafael Fernández, en el mismo tono cordial y afectivo con el que –normalmente- dialogan los dirigentes de fútbol entre ellos, le pedía que recapacitara su decisión como una contribución al buen clima que debe reinar en el fútbol, más allá de las lógicas pasiones que se agitan entre aficionados y parciales. Ante la insistencia del vicepresidente Fernández, siempre en el marco de una cordialidad absoluta, el Cr. Rodríguez le expresó que, entre otros motivos, entendía que como las dos invitaciones recibidas era para acceder a la tribuna Henderson, la oficial del nuevo estadio, no ameritaba su concurrencia para observar el partido de inauguración en el medio de la parcialidad aurinegra, por más que la que vaya a concurrir a esa localidad pertenecerá a un nivel social alejado del fanatismo de aquellos que prefieren asistir a lo que en el Estadio Centenario es la tribuna Ámsterdam.
Rafael Fernández, conocido por su partidarismo por Peñarol y larga actuación en cargos dirigentes de la institución, al escuchar esa afirmación procedió a leer las entradas que había recibido y al confirmar las palabras del titular albo le manifestó que, sin duda alguna, había ocurrido un error originado, entre otras cosas, por la magnitud del emprendimiento que el club ha puesto en marcha con dos mega eventos. Prometió solucionar el tema al retornar a Montevideo, ante lo cual el Cr. Rodríguez –en el mismo tono sereno y afectivo que es su característica para expresarse- reitero su posición en el sentido de que no correspondía su presencia por el episodio ocurrido.
Hasta aquí los hechos. La reflexión final debe estar referida a la derivación de esta situación planteada, no sólo anhelando, sino que impulsando al dar a conocimiento esta noticia, que como lo prometió y sin duda alguna cumplirá, Rafael Fernández proceda a solucionar lo ocurrido y, luego de ese paso, el Cr. Rodríguez acceda a un gesto de grandeza de su parte, como líder de la otra colectividad histórica, procediendo a rever su decisión.
El fútbol uruguayo vive momentos difíciles a nivel de la relación entre las parcialidades, lo que impone de todos aquellos que quieren al deporte, la construcción de puentes que liman asperezas o, como en este caso planteado, eviten malentendidos, fáciles de subsanar.