No es algo que se pueda fabricar
Desde los albores de nuestro fútbol, fue muy fuerte la presencia de “caciques” que guiaron en forma magistral a sus compañeros, dentro y fuera de las canchas, y generaron algo muy difícil de lograr como es que hasta lo que rodea al futbol los respetara.
Recordemos desde los primeros tiempos de la selección al antecesor de José Nasazzi; Alfredo Foglino apodado “El Mariscal” (distintivo que heredó Nasazzi del primero que fue bautizado de esa manera por su accionar dentro y fuera del campo), donde su influencia inclusive llegaba en aquellos tiempos hasta en el armado del equipo, en la década de 1910. Luego de “el gran Mariscal”, que debe haber sido el hombre más laureado en la tierra aun hoy; con campeonatos de América (1923, 1924,1926 y 1935), del mundo (1930), Olímpicos (1924 y 1928) entre 1923 y 1936 sumándole; sus campeonatos uruguayos de 1933 y 34, además de diferentes Copas de gran trascendencia internacional de la época.
Con el paso del tiempo aparece la figura inconmensurable de Obdulio Varela, también campeón del mundo (1950), de América (1942) y uruguayos (1944, 1945, 1949,1951, 1953 y 1954). Marcando un estilo de conducción de grupo donde los compañeros en una época donde se decían de UD, lo siguen en todos sus procederes al igual que a Nasazzi, incluido dirigentes, prensa y allegados. El poder de respeto que reflejaban era y es algo muy difícil de lograr donde hay tanta pasión y mantener un equilibrio es muy difícil.
Es decir en un resumen que aparte de su influencia afuera y adentro había títulos que respaldaban ese privilegio bien ganado, que generaban ese respeto en los dos ámbitos.
La herencia recibida es muy buena, ya que el manejo ha sido para bien donde resalta nítidamente Lugano; que dicho sea de paso el liderato no es exclusivo de un capitán, pero si ha sido casi una regla. Porque no debemos de olvidar que los que “votan” a ese líder no es ningún periodista, dirigente, entrenador, o alguien que imponga un nombre. Dentro del vestuario son observados todos los movimientos, acciones, coherencia, y todo lo que implique ser conducido, y esa “garantía” solo la da el consenso de esas “4 paredes” que deben ser inviolables, y donde no valen las influencias de nadie del exterior.
“Para ser un líder, tienes que querer que la gente te siga, y nadie quiere seguir a quien no sabe a dónde va”. (Frase que bien cabe para cualquier deporte y otros ámbitos; del extraordinario jugador de Futbol Americano Joe Namath)
Hoy parecería que Godin estuviera en ese camino, pero dejemos que esa “elección” intima le decida el propio plantel, porque en la “cocina” donde es indispensable ser “cerrado para afuera” (una condición irrenunciable), en los temas íntimos de plantel; donde pasa al igual que una familia por encuentros y desencuentros; el “termómetro” es ese líder.
No olvidar que los que eligen a quien seguir evalúa diferente, porque son los que ven cosas que el resto no logra distinguir.
Si solo se es recordado por ser un buen jugador de futbol entonces se ha hecho un mal trabajo con el resto de su vida.
Por eso que tanto Nasazzi, Obdulio y capitanes que los sucedieron en el tiempo como “Tito” Goncalvez, “Peta” Ubiña, y otros que dignamente condujeron los grupos, fueron de consenso también hacia afuera, y cuando se logra eso; se es Líder. Y en eso Lugano, como líder, es respetado.