Error del Colegio
Ayer oí declaraciones del integrante del Colegio de Árbitros, Daniel Lambach y del arquero de River Plate, Damián Frascarelli, que agregaron elementos de juicio a la polémica que estalló tras el partido Juventud-River.
Nunca había visto -no recuerdo haber visto antes- que un juez termine un partido sin que se haya cumplido el tiempo reglamentario (y faltaba además los descuentos, cuando hubo seis cambios, cinco expulsiones y protestas que detuvieron el juego varios minutos), sin ningún motivo justificable ni explicable, pero ese domingo en el Artigas de Las Piedras aprecié, sin mengua de lo pésimo que dicho final absurdo implica -más algunos otros errores que pudo haber cometido-, que el arbitraje de Esteban Ostojich no fue tendencioso (como sí he visto otros y los he señalado).
Primero lo primero, River nos ha brindado, en este campeonato y en el anterior, fútbol muy bien jugado (como Danubio, Wanderers, Defensor, Liverpool, El Tanque, Fénix y Rentistas en éste… mostrando funcionamientos de equipo de la alta cultura que el mundo reconoce en la celeste -no he visto a Peñarol ni a Nacional, salvo por televisión en nocturnos, porque he cubierto otras canchas, pero aventuro que más allá de los altibajos de éstos por tantos cambios de conducción, el fútbol local se ha emparejado también hacia arriba, con trabajos en largo plazo de entrenadores como Guillermo Almada, Alfredo Arias, Adolfo Barán, Eduardo Favaro, Raúl Moller, Alejandro Apud, Leonardo Ramos y Juan Tejera en menos tiempo, entre otros-), pero había presenciado tres de los últimos cinco partidos de Juventud y no me sorprendió para nada que haya dominado a River en el primer tiempo (el segundo se distorsionó con las expulsiones). A River no lo perjudicó el juez, lo perjudicó Juventud, que lo presionó bien arriba, le quitó la pelota, la administró en cancha mala a manera de Silas.
No digo que River no haya sido perjudicado en el Campeonato. Lo fue. El compacto de su primer partido ante Peñarol muestra un error arbitral en su perjuicio y, especialmente, lo perjudicó tener que jugar el pico ante Cerro (por un reglamento que favoreció al infractor) contra un equipo cerrense con otro entrenador y otra integración, bastante más fuerte y con evidente mejor funcionamiento que el que inició el partido. Aunque haya ganado ese partido, River se desgastó demasiado, empatando entre semana ese pico.
Lo que digo es que ante Juventud, el juez, en ese error enorme de no expulsar a Frascarelli registrando en el formulario que le pidió que lo echara (como el propio Frascarelli declaró), favoreció a River (en el correr del partido fue parejo; el compacto comprueba que las expulsiones estuvieron ajustadas a reglamento, lo mismo que la sanción del penal ya que es al juez a quien le corresponde juzgar la intención; lo que no lo estuvo, de ninguna manera, fue el final).
Frascarelli ha sido decisivo en el Campeonato. Tiene la valla menos vencida del Torneo habiendo jugado todos los partidos y no es lo mismo para River no contar con él en un partido por quinta amarilla, que tener que suplantarlo por lo que pudo haberle correspondido en una sanción.
Daniel Lambach explicó que no sólo a River Plate le tocó en un partido decisivo un árbitro joven, pero el Colegio debe reconocer que los hechos demuestran que se equivocó, al menos en la elección del árbitro a promover. Probablemente otros árbitros jóvenes, todos los que el Colegio tiene en carpeta para promover, hubiesen hecho ese partido mejor que Ostojich, pero esto sólo podemos asegurarlo después del partido.
Me dirán que otras veces ha acertado y no lo destaqué en una columna. Es verdad. También que no arriesgo como lo hace el Colegio. He visto en este torneo tres muy buenos arbitrajes de Darío Ubríaco. Posiblemente sea el juez del clásico y ojalá le vaya bárbaro, pero quizás no le vaya bien. En este último caso errará él, el Colegio y también yo.
Humano es.