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¿ENTONCES?




Los pies grabados de Alcides Edgardo Ghiggia en el Museo del Maracaná.


14 julio, 2019
Columnistas

Jorge Crosa: Columnista

Para recordar nomás, que siempre es bueno.

Las cosas extraordinarias aún más …

Los veteranos dirán, algunos, siempre lo mismo, llega un 16 de julio y éstos recuerdan Maracaná 1950 …

Y sí, porque Uruguay y su fútbol, Ghiggia y su gol, paralizaron al mundo deportivo.

Era imposible que perdiera Brasil. No vamos a repetir una historia que lleva ya, 69 años, ¿quién diría, verdad?, pero fue así nomás.

Tan raro fue todo, tan fuerte el impacto, que el silencio del Maracaná invadió Brasil.

La historia ya la saben todos y de memoria, por supuesto.

Pero es de orden, como si fuese, porque lo es, un evento histórico nacional.

¡Uruguay Campeón del Mundo!

Obdulio se la dio a Ghiggia, que siguió corriendo por la derecha, éste a Julio Pérez, quien se la dio de nuevo a Ghiggia y ¡chau! avanzó rápido por la derecha, Bigode no pudo pararlo y Barbosa dio un paso al frente, equivocado, para que el remate del gran Alcides entrara, clarito, junto al poste brasileño.

Uruguay a los 79′ 2 a 1 y hasta el final un silencio “rigor mortis” se metió en el alma de los brasileños que no entendieron lo que pasaba …

Ya lo dijo Ghiggia: “Solamente tres silenciamos Maracaná: el Papa, Frank  Sinatra y yo …”

Y sí, siempre lo recordamos porque es necesario para el espíritu, no porque no se sepa, sino para que las generaciones de hoy, comprendan que se puede, que, de repente, o quizás, con el fútbol de hoy, que ha progresado en todo el mundo sea imposible lograr tal hazaña, pero se intenta y eso es lo que importa.

No vamos a hacerle el equipo a nadie, no nos interesa, ni es nuestro cometido. Tampoco nos interesa, quien toma la decisiones hoy …

Que quede bien claro ….

Nos importa que no se pierda el espíritu, porque en el fútbol hemos sido superado abiertamente y está bien.

Para recuperar el sitial, un país como el nuestro, “fabricante de talentos futbolísticos”, no parece difícil, pero salió el mundo entero a jugar bien y mejor que “el paisito”.

Y esa es la única verdad.

Entrenamientos diferentes, jugadores con velocidad inusitada, valores increíbles que aparecieron en todas partes del mundo, hacen que la tarea sea cada vez más complicada.

Pero si no hacemos algo, si no nos ponemos de acuerdo en casa, a domicilio, va a ser muy complicado volver a tener figuración internacional.

Y ahora, que todo se discute, ora bien, ora mal, es más intrincado el avanzar.

No nombramos a nadie, ni técnico, ni jugador, porque, en minimizar el tema global.

Lo que importa es que, a quienes correspondan, no crean que ya todo fue y que “se hace lo que se puede” porque cambió el fútbol del mundo y nosotros como que nos cuesta armar un sistema.

A quien corresponda, sin apellido, no nos interesan, nos importa el rendimiento, tanto desde la dirección del grupo, sea quien sea, como la tarea a cumplir en el campo, en cada juego, en cada circunstancia.

Y eso, en sintonía con “aquello” ya no tiene nada que ver.

Lo grandioso fue, lo que viene es lo que tiene que verse como algo fuerte, talentoso, potente.

Sin apellidos, dijimos.

Sin nombres de técnicos, también lo sostenemos, porque no nos interesa digitar nada.

Queremos lo mismo que usted.

Que, suponemos, será lo mismo que quieren los que están a cargo de la celeste y los propios protagonistas.

No hay otra.

Habrá que reconocer que, cuando nos ganan, no hay justificativo que valga, que cuando ganamos, tampoco.

El fútbol es un deporte cada día más cambiante y habrá que acostumbrarse a ello.

El talento de estas tierras, felizmente, siempre aparece. Pero si nos confiamos en eso y nada más, estamos lejos de aquello que todos añoramos y recordamos como fue lo del ’50.

Todo cambió.

Incluso la gente cambió, el protagonista, quienes dirigen, todo es distinto, nada es igual.

69 años de un quiebre histórico nos renuevan todos los años.

A quien corresponda, deben saber que nadie inventó nada después de aquel impacto mundial.

Es bueno recordar y tener a la humildad como buena compañera y no creerse el cuento que somos, lo que no somos.

Que tenemos  talentos,  ni que hablar, pero a ésa calidad hay que alimentarla con enseñanzas reales, las de hoy, las que pide la cancha de hoy en todo el mundo.

Porque, de lo contrario, seguiremos viviendo de recuerdos, que, gracias a aquellos grandes futbolistas , los tenemos, pero no es cuestión de vivir recordando siempre lo magistral de aquellos fenómenos.

Hoy hay grandes jugadores y lo sabemos. Si, sí, sí …

¿ Entonces ?