El sufrimiento de todos
Lejos de analizar la parte deportiva que está dejando este inicio de la Liga Uruguaya, hay temas que rompen los ojos y que seguramente cada estamento del basquetbol lo sufre de diferente manera. La gente por el bolsillo, los jugadores por el cansancio y los entrenadores por la falta de planificación. Es que la seguidilla de partidos parece hoy en día ir contra el ideal de un comienzo de temporada.
La gente muchas veces sale de un partido y caliente por la derrota o feliz por el triunfo pregunta; ¿Cuándo volvemos a jugar? La respuesta no se hace esperar, “Ahora en dos días” y toda esa euforia, por cualquier estado de ánimo, se va. Pero también el bolsillo lo sufre, ya que en algunos casos equipos llegaron a jugar 4 partidos en 8 días, y eso equivale a que si una persona quiere ir a todos los juegos debe desembolsar solo por entradas 600 pesos, sin contar gastos extras que siempre se sufren. Eso a la larga termina afectando la gente que va a los partidos y la merma de público a la larga se termina sintiendo.
Esta seguidilla afecta a la parte estrictamente deportiva. Los entrenadores no pueden planificar los juegos que se vienen. Es jugar, descansar y volver a jugar. No hay tiempo para correcciones, no hay tiempo para planificar y casi no hay tiempo para descansar. En la temporada pasada se sufrieron muchas lesiones por esta seguidilla, que directamente repercute en el nivel que se ve en los partidos.
Esa planificación de juegos es acotada, la recuperación no existe y viendo ligas como las europeas donde se juega una vez por semana (dos para los que tienen participación en los torneos continentales), en algo se le debe estar errando.
Un calendario que muchas veces es como un “chicle”, se estira y se amolda dependiendo de las conveniencias. Ese calendario que todas las semanas debe ser modificado, por suspensiones de partidos ya sea por humedad, falta de guardia de seguridad, algún imperfecto técnico o por goteras. Es muy complejo armar un calendario como pasa en Europa o Argentina, donde antes de iniciar el año se sabe a ciencia cierta contra quién jugas, dónde y cuándo. Aquí un martes te enteras si el sábado jugás y eso no está bien.
Claro que es un tema que no tiene una solución a corto plazo. Se dio un gran paso que es la seguridad privada en caso que la policía no llegue. Se debería ir más allá y exigir que los clubes tengan todo en condiciones para jugar y en caso de no ser así perder el partido o mínimamente la localía. El tema de la humedad y las goteras es eterno en nuestro básquet, pero no por el folklore uno tiene que decir “amén”, sino que es algo que habrá que rever si es que queremos ser mas profesionales de aquí en más.
No es divertido para nadie ir hasta una cancha y saber que no se juega, y mucho menos luego ver como la “catarata” de partidos se te viene arriba.
Hoy, el nivel de juego sufre este calendario que no da respiro y que no permite trabajar de la forma que todos buscan; por ahora sin mayores consecuencias en el físico de los jugadores, pero esto recién empieza y hay seguidillas que no hay físico que aguante.