El reencuentro de Pandiani y Franco; la vuelta de Tais a los cebritas
José María Franco y Walter Pandiani un saludo cargado de recuerdos y mucho tema por conversar.
Se vieron, desparramaron una sonrisa larga y se confundieron en saludo largo y apretado, de esos que se dan los buenos amigos, los que ponen sentimiento en el encuentro. Fueron Walter Pandiani y José María Franco. Fueron unos segundos de comunión entre dos jugadores con historia en común, la que seguramente enraizó la amistad, más allá de distancias y tiempos sin verse.
José María Franco y Walter Pandiani un saludo cargado de recuerdos y mucho tema por conversar.
SALUDO (II): Fue también José María Franco el protagonista. Fue hasta el banco de suplentes de Miramar Misiones para saludar a Gonzalo De los Santos, otros dos con cosas en común en el camino largo del fútbol. Franco aprovechó para saludar a cada uno de los integrantes del banco de suplentes cebrita.
CAMBIOS: Tal como anunciamos en el informe de Juventud del pasado viernes, fueron cinco los cambios que realizó el técnico Jorge Giordano. No le gustó lo demostrado por el equipo ante Cerro Largo en la fecha anterior. Les dio ingreso a Darío Flores, Cristian Latorre, Rodrigo Viega, Néstor Silva y José María Franco. Los que salieron fueron Brian De Barros, Emiliano Romero, Jaime Baéz, Marco Antonio y Gastón Otreras. Hubo dos que estuvieron en la convocatoria anterior y no en esta frente a Miramar Misiones: Gastón Otreras y Guillermo Chavasco.
TAIS: La noticia surgió en el Méndez Piana: Washington Tais volverá a jugar en Miramar Misiones. Hay conversaciones adelantadas entre la entidad y el experiente jugador, que está dispuesto a encarar los seis meses que se vienen por delante con el Clausura, para dar su aporte a los cebritas a encontrar el camino que los saque del ahogo del descenso.
SOMBRA: Fue lo más preciado en la mañana en el Parque Méndez Piana. Los treinta y pico largos grados desde temprano fueron insoportables. Por suerte la cancha cebrita tiene árboles frondosos que dan buena sombra. Allí, en ese espacio, fue donde los aficionados se apiñaron para observar el partido. De todas formas nada pudo evitar el duro castigo de la canícula.
