Jules Rimet, el impostor y la historia
El impostor Rimet pergeñó una historia para quitar a Nacional y la AUF el mérito de la idea de la Copa del Mundo de 1930 en Uruguay.
Pierre Arrighi (Montevideo, 10/09/1954) ejerció el periodismo en el matutino El Día y en las entonces radios Panamericana y Nacional. Radicado en París desde 1976 desarrolló su actividad en el mundo del arte, el diseño gráfico y el dibujo. En 1996 fue nombrado profesor de arte en la Universidad e integró el Centro de Investigación en Artes y Estética. Considerando que el fútbol es un arte, razón por la cuál al tomar contacto con la historia del fútbol uruguayo a través del libro “100 años de gloria” escrito por Atilio Garrido en ocasión del centenario de la AUF en 200 –primer libro publicado que narra cronológicamente la historia del fútbol del Uruguay desde 1863 a 2000-, se sintió atrapado por la etapa sin duda más brillante del pequeño país donde nació: 1916 – 1930. La grieta que en ese tiempo se mantenía entre quienes afirmaban que Uruguay conquistó cuatro veces el campeonato mundial de fútbol organizado por la FIFA, y quienes dividían esos títulos en dos Juegos Olímpicos y dos mundiales, despertó su curiosidad. Dedicó años a profundizar los estudios con la gran ventaja de disponer de los nuevos medios tecnológicos y la positiva corriente en marcha de conocer, a todo nivel, la verdad histórica sin contentarse con la verdad publicada.
Así nació su primera obra indispensable y definitiva: “1924 la primera Copa del Mundo de fútbol de la FIFA” que apareció al conmemorarse en 2014 los ochenta años del primer título mundial conquistado por Uruguay en fútbol.
Después publicó “Los Juegos Olímpicos nunca fueron amateurs”, impresionante tarea de investigación que se transformó en un complemento indispensable del texto anterior.
Ahora nos sorprende “Treinta y seis mentiras de Rimet” otro libro trascendente que resulta lapidario para aquellos que –si alguno quedaba-, puedan colocar en tela de duda la realidad que también hoy ha aceptado la FIFA actual: ¡Uruguay cuatro veces campeón del mundo! Lo interesante del nuevo libro que se encuentra disponible para consultarlo y adquirirlo en amazone.com es que la investigación de Arrighi nos permite conocer a un verdadero Maquiavelo del fútbol mundial, que escribió una historia de su propia vida que no tiene nada que ver con lo que realmente desarrolló en su existencia.
Con Pierre Arrighi conversamos largamente con la intención de conocer detalles de su nueva gran obra. El siguiente es el diálogo surgido.
-¿Qué lo impulsó a realizar una tarea tan profunda de investigación sobre la trayectoria de Rimet cuyo resultado determina como conclusión que la historia oficial de la FIFA y la Copa del Mundo se transforma en verdad publicada que nada tiene que ver, ni tiene puntos de contacto con la verdad histórica de cómo ocurrieron los hechos?
-Rimet fue presidente de la FIFA de 1921 a 1954, y es considerado hasta hoy como el “creador de la Copa del Mundo”. Poco antes de retirarse, en mayo de 1954, publicó un libro que se llama “Historia maravillosa de la Copa del Mundo”, y que con el tiempo se convirtió en fuente de la historia oficial de la FIFA. El libro ya no se consigue. Yo pude adquirir un ejemplar hace quince años. Tiene una primera parte, que es la más importante, en la cual el autor narra la historia de la FIFA y emite una serie de tesis sobre la creación del campeonato Mundial de fútbol. Como todos, yo me creí lo que Rimet escribió. Consideraba que se trataba de “un testimonio sensato redactado por el mayor de los actores” como oficialmente señala la FIFA. El libro parece muy serio, con largas citas de documentos como el proyecto de Copa Internacional de 1905. Cuando empecé a trabajar sobre 1924 y comprobé en los archivos franceses que la FIFA había sido el principal poder deportivo que organizó el torneo de fútbol en el marco de los Juegos Olímpicos de Paris; que Rimet había presidido el Tribunal de apelaciones y que la federación francesa, también presidida por Rimet, había calificado oficialmente el campeonato como “Torneo Mundial”, me di cuenta de que el testimonio del francés traicionaba hechos fundamentales ya que, contrariamente a lo que a esa altura pocos creían en Uruguay, en su libro Rimet negaba toda participación de la FIFA en los torneos de 1924 y 1928 y los despojaba de todo valor mundial. El problema fue entonces que cuando lo empecé a comentar con colegas uruguayos o franceses, nadie creía que “Rimet mentía”. Para la gran mayoría, Rimet había inventado el Mundial en Uruguay, lo había planificado con su amigo Enrique Buero y lo había defendido contra la opinión europea. Entonces volví al libro de Rimet y me di cuenta de una cosa: esas creencias tan ancladas -que Rimet imaginó el Mundial en Uruguay, que lo planificó con Buero, que lo defendió con tenacidad- provenían del libro de 1954. Quien las afirmaba, quien las revelaba era el principal interesado. Vislumbré la posibilidad de que el libro de Rimet fuera solo una ficción autobiográfica.
-En su libro de 1954 Rimet dice que se reunió con el uruguayo Enrique Buero en 1925 y que, textualmente, afirma que cuando culminó la reunión se fue con la certeza de que si era necesario Uruguay organizaría la Copa del Mundo. ¿Ese encuentro fue creado sólo en la imaginación de Rimet? ¿Nunca existió ese encuentro?
-Cuando empezamos a hablar de estos temas, recuerdo que Atilio Garrido que era de los pocos que sostenía la tesis de los cuatro títulos mundiales de Uruguay, me hizo llegar copia del libro de Enrique Buero “Negociaciones internacionales”, que es una fuente crucial de mi trabajo. Yo no tenía idea de la existencia de esta obra que es, en realidad, un archivo de cartas y telegramas, que ilustran la actividad del diplomático uruguayo en sus relaciones con la AUF y con la FIFA de 1923 a 1932. El libro se publica en Bruselas en este último año y como Buero era entonces vicepresidente de la FIFA y su obra contiene múltiples textos de los jerarcas del fútbol europeo, lo distribuye y confirma en el papel lo que todos saben (hoy está en la FIFA y los investigadores europeos lo conocen). Me llamó inmediatamente la atención el hecho de que Buero, que es considerado por Rimet como su cómplice ejecutor desde 1925 del mundial de 1930, no solo no menciona en ninguna parte ningún plan con Rimet, ninguna reunión decisiva en 1925 en Ginebra, sino que brinda todos los elementos documentales que desmienten radicalmente las versiones de Rimet. Buero, cuyo objetivo era revelar “las interioridades” de la creación del Mundial del 30, explica que hasta 1928 los mundiales eran olímpicos, y que en el congreso de Barcelona de 1929, cuando se discutió con qué reglamento financiero y dónde se jugaría el Mundial “exclusivo de la FIFA”, Rimet quiso imponer un reglamento que impedía la candidatura de un país de América y que además, cobijó la candidatura de París pensando que Italia se retiraría de su aspiración ya manifestada de organizar el mundial de 1930. En realidad, cuando los dirigentes uruguayos (Usera Bermúdez y Roberto Espil), que Buero califica como únicos autores de la idea del Mundial en Uruguay, le comunican el proyecto en febrero de 1929, Buero se muestra sumamente reticente. Resiste a la idea durante casi dos meses… Esa reticencia de 1929 más la total ausencia de mención al plan pergeñado y publicado en libro de 1954 por Rimet, muestran que el “encuentro de Ginebra de 1925” fue, en el sentido y con el contenido que le da Rimet, un cuento. Punto inicial de una novela lejana a la realidad. Es más: lo que Rimet dice es que Buero se encargó de “convencer a la AUF de organizar el Mundial” y que “lo hizo más allá de lo esperado”. Nunca Buero trató de convencer a la AUF. ¡Fue la AUF que trató de convencerlo a él, como él mismo lo documenta, para que luchara en el Congreso de Barcelona para que la FIFA otorgara a Uruguay la sede de su mundial propio de 1930! Rimet que conocía perfectamente el libro de Buero, lo dio vuelta en su favor. Ni su plan de 1925 existió ni tampoco el hecho, inventado después de 1950, de que desde 1924 se le ocurrió organizar el Mundial en Uruguay. Es que Rimet no solo miente: arrebata méritos ajenos.
-De acuerdo a todo lo importante que comienza a conocerse de la verdad histórica de la vida de la FIFA desde 1904 hasta 1954, muy diferente a la versión oficial publicada, surge que el Dr. Buero era un diplomático que nada conocía de fútbol en 1923 cuando el Ministerio de Relaciones Exteriores le manda un telegrama a Ginebra para que consiga la afiliación de la AUF a la FIFA. A partir de su asistencia al congreso de Ginebra se introduce en el mundo FIFA como un hombre que no provenía del fútbol. Además leyendo Negociaciones Internacionales queda claro que su misión fue relatar la verdad para que en algún momento surgiera a luz, cosa que viene ocurriendo. Ahora bien, ¿Buero no leyó el libro de Rimet de 1954 donde se lo cita participante en una reunión que no existió? ¿En caso de haberlo leído por qué no salió a responder públicamente con la verdad como lo hizo en Negociaciones Internacionales? ¿No puede aplicarse aquí aquello de que el que calla… otorga?
-Sobre este punto se podría escribir un libro. Los hechos son estos. En su texto de 1954, significativamente, Rimet no menciona nunca el libro de Buero de 1932, que dice todo lo contrario a lo que él escribió y ya es un desmentido por anticipado. Significativamente también, Rimet no envía a Buero un ejemplar de su libro, lo que habría sido el colmo de ser ciertos sus relatos. Se tiraron 25 ejemplares en papel vitela. Uno debió llegarle al supuesto cómplice principal. Pero en la biblioteca muy ordenada del diplomático uruguayo no hay nada, y así lo informa su nieto Juan que conserva toda la documentación original de su abuelo. Es muy posible entonces que Buero ni se haya enterado de la existencia de ese libro. Máxime que fue boicoteado en Francia y que Rimet murió poco después, en 1956. Por otra parte. Buero se retira del fútbol oficialmente en 1934 y se dedica a cosas mucho más importantes. Se va decepcionado. Su libro de 1932 no es “contra la FIFA”, sino “contra la AUF” con la idea de restablecer la verdad sobre su aporte, que los dirigentes uruguayos, celosos de la acción de aquella figura, se negaban a valorizar. Pero no deja de ser objetivo. Dice textualmente: “A Usera Bermudez y Espil corresponde el honor de elegir a Montevideo como sede del Mundial de 1930”. Y eso se refiere a principios de 1929. Al mismo tiempo, su libro muestra la mezquindad de los dirigentes europeos de la época y el boicot. Expresa claramente cómo en marzo de 1930 Rimet le propone sustituir la Copa del Mundo por una Copa de Europa… que era la propuesta de Italia. A esto hay que agregar otras consideraciones. La primera es que suponiendo que Buero emitiera un desmentido, era palabra contra palabra. ¿Y a quién le interesaban los conflictos oscuros entre dirigentes ocurridos treinta años antes? A nadie. A la gente solo le interesaban los partidos y los goles. El libro de Rimet arrebata méritos a muchos otros. Algunos muertos en 1954 como Guérin, Hirschman o Pierre de Coubertin. Otros vivos como Delaunay. Y arrebata méritos a instituciones. A la AUF en particular que fue la que organizó realmente el mundial de 1930. Pero nadie desmintió nada porque desmentir es a veces un esfuerzo vano y agotador. ¿Quién desmiente hoy los disparates que escribe la FIFA? ¿O las mentiras que la propia federación francesa elabora sobre su “Tournoi Mondial” de 1924? Buero era un tipo honesto en medio de muchos mentirosos. Pero Rimet no fue un mentiroso más. Fue un impostor. Y el impostor es un especialista que amasa sus mentiras en base a ciertos hechos de verdad, como dice Javier Cercas. El encuentro con Buero existió. Y hasta capaz que en broma se evocó la posibilidad de que un día finalistas europeos fueran a jugar con el campeón de América una final en Uruguay. Nada permite afirmarlo. Pero nunca la planificación a que se refiere Rimet. Rimet se encuentra con Juan Buero, hijo de Enrique, en 1950, en Río de Janeiro, justo antes del Maracanazo. Escribe Juan a su padre: “Evocó entonces aquél encuentro en Ginebra en que surgió la idea del Mundial en Uruguay”. Rimet ya estaba tanteando. Y al ver que no había reacción, fue más lejos: escribió en su libro que la “idea surgió en 1924”, y que la tuvo él solo… Finalmente, no puede descartarse esta hipótesis: que Enrique Buero se enterara vagamente de las tesis de Rimet, considerándolas finalmente y pese a todo, como un mal menor ante el olvido. Después de todo, él solo había sido “ejecutor” del proyecto de la AUF, pasando a ser ahora ejecutor del proyecto de la FIFA… Pero no lo creo. Era un diplomático de alto vuelo. Sabía pasar a otra cosa. En cambio la AUF sí: calló. Y en cierto modo, por celos y mediocridades también, “se olvidó” que el proyecto de 1930 nació en el Club Nacional de Football. Ahí sí, otorgó a la FIFA una de las páginas sagradas de nuestra dirigencia. Y eso no va a cambiar ahora que el objetivo de muchos es obtener un puestito en Zurich. El último aspecto es la venganza. No debe olvidarse que la Federación Francesa de Fútbol resolvió no intervenir en el mundial de 1930. ¡Rimet simultáneamente era el presidente de la FIFA y de la Federación Francesa que se sumó al boicot de Eruopa al torneo en Uruguay! Los clubes le dijeron a Rimet que no viajaban a Uruguay. Ante eso, más las negativas de Alemania, España, Italia y otros países a participar en el mundial, en mayo de 1930, Buero con el apoyo total del gobierno uruguayuo, hace intervenir al Subsecretario francés Henry Pathé, que ordena a Rimet poner fin a la abstención (eso está muy bien documentado en Negociaciones Internacionales). En otros términos: Buero humilla a Rimet. Y el libro del francés de 1954 es una venganza contra todos los que, según él, lo humillaron
-La verdad histórica y lineal de la FIFA hasta 1928 es la siguiente: a) Nace la FIFA en 1904 impulsada por el francés Guerín y el Holandés Hirschman, sin el apoyo de Inglaterra a quién fueron a buscar ambos en 1902 y los ingleses se rieron en sus caras argumento que la Federación Internacional que querían crear ya existía. ¡Eran ellos! La FA inglesa. b) La FIFA sin los inventores del fútbol se fija el objetivo primordial de organizar una competencia internacional de fútbol entre selecciones de países prevista para 1906. c) Los ingleses hacen fracasar el objetivo. d) Ante el fracaso los ingleses ingresar a FIFA con la condición de asumir la presidencia. e) La asumen con Woodfall que era un empleado administrativo de la FA y llevan la sede para Londres, a la FA. f) La FIFA entre en un estado de lactancia. No existe. g) Hirschman se mantiene ilusionado y desde la secretaría en Holanda se conecta con los afiliados de la FIFA. La prensa llama a la FIFA “la Federación de Amsterdam”. h) En el Congreso de Oslo se vota una resolución, contra la opinión inglesa, que dice: mientras la FIFA no tenga su propio torneo reconocerá el que se juega en los Juegos Olímpicos como torneo mundial. Algunos interpretan mal esta resolución agregan la palabra “amateur”. Viene la guerra y el fútbol se paraliza. i) Finalizada la guerra, muerto Woodfall la FIFA queda al borde la muerte. Se reactiva en 1920 en Amberes y Hirschman manipulea la nominación de Rimet como presidente de FIFA quien asume en 1921. Los ingleses se van de la FIFA. j) A partir de la asunción Rimet se transforma en un creador y figura de importancia: funda France Football, ingresa al Comité Olímpico Internacional, organiza el campeonato del mundo de fútbol de 1928 en el marco de los Juegos. El torneo es un éxito de publico y dinero. Financia a los Juegos. En 1928 le gana la pulseada al presidente del COI Ballet – Latour que quería unos Juegos Olímpicos Amateur. El torneo de fútbol es libre. El éxito económico es fenomenal. En ese año y en ese Congreso, ante estas realidades, la FIFA resuelve hacer una copa del mundo propia para 1930. Es todo obra de Rimet… ¿Porqué el héroe no contó la verdad? El héroe que le quiebra la mano a los ingleses y el fútbol explota, se populariza, es la gran atracción, sin participación de los ingleses. Rimet los derrota. ¿Por qué los franceses después que Rimet inventa una verdad publicada, no se ocupan de reconstituir la verdad donde hay una gran actuación de Rimet y Delaunay?
-Tengo que corregir algunos puntos de la enumeración inicial. La FIFA nace en 1904 pero ya aparece una tranca: Guérin da la prioridad a la Copa Internacional europea, con Mühlinghaus, el belga. Pero Hirschman, celoso porque el francés le robó el liderazgo, empieza a dificultar el proyecto de campeonato. Es cierto que en 1905, el congreso de la FIFA aprueba el proyecto de Copa. Las inscripciones deben enviarse a la asociación belga. Interviene entonces un hombre clave: el barón De Laveley, presidente de la asociación belga, que opera en realidad como agente inglés en el Continente (es minero y todos sus negocios pasan por Gran Bretaña). La secretaría belga sabotea las inscripciones, y obtiene el apoyo de Dinamarca, Holanda y Alemania, con el argumento de que si no, los ingleses no entran en la FIFA. Todo eso Rimet lo encubre, y los ingleses, evidentemente también. La FIFA actual también encubre todo eso, argumentando que el problema era el subdesarrollo del fútbol europeo, lo que no es cierto. La FIFA entra entonces en un estado de infantilización. Los ingleses le impiden toda acción deportiva y canalizan el juego internacional hacia el torneo olímpico. Pero entonces establecen reglamentos amateurs, lo que impide la participación de Escocia, Gales, de muchos jugadores franceses, belgas, etcétera. En definitiva: canalizan el fútbol extra británico en una segunda división mundial. Y ellos se quedan con la primera: el British Home Championship. Tampoco es exacto lo que se dice sobre Oslo (1914). Lo que sucede entonces es que el congreso olímpico transfiere todos los poderes deportivos a las federaciones internacionales (a pedido de las mismas). Esto incluye las condiciones de admisión de los atletas. De este modo la FIFA tiene en bandeja la posibilidad de dirigir por primera vez el torneo olímpico y de salir de la hornalla amateur en que la hunden los ingleses. Hirschman, que se acerca a los rebeldes alemanes, propone entonces aceptar el ofrecimiento, y utilizar el torneo olímpico como campeonato internacional de la FIFA, bajo control absoluto de la FIFA. Inglaterra, claro está, se opone, y con el apoyo de una corta mayoría entre las cuales está Rimet, presenta la contra-moción finalmente aprobada. Esta contra-moción se limita a “reconocer” el torneo olímpico como “campeonato del mundo amateur”. Niega por lo tanto el ejercicio del poder a la FIFA y mantiene la rebaja amateurista. Es dramático. Rimet también oculta su actitud. En 1919, los ingleses, hartos de la FIFA, proponen renunciar y crear una nueva federación solo con los países aliados en la primera guerra mundial que finalizó. Toman el pretexto del patriotismo guerrero. Francia (Rimet) acepta la propuesta. Rimet lo oculta también en su libro. Finalmente, los ingleses se van, y con el apoyo de los países neutrales, Rimet asume la presidencia, un poco por casualidad. En 1921, el congreso olímpico de Lausana vuelve a ofrecer los poderes a las federaciones internacionales. Rimet, presenta, vota la medida: la FIFA se libera entonces de la resolución de Cristiania. De yapa, Coubertin ofrece a los franceses la edición olímpica de 1924. Se cumplirán 30 años del restablecimiento de los Juegos. Rimet entra entonces como Vicepresidente en el Comité Olímpico Francés. La FIFA vuelve a funcionar recién en 1923: Congreso de Ginebra. Asume la conducción del campeonato olímpico, compartida con la federación francesa y el Comité Olímpico Francés. Con el objetivo de no ofender a los ingleses y de no despertar el tema del amateurismo, Rimet delega el trabajo de elaboración del reglamento y la calificación del torneo en manos de la Comisión Técnica, que él mismo controla con Delaunay. Es en realidad, la directiva de la federación francesa. Se decide entonces un campeonato abierto a todos los futbolistas denominado “Torneo Mundial”. La historia, con complicaciones, se reitera en 1928. Dos mundiales se realizan con presencia americana importante, triunfos de Uruguay y presencia del Campeón de América. Pero desde 1925, en el seno de la FIFA, la perspectiva no convence. Y no convence no porque no se trate de logros deportivos mayores, sino porque no se gana plata. Esa es la clave de todo, porque el objetivo de dirigentes como los franceses, holandeses, italianos y sobre todo húngaros, checos y austríacos es ganar plata. Rimet no obtiene ese favor en el seno de los Juegos que son “amateurs” en el sentido de que, por competir en sus pruebas, ni los competidores ni los dirigentes reciben dinero. El tema se cristaliza en torno a las llamadas “compensaciones por pérdida de salario”. En 1924 y 1928 Rimet participa por lo tanto de dos logros: dos mundiales. Pero para él hay dos “peros”. El primero es que esos Mundiales los decidió Coubertin: fecha y lugar. Y a nivel de poderes, los compartió con la dirección olímpica y las asociaciones locales. La FIFA fue entonces, en realidad, una retaguardia timorata, porque, con la idea de no espantar a los ingleses, no se animó ella misma a proclamar los Mundiales que todo el mundo del fútbol proclamaba. Surgió entonces la idea del Mundial propio que fue planteada por Gabriel Hanot desde 1920 y por Delaunay en 1927. Rimet se la apodera y la impulsa con la idea de un campeonato en Europa. Al mismo tiempo, sabotea el nacimiento de una Copa de Europa propuesta por Italia. Reina una gran división. En 1929 en Barcelona, llega la venganza italiana: Rimet les saboteó la Copa de Europa, los italianos le hacen cargar la Copa en Uruguay. Al cierre del congreso, en el viaje de regreso en tren desde Barcelona, Rimet, Seeldrayers y Hirschman, con el apoyo masivo de Francia, organizan el boicot contra el Mundial en Montevideo. Como se ve, Rimet no fue héroe en ninguna parte. En 1924 y 1928, fue uno más, y no el más audaz. Y en 1929, traicionó la causa como lo había hecho en 1927 al censurar la Copa de Europa. ¿Porqué entonces reniega de los campeonatos de 1924 y 1928? Porque por encima de él estaba el “detestado” Coubertin. ¿Porqué tardíamente en 1954 construyó la historia del invento del Mundial en Uruguay desde 1924? Para “elevarse” al rango de Coubertin como “inventor de la Copa del Mundo”. Lo que hay que comprender es que esta presentación obedeció al hecho de que Rimet dejó de ser lo que era en 1924. Presidente de la federación francesa. Es ahora: Presidente de la FIFA. Ya no recibe sueldo de Francia sino de la federación internacional. En cierto modo: cambió de trabajo y de patrón. Y ajustó el discurso a los intereses de la naciente empresa FIFA. Para ese nuevo Rimet: era Mundial lo que le daba plata. Su visión ya no era “deportiva”, sino puramente “política” y profesional. Entendió muy bien que a la FIFA no le convenía dar a entender que el Mundial lo había creado también Coubertin. Lo grave es que esta lógica de marca registrada sigue intacta hasta hoy.
-¿Es Rimet el Maquiavelo del fútbol? ¿La Maravillosa Historia de la Copa del Mundo es un símil de El Príncipe del escritor italiano?
-Creo que sería atribuirle a Rimet una grandeza moral e intelectual que no tuvo. Escribió Jacques Goddet, el fundador de L’Équipe, que lo conocía muy bien personalmente, que la inteligencia fina era Delaunay (agregaría yo, también Seeldrayers) y que Rimet era solo un “hábil maniobrero siempre pedigüeño”… Y su hagiógrafo Renaud Leblond anota: “Es un personaje prácticamente desconocido en Francia, un ídolo en Brasil”. ¿Desconocido en Francia, cuando presidió la federación francesa de 1919 a 1949? No… lo que pasa es que en Francia lo conocen demasiado bien, su oportunismo, su doble juego, su ausencia de principios, su egocentrismo, su tendencia a denigrar… Políticamente, puesto que la pregunta lleva a eso, la trayectoria de Rimet es por lo menos oscura. Desde 1931 ocupó cargos políticos como presidente del Comité Nacional de Deportes francés. Esa fue, en realidad, su función principal hasta 1947, y su fuente de ingresos. Era el jefe político del deporte francés. El problema es que pese a ello, desde 1929, se mostró servil con los dirigentes fascistas del fútbol italiano como se había mostrado servil entre 1914 y 1920 con los ingleses. Aceptó que Mussolini dirigiera el Mundial de 1934, en 1936 invitó al Ministro nazi de deportes al congreso de la FIFA, en 1938 aceptó sin pestañar la desaparición de la selección austríaca disuelta por Hitler, y durante la Colaboración, promovió el “nuevo orden moral” de Pétain. A Rimet lo aventajó el hecho de que ni los países nórdicos, ni los países centrales, ni Italia ni España buscaron jamás apoderarse de la FIFA. La Primera y la Segunda Guerra redujeron considerablemente los candidatos posibles a una presidencia. De hecho, las “potencias maléficas” (Alemania, Italia), pese a que dominaron el fútbol europeo, nunca tuvieron entrada en la federación internacional hasta hoy. La FIFA es una especie de Consejo de Seguridad del fútbol europeo. La única excepción es Havelange que era brasileño… pero también belga.
-La FIFA actual conoce sus libros, está al tanto de la muy fuerte corriente revisionista surgida en Uruguay donde también allí se está reconstruyendo la figura del Dr. Enrique Buero para colocarla en su verdadero sitial, así como las de Usera Bermúdez y Roberto Espil. ¿Llegará un momento en que la verdad histórica sea aceptada por la FIFA? Aunque tácitamente a través de las cuatro estrellas en la camiseta de Uruguay lo hace, y también lo hizo en publicaciones que aparecieron en su momento en FIFA.com y luego de varios años de estar allí “colgadas” las bajaron. ¿Piensa que se llegará se momento? ¿Los dirigentes y periodistas franceses se sumarán a la verdad histórica para colocar a Rimet en el verdadero sitial que debe ocupar y, a su vez, a Francia con el peso que tuvo en la construcción de la historia del fútbol?
-Algunas figuras de la investigación francesa como Pierre Parlebas o Pierre Cazal son conscientes de estos temas. Cazal, que me ayudó en la investigación sobre Rimet, comparte la totalidad de estos análisis. Pero por el momento, los historiadores franceses influyentes se mueven como un grupo uniforme, evitando cualquier debate interno, en la línea que fijó en 2004 Alfred Wahl y que desarrolló posteriormente Paul Dietschy. ¡Dietschy expresó hace poco en un Coloquio en Angers que el primer verdadero campeonato del Mundo había sido el de 1954! Sus amigos alemanes que organizaban la reunión con él se sintieron halagados: súbitamente aparecían como los primeros campeones mundiales de la historia… En cuanto a la FIFA, su producción en materia de historia es un caos y no emana de comisiones internacionales sino de individuos puestos a dedo. Infantino despidió a los franceses que escribieron el libro “1904-2004 El siglo del fútbol” y contrató al inglés Guy Oliver que cambió el relato favoreciendo en todo a los ingleses. La idea, claro está, es preparar el terreno para la candidatura inglesa con vistas a 2030. Es una gran marcha atrás. A la FIFA -es decir a su presidente a los dirigentes de las diferentes asociaciones nacionales que en las diferentes comisiones cobran mucho por hacer poca cosa en favor de su propio fútbol- no le interesa “la verdad”. Lo que le interesa es la plata que entra y cómo entra. Por eso es que para 2030 van a privilegiar a Gran Bretaña, gran obstáculo del desarrollo del fútbol mundial entre 1902 y 1950, o en su defecto, a China, un país en donde no florece ni el fútbol ni la libertad. Es por eso también que la FIFA se está apropiando de los títulos olímpicos que no le corresponden -los de 1908, 1912 y 1920-, que considera ahora como “otros títulos de la FIFA”. Dicen los que saben que es para aumentar sus derechos de imagen. No se avizora el día en que esta lógica coincida con la verdad.