El gol del Maracanazo se gritó en el Estadio Centenario
Alcides Edgardo Ghiggia, fue homenajeado y por primera vez escuchó el grito de gol de su formidable conquista que se inmortalizó como del “Maracanazo”. El silencio sepulcral del Estadio Maracaná, de aquel 16 de julio de 1950, se convirtió en grito de gol y agradecimiento al campeonísimo, único sobreviviente de aquellos héroes uruguayos, este miércoles 20 de noviembre de 2013 en el Estadio Centenario.
Atilio Garrido, maestro de ceremonias, junto al neutral de la AUF, Donato Rivas, llevó adelante el reconocimiento a Alcides Edgardo Ghiggia, que se mostró sumamente emocionado, en el centro del campo de juego, luciendo la gloriosa casaquilla celeste con el número 7.
A continuación llegó el momento sublime, con la transmisión de las imágenes por la pantalla del tablero electrónico de la tribuna Colombes, del inolvidable gol del Siglo XX, con los relatos en vivo de los relatores de aquella jornada Duilio De Feo, Cheto Pelliciari y Carlos Solé.
Las 60.000 personas que colmaban las cuatro tribunas del monumento histórico del fútbol uruguayo, gritaron por primera vez el gol de Alcides Edgardo Ghiggia, que le dio el triunfo a Uruguay sobre Brasil por 2:1, en el estadio Maracaná de Río de Janeiro y el cuarto título de campeón del mundo conquistado en el Mundial de Brasil 1950.
En el libro “Maracaná-La historia secreta”, escrito por Atilio Garrido, Alcides Edgardo Ghiggia, relata paso por paso, su histórico gol… “Fue una jugada que hacíamos con mi compañero de ala y amigo, Julio Pérez. Yo se la tocaba, el me dejaba picar y me la tiraba larga, atrás del lateral izquierdo. Cuando arranqué me di cuenta que dejaba atrás a Bigode y el zaguero izquierdo no llegaba al cierre. Apareció Míguez por el medio, gritándome, “Alcides, pasámela, dale…”. Ahí vi como Barbosa me dejaba el hueco en el arco y saqué el tiro que entró justo contra el palo. Cuando el arquero se tiró la pelota ya estaba adentro. El primero que me abrazó fue Morán, que cortó mi carrera, después vinieron todos, Míguez, Julio, Obdulio. Y Omar no paraba de decirme, “no me oíste, te la estaba pidiendo, ¿por qué no me la pasaste?”, y yo le contesté, “Omar, dejála ahí que ahí está bien”. Lo nominaron el gol del siglo, pero recién hoy me doy cuenta de ello”.
¡¡¡Impresionante!!!