¿El fútbol de Rodrigo Bentancur abrió el plan recambio de Oscar Tabárez buscando que la pelota se juegue “cortita y al pie”…?
Escribe Atilio Garrido / Fotografía Fernando González (enviados especiales a San Cristóbal, Venezuela).
Existe muy bien guardada en mi mente una imagen y el diálogo generado entre tres protagonistas. La escena se desarrolló un mediodía del comienzo de octubre de 2008, en el Complejo Celeste, durante un mediodía primaveral con el sol colgando en el cielo celeste, como una cometa de ilusión remontada por un botija.
Se venía el clásico del Río de la Plata en el Monumental de Núñez. En ese tiempo nuestra empresa –Tenfield S.A.- producía y comercializaba un suplemento deportivo para un emprendimiento editorial desarrollado por un agente privado. El fotógrafo Fernando González y quién esto escribe, éramos y por suerte seguimos siendo a pesar de la nieve que nos ha teñido el pelo, unos “enfermos” por personalizar el trabajo con producciones diferentes. Los dos le planteamos al técnico de la selección uruguaya, Oscar Tabárez, la posibilidad de crear una fotografía sobre el clásico que se avecinaba, donde él apareciera leyendo las tapas de El Gráfico, Clarín y la Nación de Buenos Aires del día siguiente al triunfo de Uruguay 1:0 en la final de la Copa América de 1987 que se llevó a cabo en Buenos Aires. En ese momento –hace nueve años- la selección uruguaya atravesaba un difícil momento en las eliminatorias para Sudáfrica 2010 y su chance de obtener la clasificación era muy escasa.
EL PRIMER INTENTO DE CESAR A TABÁREZ
En el año anterior (2007), en la Copa América de desarrollada en Venezuela el Consejo Ejecutivo presidido por el Dr. José Luis Corbo, estuvo a punto de cesarlo después de la derrota inicial ante Perú, empujado por el asedio de cierto sector del periodismo que estaba enemistado con el entrenador.
El contrato de Tabárez con la AUF concluía al finalizar la ronda eliminatoria sudamericana en caso de que la celeste perdiera el ómnibus a la primera copa del mundo de la historia en África.
Aquel Tabárez que había superado el primer intento de cortar su vinculación con la AUF a raíz de la mejoría del rendimiento en esa Copa América donde pudo llegar a la final de no haber sido por el penal errado por Pablo García, mantenía un diálogo fluido y franco con Fernando González y el autor de esta nota. En mi caso la relación amena era producto de un extenso conocimiento surgido en el relacionamiento profesional desde los tiempos en que Tabárez comenzaba su labor en las divisiones juveniles de Bella Vista. Recuerdo que allá por los años finales de la década del setenta lo llamé por teléfono a su casa para realizar lo que debe de haber sido la primera nota en su carrera de director técnico. El diálogo telefónico comenzó de la forma siguiente. Le dije que perdonara la molestia porque quería hacerle una nota a raíz de una confesión realizada por el Prof. Esteban Gesto. “El mejor alumno que se recibió de entrenador es Oscar Tabárez. Tiene condiciones para llegar lejos”, me contó Gesto, uno de los hombres que cambió la historia del fútbol uruguayo en su momento y que, por suerte, sigue soñando mientras construye futuros allá por la lejana tierra colombiana.
EL PENSAMENTO DE TABÁREZ EN 2008
Mientras preparábamos con Fernando González el backestage de la fotografía, los tres protagonistas de esta historia dialogamos sobre el momento que se vivía en el fútbol uruguayo que inicia –como prólogo- esta nota.
-“Se da cuenta de una cosa –contaba Tabárez con quien siempre mantuve una relación de “usted” en el trato, mientras que con Fernando González se “tuteaban”-, en estos momentos difíciles, en donde podemos quedar fuera del mundial, la AUF tendría que renovar el contrato con nuestro cuerpo técnico para seguir con el trabajo. Si no vamos a Sudáfrica tenemos que seguir compitiendo porque Uruguay va a ser un muy buen sparring para los países que clasifiquen y de esa forma la AUF va a conseguir ingresos por partidos amistosos y nosotros iniciar una etapa de renovación probando jugadores jóvenes que han aparecido y que hay que ver como rinden en la alta competencia. Por ejemplo es muchacho Urretaviscaya que es muy veloz; Coates el de Nacional y algún otro que surgieron como promesas. Los dirigentes de Uruguay tienen que comprender que los procesos de selección hay que desarrollarlos más allá de los resultados buenos o malos. La asociación ahora lo puede hacer en este complejo deportivo que hay que seguir mejorándolo, agregándole servicios para que surjan de aquí en las selecciones juveniles los nuevos valores. Pero, ya ve como estamos y cuál es la realidad”.
EL SEGUNDO INTENTO DE DESESTABILIZACIÓN
En agosto de 2009 asumió la presidencia de la AUF el Dr. Sebastián Bauzá luego de la renuncia del Dr. José Luis Corbo. A partir del comienzo de su mandato y con la selección de Tabárez naufragando en el mar proceloso de la posibilidad de quedar fuera de la Copa del Mundo de Sudáfrica, un secreto a voces se conocía. Importantes periodistas de nuestro medio, en acuerdo con las nuevas autoridades de la asociación y un presidente de mucho prestigio de un club de nuestro país que contrataría para el comienzo del 2010 a un entrenador de larga trayectoria, planificaban el nombramiento de ese profesional en lugar de Tabárez, luego de la por entonces casi segura eliminación de la celeste de Sudáfrica.
La estrategia armada por los desestabilizadores concluyó –inesperadamente y a raíz de varios hechos positivos que algún día se conocerán-, en forma feliz. La clasificación para Sudáfrica 2010 extendió el contrato de Tabárez hasta la finalización del mismo. Sin embargo todos pensaban que el equipo retornaría celeste rápido después de no pasar el grupo ante Francia, Sudáfrica y México, lo que fortalecía la posibilidad de que el plan armado para sustituir a Tabárez fuera un mero trámite después de la dimisión del entrenador por el fracaso en el mundial africano.
La notable actuación de Uruguay en la copa del mundo, el cuarto puesto obtenido, la distinción de Diego Forlán como mejor jugador del torneo confirmaron que en el fútbol el resultado es todo. ¿Cómo no iba a continuar Tabárez en la selección hasta Brasil 2014? Pero… el entrenador colocó la varilla de sus exigencias económicas bastante altas. Cuando los dirigentes mostraron contrariedad, públicamente Tabárez declaró en forma inteligente: “¿Y por qué no me plantearon renovar el contrato antes del mundial?”. Confirmaba con sus palabras su pensamiento sobre la forma en que –por encima de los resultados- debe organizarse y ponerse en práctica un largo proceso de trabajo en todas las selecciones de un país.
EL GRADUALISMO DE LOS CAMBIOS DE TABÁREZ
¿A qué viene la reconstrucción de una historia ocurrida hasta nueve años?
A mi juicio la narración precedente confirma el pensamiento que el entrenador de Uruguay mantiene sobre la forma de desarrollar la tarea al comando de los combinados de jugadores de una asociación nacional de fútbol. De Uruguay o de cualquier otro país. En este caso, la uruguaya. Con una aclaración. Más allá de que su razonamiento sea el lógico a mi juicio cada día en forma más intensa choca contra la realidad del fútbol “resultadista” de hoy en día.
Ante Paraguay urgido por la necesidad de no perder y de pegar un golpe de timón para sacudir una etapa de cinco partidos perdidos al hilo, apostó a la juventud de Federico Valverde. La suerte que todo ser humano debe tener para triunfar, le tendió una mano al juvenil y al entrenador.
Apoyado en la exitosa experiencia Tabárez puso en marcha en San Cristóbal el plan recambio que siempre estuvo en su mente desde que en 2006 asumió por segunda vez la conducción de Uruguay. Plan recambio que aunque sea negado por muchos, la realidad indica que ha ido concretando –gracias a los éxitos obtenidos que respaldan los mismos-, de manera casi permanente, aunque no terminante, desde 2006. Alcanza con recordar que el primer gol de su segundo debut dirigiendo a Uruguay en ese año lo convirtió de tiro libre… Fabián Estoyanoff. Que en aquel tiempo era uno de los jóvenes nuevos que aparecían en el firmamento del fútbol uruguayo.
Desde entonces, para procesar los cambios generacionales, se apegó a un criterio gradualista que aceleró ahora, a partir del enfrentamiento ante Venezuela en el tramo final del partido, cuando advirtió que el cero en el tanteador era inamovible y la clasificación de Uruguay inevitable.
TABÁREZ CAMINO A RUSIA 2018
En ese momento el ingreso de Rodrigo Bentancur se transformó en el quilómetro cero, en el puntapié inicial de una nueva etapa que ilusiona, abre esperanzas e insinúa –tal vez- la decisión de dejar atrás el gradualismo para avanzar en una política de shock.
La prestancia y calidad del jugador que defiende a la Juventus luego de su aparición en Boca Jrs. sin pasar por el fútbol uruguayo, generaron en el tramo final del cotejo frente a los venezolanos, cambios circuitos de fútbol químicamente puro con Valverde, al que sumó el crecido y sólido Matías Vecino, y el fervoroso Nahitan Nández, aunque parece haber olvidado su gran técnica futbolística para jugar que exhibía en Maldonado. Técnica que el relator fernandino de Cadena del Mar, Julio Agüero, permanente reclama para que su coterráneo retorno a ese tipo de fútbol.
La nueva propuesta que Tabárez puso en la escena se completó con la aparición de Giorgian De Arrascaeta, quién hasta la noche del jueves pasado, no había demostrado en la selección las condiciones que posee. Sin embargo, se sumó rápidamente a ese nuevo fútbol, al de “cortita y al pie” que pregonaba el Vasco Cea, múltiple campeón de América y del mundo en el tiempo cuando Uruguay asombró al mundo.
De confirmarse estas presunciones que adelantamos en las conclusiones finales luego del empate en San Cristóbal, el futuro parece abrirle las puertas del éxito a la nueva celeste en la copa del mundo de Rusia 2018. Generar un fútbol diferente al del 2017 con los cinco partidos al hilo con derrotas parece ser la consigna, para Suárez y Cavani pueden jugar y ser con la celeste, realmente, los de Barcelona y París Saint Germain. O sea los hombre del puntillazo final de un entramado futbolístico que arranque desde la mitad de la cancha con la pelota jugada al ras del piso tejiendo esa telaraña de pases que desgasta al rival, permite defenderse con la pelota al equipo que la ejecuta y concluye en la red de enfrente cuando se encuentra el momento justo para el pase-gol. ¡Ojalá no sea sólo un espejismo!