Los darseneros del novecientos y el origen de la Celeste
Sobre los hechos suele haber diversas interpretaciones. También sobre este episodio del fútbol del novecientos existen, al menos, dos bibliotecas.
En los hechos el color de la camiseta de la Selección Uruguaya de Fútbol no viene de los de la bandera uruguaya.
Nació en 1910, de una lucha cuesta arriba contra la marginación.
No es cierto que había una cláusula reglamentaria del Club Nacional de Football que impidiera afiliarse a los no universitarios y sí es cierto que en el CURCC tenían voz y voto solo los funcionarios de la empresa británica, pero The Uruguay Association Foolball League también tenía criterios restrictivos y el que más injustamente los sufrió fue un cuadrito de botijas humildes de la Aduana, que decidió llamarse River Plate para poder entrar a la League.
No hubo caso. En el año 1901, tras intensas negociaciones de William Poole, se aceptó la integración de Nacional, la primera institución de origen totalmente criollo que lo hacía. Pero al año siguiente, se le negó la afiliación a River Plate (el actual es una fusión de Olimpia y Capurro en homenaje a aquel), por decisión casi unánime, ya que solamente el CURCC formuló objeciones.
Los muchachos de la Aduana bregaron dos años para ser aceptados, hasta que la League les ofreció una integración en condiciones humillantes. Crearían una segunda división de los clubes ya afiliados y a ésta se sumaría River Plate, que tenía que ganar tres años el campeonato de segunda división para poder ascender a Primera y compartir así los mismos derechos de los otros clubes.
Confiados en su potencial futbolístico, los aduaneros aceptaron y ganaron el campeonato tres años (1903, 1905 y 1906), aún cuando, durante el último, ante el peligro inminente, los defensores de la “nobleza” de la League incluyeron en sus equipos ante River a jugadores que militaban en la primera división.
Ya en Primera, River obtuvo el campeonato Uruguayo a la segunda temporada en que participó, en 1908 (y nuevamente fue Campeón Uruguayo en 1910, 1913 y 1914), derrotando incluso al famoso Alumni de Argentina, abril de 1910, por dos a uno. En ese partido histórico en el Parque Central, los darseneros usaron camisetas celestes para diferenciarse de la rojiblanca que compartían con el Alumni. A propuesta de Wanderers, por la trascendencia de esta victoria de la celeste ante los más encumbrados argentinos, la Liga Uruguaya adoptó posteriormente el color celeste para representar a nuestras selecciones nacionales.
La propuesta de “los bohemios” y la aceptación unánime de todos los clubes de la Liga marcó a este fútbol increíble, que el miércoles juega contra el actual Campeón del Mundo.
Sobre la gesta darsenera, como decíamos, existen, al menos, dos versiones: la de Juan Carlos Luzuriaga, que en su libro El football del novecientos (Taurus, 2009) afirma:
“El equipo solicitó incorporación a la League en 1902, pero fue rechazado por los demás clubes, como antes había sucedido con Nacional. El motivo era, obviamente, las diferencias sociales entre los jugadores de River Plate y los de los equipos de la League. En esto coincidían todas las instituciones salvo el CURCC. Ante la insistencia de los dirigentes de River Plate, y como propuesta conciliatoria, se creó como etapa previa a la primera división una divisional de ascenso, en la que se incluyó también a otros conjuntos en la misma situación, como Formidable y Lavalleja, y a los segundos equipos de la primera división. La condición impuesta para pasar a la primera era extremadamente difícil de cumplir: ganar tres veces el campeonato de la segunda. Pero River Plate fue el campeón de 1903, 1905 y 1906, de modo que en 1907 llegó a la divisional superior”.
Por su parte, Raúl Berisso escribe en El Libro de Oro de River Plate, “¡Pretensión inaudita!, exclamaron los pontífices. Cómo se iba a permitir el ingreso de un club de proletarios, por más denominación de origen inglés que pudiera ponerse. Cómo iban a alternar y a pecharse y darse patadas los hijos de familias bien con trabajadores, estibadores y canillitas. ¡Imposible!”.