Dr. José Luvizio de Nacional al mundo
El Dr. José Luvizio, hoy a los 75 años, pasó gran parte de su vida como médico del Club Nacional de Fútbol, desde 1982 en el básquetbol y de 1984 al 2015 en el fútbol. Historia tricolor: “El Dr. Carlos Suero era el referente. Al llegar, la sanidad tenía un prestigio ganado y traté que se mantuviera… “Mi ingreso coincidió con el de Walter Ferreira, un gran amigo que me dejó el fútbol” compartió en el recuerdo el entrañable fisioterapeuta del club y de la Selección. “Viajé a todos lados. La gloria del 1988 “las alegrías más grandes”, la recuperación emblemática de Ernesto “Pinocho” Vargas en 1988, con el Ok del Dr. Suero y el final feliz con la gloria. Hoy en el paraíso de San Francisco, Piriápolis, en familia, los ocho nietos, curso de jardinería y paisajismo. “Disfruto a pleno”, “Veo los partidos por TV, se sufre menos”. ¡Qué personaje!
El Dr. José Luvizio, hoy a los 75 años, médico de Nacional por más de treinta años, el Profesional y el hincha tricolor del mundo de la pelota a su historia tricolor desde 1982 a diciembre de 2015. El profesional y el sentimiento por la causa tricolor. En la actualidad, disfrutando de la familia, luego del frenético mundo de la pelota y la responsabilidad en un grande.
-¿Cómo llegó a Nacional?
-“El hecho de ser ayudante en las cirugías del Prof. Carlos Suero y al ser el mismo Jefe de la Sanidad, llevó que me ofreciera ingresar primero en el Básquetbol, en 1982 y luego, en 1984, en el fútbol. Mi condición de hincha (cosa indispensable para el Dr. Suero), hizo que aceptara de inmediato. Mi ingreso coincide con el de Walter Ferreira, un gran amigo que el fútbol me regaló, con el cual trabajamos en el básquetbol y en la tercera división hasta que ante la renuncia del Dr. Antonio Ferrari comencé a trabajar en el plantel de primera. Estuve en el club hasta diciembre de 2015 cuando asume la directiva de José Luis Rodríguez” sostuvo el Dr. José Luvizio, el médico que trabajó en la sanidad tricolor desde el 1984 al 2015. “A los pocos días falleció Walter Ferreira”, legendario en el club y la Selección, “ingresamos juntos” y como describe Luvizio, por su amigo, el entrañable fisioterapeuta, “también nos fuimos juntos”.
-¿Cómo fue descubrir el nuevo mundo?
-“Se dio en aquel ’84 y mi primer viaje fue a Perú. El cuerpo técnico del momento era formado por Luis Garisto, entrenador y el Prof. Luis Betolaza. Betolaza volvió con Alvaro Gutiérrez en el Torneo Clausura 2015 y Sale Campeón Uruguayo. El Prof. Marcelo Giarruso renunció y por razones personales tuvo que viajar a Chile, donde estaba su familia”.
“GRACIAS AL FÚTBOL VIAJÉ POR TODO EL MUNDO”
-¿Imaginó formar parte del equipo médico?
-“En la Sanidad éramos el Dr. Suero, el Dr. Salvarrey, el Dr. Carlos Suero, hijo, el Dr. Alvaro Arsuaga y yo que, además era, al principio, el que tenía más tiempo disponible. Siempre que hay un viaje al exterior no es fácil conseguir una licencia rápida en las demás instituciones que uno trabaja. El médico en nuestro medio no vive solo del deporte. Por lo tanto la única manera de poder viajar es utilizar las licencias correspondientes en los otros trabajos”
-¿La responsabilidad y el sentimiento lo hicieron distinto?
-“Yo gracias al fútbol viajé por todo el mundo. En mi época se hacía mucho. Nos invitaron de varios lados: Copa Carranza, Teresa Herrera, giras por Centroamérica, además de la Libertadores, como de otras Copas, la de verano en Mar del Plata. Una vez nos invitaron a un Hexagonal, la Universidad Católica de Chile festejaba el aniversario y pasamos veinte días espectaculares. El cuerpo técnico era integrado por Sergio Markarian y el Prof. Aníbal Paz”.
-Le ganó la pasión.
-“Luego de recibirme de médico hice el post grado como Traumatólogo. Era lo que me relacionaba con el Deporte. La Deportología no existía como especialidad. Llegué a anotarme cuando la misma se creó en nuestra Facultad, en sus primeros años. Me acuerdo que varios traumatólogos hicimos lo mismo (Larroque, Voituret, entre otros) ya que se podían hacer los dos postgrados juntos. Hice el primer año pero abandoné pues en mi opinión el nivel Docente no era bueno. No sé si ellos siguieron o hicieron lo mismo. Antes de llegar a Nacional, trabajé en Fénix. Era el cuadro del barrio. Yo vivía en Capurro. El tesorero era amigo mío y ahora es el Presidente, Mario Sanseverino. No se si por la amistad que teníamos o por la situación económica del club, en ese momento, No cobré todo el año. La verdad es que en aquella época no se valoraba como tendría que ser la función del médico en un club de fútbol”.
EL DR. SUERO, REFERENTE, “PINOCHO” VARGAS; ENRIQUE VÁZQUEZ Y WALTER FERREIRA: “DOS ENORMES RECUPERADORES”
-¿La presión en un grande lo hizo diferente?
-“El Prof. Suero era el referente, no solo en nuestro país sino también en el exterior. Recuerdo cuando vino el paraguayo Raúl Amarilla a operarse con él de un tobillo que le permitió seguir jugando con gran suceso. También cuando viajó a Londres a ver a Sebastián Viera al cual no quisieron contratar porque en una RX tenía una lesión ósea por la cual el Dr. Suero opinó que no iba a tener problemas en su futuro futbolístico. No se le contrató y el tiempo le dio la razón al Dr. Suero ya que aún sigue atajando. Así pasó también con Chevantón, Recoba, Varela y Fonseca cuando jugaban en Europa y viajó a verlos en los países donde lo hacían. Todos estos casos trascendieron por tratarse de futbolistas clase A pero el que más me llegó fue el de Ernesto Pinocho Vargas”
-¿La recuperación en ’88 fue un logro de la Sanidad porque terminó campeón de la Copa Libertadores e Intercontinental?
-“Se incorporó a Nacional con una lesión en una de sus rodillas. El Dr. Suero tuvo que decidir su contratación y dadas las características personales de Pinocho, excepcional profesional que debería ser ejemplo de generaciones jóvenes en cuanto su voluntad y perseverancia, le dio el Ok. Tratado por la sanidad del Club, pudo, no solo jugar con gran suceso, logró salir Campeón del Mundo con nosotros en 1988. Ya lo había sido con Peñarol. No puedo olvidar la importancia que tuvo en la sanidad del club la actuación de dos enormes recuperadores como Enrique Vázquez –también trabajó en la Selección Uruguaya de Básquetbol- y Walter Ferreira”.
-¿Esos momentos marcan?
-“En el prestigio que se había ganado la sanidad de mi club ellos tuvieron mucho que ver. Hay que recordar que en aquellos tiempos no existía, como ahora, una paraclínica, me refiero a estudios y que el Diagnóstico de las lesiones era fundamentalmente clínico”.
-Más de treinta años y conquistas históricas. ¿Cuál se recuerda más?
-“Las alegrías de 1988 en la Copa Libertadores e Intercontinental fueron las más grandes. Los partidos con Newell’s Old Boys por la Libertadores y el memorable que le ganamos en Montevideo con un reglamento tan extraño que, al ganar el partido se jugó, en el mismo momento, un alargue para definir el Campeón”.
-Increíble como semejante diferencia, en el 3:0.
-“También la final de la Intercontinental de 1988 que se ganó en Tokio contra el PSV con aquel agónico gol de Ostolaza que apenas traspasó la línea. Yo pienso que el árbitro lo dio porque sabía que no nos había cobrado un penal a De Lima en el transcurso del partido, la interminable definición por penales. Las victorias en el exterior siempre son recordadas sobre todo cuando son por Copas internacionales así como también las victorias clásicas”.
“AL LLEGAR AL CLUB LA SANIDAD TENÍA UN PRESTIGIO GANADO Y TRATÉ QUE SE MANTUVIERA”
–¿Qué condiciones se requieren para estar en la sanidad de Nacional?
-“En mi caso particular destaco que al llegar al club la Sanidad ya tenía un prestigio y un respeto ganado que traté por todos los medios que se mantuviera. El jugador nos tenía mucha confianza y sabía que ante todo éramos vigilantes de su salud. Lo importante es que vea ante una lesión que nos interesa más su salud que un resultado deportivo. Tenemos en tantos años recuerdos buenos y también de los otros. Siempre lo deportivo pasa a tener una influencia enorme. A modo de ejemplo, hubo dos casos similares con diferentes repercusiones”.
-¿Cuáles?
-“En un clásico dimos como apto para jugar a Iván Alonso y a los pocos minutos solicitó el cambio. Lo habíamos probado y nos pareció que podía jugar. Perdimos 3:0 y al otro día fuimos duramente criticados. Nos pasó lo mismo en otro momento con Tabaré Viudez en una final con Defensor pero como ganamos y salimos Campeones nadie llamó ni dijo nada”.
-Los resultados hacen la diferencia.
-“En la primera etapa de Alvaro Gutiérrez, como entrenador, hubo en el Apertura una importante cantidad de jugadores lesionados por lo que la prensa nos llamaba todos los días. Como el jugador que suplantaba al titular jugaba mejor que aquel, al no reaparecer el titular parecía que la lesión se prolongaba pero en realidad era que el técnico no nos apuraba. Como ganamos en ese Apertura todos los partidos menos uno, no hubo empates, salimos Campeones y no pasó nada”.
-Todo cambió…
-“Sí, de tal manera que en el último tiempo que trabajé en Nacional, algunos jugadores lesionados en un partido y no todos traían a la práctica siguiente los exámenes pedidos por el representante que nosotros no habíamos pedido, como consecuencia nos consultaba ya con un diagnóstico sin tener en cuenta la Clínica”.
-¿Historias de los viajes?
-“Compartimos muchos. El más exótico fue a China”.
-¿Lo sorprendió?
-“Son las anécdotas que más recuerdo por sus costumbres diferentes a las nuestras. Viajamos treinta y seis horas porque fuimos primero al lado Este de Estados Unidos, por lo que lo atravesamos de punta a punta con muchas escalas y ya estaba la prohibición de fumar en los Aeropuertos. Los que querían fumar lo tenían que hacer en lugares cerrados destinados a ello. Cuando llegamos Shangai nos esperaba la Marlboro Cup y regalaban cajillas de cigarrillos a todos, lo que me resultó una tremenda contradicción. Por un lado, los americanos se limitaban en no fumar y por otro lado a los asiáticos los inducían al vicio. Cuando arribamos traté de aprender con el intérprete algunas palabras del lenguaje cotidiano pero me fui imposible pues se trataba para mí de sonidos guturales imposibles de recordar. Viajamos con el cuerpo técnico en el cual estaban Miguel Puppo, entrenador y el Prof. Javier Carballo como Preparador Físico. Eran los comienzos de Alvaro Recoba como jugador antes de irse a Europa. Salimos Campeones y Alvaro fue goleador, elegido como el mejor jugador del Campeonato. Lo llamativo fue que como estaba en la Sub 20 y la Selección viajaba a los pocos días también a Shangai debió volver a hacer el viaje de las treinta y seis horas nuevamente ya que se negó a quedarse a esperarlos allí”.
-¿Qué jugadores lo deslumbraron?
-“El Chino Recoba con su pegada increíble y sus goles olímpicos. Fabián O’ Neil, Daniel Fonseca, Morro García, un tocado por la varita mágica siempre con goles importantes. Recuerdo que en un clásico entró al final, le hicieron penal, lo echaron enseguida –creo que ni tocó la pelota- y al otro día era tapa en todos los diarios”.
-¿El equipo del ’88?
-“La figura era el cuadro, no había una en especial aunque podría destacar a Hugo De León, como dirigía desde adentro de la cancha. Ernesto Vargas por todo lo antedicho, su ejemplo para los jóvenes. Luis Suárez, Nicolás Lodeiro, “Diente” López y otros jóvenes que se fueron tan rápido que no pudimos disfrutarlos. Con Luis mantuvimos contactos cada vez que venía al Uruguay a través de Walter Ferreira, que ya no está con nosotros”.
EL CIERRE Y LA CHARLA CON SU AMIGO WALTER FERREIRA
-¿Cómo fue salir de Nacional?
-“Al asumir la directiva presidida por José Luis Rodríguez, nos citó por separado a cada integrante de la sanidad. En la reunión tuve la sensación que querían gente joven y que me estaban invitando amablemente a que me retirara. Uno tiene a veces que percatarse que hay cosas que se dicen entrelíneas. Me ofrecían quedarme como asesor y yo sabía que también se lo habían propuesto a Suero y a Salvarrey. En ese momento significaba dejar lo que yo más quería: entrar a la cancha, las prácticas, por lo que salí de la reunión convencido que no seguía. Me fui a ver mi amigo Walter que estaba en el CTI de la Española y fue al que primero le comuniqué mi decisión de renunciar”.
-¿Sintió que era el final de la relación?
-“Fui a la DGI a cerrar la empresa unipersonal que me permitía trabajar en el Club Nacional de Fútbol, único trabajo que yo tenía pues ya estaba jubilado en mis otros trabajos. Al otro día presenté la renuncia entregando mi carné de libre acceso de AUF y la butaca que me correspondía en el Gran Parque Central. Me presenté en la Caja de Profesionales para acogerme a los beneficios jubilatorios correspondientes”.
“MI VIDA CAMBIÓ, VEO LOS PARTIDOS POR TV, SE SUFRE MUCHO MENOS”
-Una nueva etapa…
-“Mi vida cambió a partir del 1° de enero de 2016. Veo los partidos por TV. Se sufre mucho menos. Disfruto por primera vez a la familia a pleno. No tengo prácticas ni partidos ni viajes al exterior. Me encargo del jardín, corto el césped, hago podas, planto árboles y tomo el mate debajo de los pinos. Tengo tres hijos y ocho nietos que disfrutamos con mi señora. Valoro más que nunca la salud de mi familia y amigos”.
-¿Qué le dejó el fútbol?
-“Amigos y la satisfacción que al encontrarme con jugadores o ex jugadores que pasaron por el club nos detenemos a charlar aunque sea un ratito para comunicarnos, cómo estamos y a veces con un café de por medio. Siento la alegría que si alguien del ambiente va a la consulta con una de mis hijas, que es dermatóloga, le pregunten, ¿usted que es del Dr. Luvizio? Soy la hija y que le hablen bien de mí”.
El Dr. José Luvizio del fútbol al paraíso del hogar y la naturaleza. “Se ha dicho muchas veces que para que una persona se sienta realizada tiene que tener un hijo (tengo tres), debe plantar un árbol (ya planté varios), y tiene que escribir un libro. Esto último es lo pendiente pero estoy en eso ya que pienso hacerlo para contar mis vivencia con el fútbol y la medicina. Hoy disfruto. Estoy haciendo cursos de jardinería y paisajismo, en Solymar, lo comparto con la familia”. ¡Qué personaje!