Desde adentro del vestuario
Si no tienes calidad de jugadores, imposible, obtener grandes triunfos. Los jugadores son lo máximo; muchas veces se ha escrito esto, aquí.
No hay alternativa posible, nada sustituye al jugador.
Se podrá aportar conocimientos, trabajos, estrategias, nuevas formas de conducción, pero cuando pita el árbitro y comienza un partido, el artista, la estrella que debe “sacar las castañas del fuego” es el futbolista, nada lo suplanta.
También muchas veces se ha escrito, aquí, del valor del entrenador en un equipo. De la conducción técnica, del enfoque profesional que debe inducir a que un futbolista pueda nutrirse de más conocimientos, donde a la vez el entrenador cada día debe capacitarse más, anexando la misma a su experiencia, para poder volcar más conocimientos; sorteando los inconvenientes que se tienen y de cómo un entrenador, debe resolver con rapidez y eficacia.
A veces se puede sacar o hacer rendir mucho más de lo que se puede dar, y eso está implícito en la calidad del maestro.
De la virtud de “entrarle” en la cabeza al futbolista para que desarrolle la idea general, ya que es un juego colectivo, sin perder la inspiración personal porque esa es la fuente que abastece al juego.
Casi que se diría que es redundante aclarar estas dos cosas (los roles del jugador y el entrenador), pero es bueno aclararlo nuevamente.
Lo del entrenador es de aporte, pero también el jugador percibe muchas señales que este puede enviar a sus dirigidos, y estos creer en su trabajo, en su idea futbolística, en su proceder en la vida, ya que eso cuenta “en el paquete” que recibe el jugador y también el éxito debe acompañar sobre sus espaldas. Este binomio (jugador-entrenador) con una finalidad clara, debe ser lo más armónico posible, y cuando esto se alcanza es su punto más alto; hay resultados.
Con la estabilidad del entrenador el jugador se siente más seguro, no es que el orientador esté por arriba del futbolista, esta estabilidad hace rendir más al verdadero artista del futbol.
No es bajo ninguna circunstancia que el responsable técnico, es el que logra los trofeos, campeonatos o títulos, es simplemente una pieza más del andamiaje, una pieza importante, un conductor.
El director en una orquesta dirige, y desde esa posición, hace que la armonía de sus músicos, sea buena, si sus pupilos saben interpretar los movimientos y los arreglos de quien comanda, de lo contrario no habrá logrado el éxito; por eso es importante el director, en el futbol son los jugadores.
Para llegar al fin de esta nota transcribiré una entrevista que hizo nuestro colega entrenador Julián Jaime en su programa “La noche del futbol” en radio Imparcial hace unos días entrevistando al ex futbolista de Defensor Sporting y ahora entrenador; Gianni Michelini, donde sintetiza notablemente, lo que hemos descripto siempre.
Mucho valor tiene ya que viene de un futbolista tal declaración; es decir que viene desde adentro del vestuario; donde argumenta los 2 títulos logrados por los violetas en 5 temporadas, haciendo énfasis también en los conductores (Raúl Moller y Juan Ahuntchain) y en la política del club.
Decía Michelini:
“En un país donde es difícil romper los paradigmas, cuando nosotros subimos a mayores en el 87, Defensor ya tenía una apuesta fuerte a divisiones juveniles y en el 91 nace la escuelita de fútbol de Defensor Sporting, liderada por el Presidente Arsuaga, obviamente; en esos cinco tuvimos sólo dos técnicos…”