Derrota de punta
Peñarol sufrió en Maldonado y perdió 1:0 con Deportivo en el Estadio Domingo Burgueño. El aurinegro jugó mal y resignó la punta exclusiva del Clausura. La derrota lo bajó de la anual.
Peñarol perdió 1:0 con Deportivo Maldonado en el Estadio Domingo Burgueño y resignó tanto la punta exclusiva del Clausura –ahora junto a Nacional- como la anual donde Plaza Colonia afianzó su liderazgo. El aurinegro jugó mal, fue dominado por la confusión y luego cuando empujó más con el corazón que desde su repunte futbolístico, no encontró los espacios para alertar al arco de Danilo Lerda.
El equipo de Mauricio Larriera careció de sorpresa y velocidad. Recargó la presión en el juego aéreo pero no superó la fortaleza del local. Su ofensiva se hizo forzada, sin elaboración. El entrenador cambió con Nicolás Gaitán y también en la inclusión de Ignacio Laquintana pero no hubo caso. Entonces Peñarol sobrevoló la incertidumbre que recorrió en buena parte del partido anterior ante Rentistas, –también de enojo como Walter Gargano que estuvo en riesgo de expulsión- y se alejó de la versión del juego incisivo por las bandas y de la opción de pase constante, mostró su peor cara.
Agustín Álvarez Martínez, en su regreso, sin asistencia, no tuvo una posibilidad como consecuencia de la elaboración. El delantero apareció en el cierre con la única chance que rozó en un defensa. Facundo Torres tampoco incidió.
Deportivo Maldonado conmovió en su arranque explosivo con solidez defensiva en las dos líneas de cuatro y los pases largos. Kevin Dawson salvó el arco en una pelota de Eduardo Darias y en otra de Eduardo Darias. Guillermo Cotugno se perdió una chance neta. El golazo de Federico Ramos, en una gran jugada, le dio el sello de distinción merecido para su nueva victoria con argumentos contundentes desde la defensa a la forma de incomodar al rival.
Mientras Peñarol acumuló jugadores para avanzar, Deportivo Maldonado mantuvo el orden. El rojiverde de Francisco Palladino se llevó un triunfo resonante a pesar de la ausencia de Lucas Viatri. Al carbonero –dejó su invicto del Clausura- lo consumieron la tensión y los nervios de punta.