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Lamento sin colores

Defensor Sporting y Nacional igualaron 1:1 en el Estadio Franzini, por la undécima fecha del Torneo Apertura.




Gustavo Munúa, con tapabocas, y su indisimulable gesto de lamento por los dos puntos que dejó por el camino el equipo en los descuentos.


10 septiembre, 2020
Primera

 

Fue un empate con sabor poco: los futbolistas se marcharon a los camarines con una evidente mueca de malhumor en sus rostros, disconformes con el resultado final. Los violetas, porque fueron más y porque, a pesar de ello, por falta de definición no supieron ganar. Los tricolores, porque tenían los tres puntos en el bolsillo y en los descuentos dejaron dos por el camino.

 

Primera parte sin puntería local. Poco creíble las chances de gol que desperdiciaron Ignacio Laquintana –quedó solo frente al arquero y remató desviado- y Diego Coelho -cabezazo desde el borde del área chica que se perdió muy lejos del arco-. El dueño de casa fue superior en tenencia y manejo de balón, gracias a la muy buena generación de fútbol de Kevin Méndez y Adolfo Lima, sumamente activos y participativos. Pero falló a la hora de la definición, casi nada… El tricolor, sin funcionamiento colectivo, dependió exclusivamente del talento de Santiago Rodríguez, quien construyó jugadas de muy buen nivel individual, pero careció de compañía.

 

En el complemento, el violeta volvió a ser superior en lo futbolístico, aunque volvió a carecer de puntería y de esa pizca de fortuna que también se necesita en el fútbol. En los primeros quince minutos, generó nada menos que cuatro situaciones de real peligro. Tres fueron neutralizadas por Sergio Rochet –remates de Coelho, Laquintana y Zeballos- y una, en forma poco creíble, por Agustín Oliveros sobre la misma raya de gol.

 

Y bien lo dice el dicho popular: “Goles errados son goles en contra”. Pase filtrado de Felipe Carballo entre los zagueros contrarios al pique de Gonzalo Bergessio, y en desesperado intento por rechazar Alejandro González se barrió sobre el césped, con tanta mala suerte que su despeje rebotó en el goleador, la pelota se elevó, pasó por arriba del golero Bernardo Long y mansamente terminó besando la red.

 

El albo, sin merecerlo, se puso en ventaja en el minuto 61. La noche se comenzaba a teñir de tricolor: la fortuna estaba de su lado. Pero en fútbol no se puede cantar victoria hasta que el árbitro pita el final del juego. Se jugaban los minutos de descuento, y el local ya con más fuerzas y ganas que fútbol insistía en ataque. Y encontró su premio con el cabezazo de Álvaro Navarro, que como un misil perforó la resistencia del arquero albo.

 

En definitiva, el de esta noche fue un lamento sin colores.

 

Kevin Méndez se arriesga y van con la cabeza en busca del balón contra la pierna derecha bien arriba y amenazante de Gabriel Neves.