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De las clavículas para arriba




Jorge Fossati, el técnico de Peñarol, planifica con el cuerpo técnico la vuelta a Los Aromos.


10 febrero, 2014
Columnistas

El título de la nota es muy claro. En la actividad del fútbol cuando adelantas los procesos; con humanos jóvenes; se corre un riesgo, y es que el material que estas modelando no se adapte a esa evolución dentro de su cabeza, y puede ser absorbida de una manera triunfalista y no real.

Gastón Pereiro (18 años) entró  de cambio en partidos, debutando el 14 de enero; es decir que no hace un mes, y de titular en dos . El comentario posterior en prensa es que estamos frente a un verdadero crack.

Hoy de las clavículas para arriba hay que tener sumo cuidado. Porque en todo ser humano lo que está ubicado en ese lugar es la cabeza. Y dentro de ella puede haber cortocircuito y dejaremos a “muchos cracks que no llegaron”; como dice  la canción. Se nota que el muchacho es ubicado, pero sus ojos en las notas, ante los elogios un poco aventurados, denotan sorpresa, quizás porque el reportero tiene su misma edad o parecido.

Por otro lado pero siempre en el tema de “los escalones de la escalera” digamos como referencia que el gran Roque Máspoli fue el mejor entrenador  de América y luego del mundo en 1966; porque si se es campeón de esas dos cosas no hay nadie  más arriba. Sin embargo pudo ser entrenador de la selección de su país RECIEN en 1980. Es decir que 14 años después llegó  al último escalón de la escalera.

En una nota que vincula a Gerardo Pelusso en un reportaje al Economista Eduardo Ache, este argumenta que “Pelusso es el Etchamendi moderno”.

Gerardo Pelusso, entrenador de Nacional.

Gerardo Pelusso, entrenador de Nacional.

Uniendo las dos notas (sobre Pereiro y Pelusso) los resultados podrían ser diferentes, estoy escribiendo podrían.

Mientras que con Gerardo (Pelusso) es una garantía que él no se la cree; porque para ser igual al “Pulpa” hay que ser campeón de América y del Mundo, porque en esto el título de mejor lo da el ganar. Pero si todos sabemos que es un gran entrenador, de gran personalidad, con títulos sobre sus espaldas  y que sigue en proyección, teniendo mucho para dar aun. Y a él no lo va a cambiar ningún halago, porque sin duda fue un halago.

Con respecto a Pereiro esperemos los cambios de zapatos, que va a tener muchos en su carrera, sus momentos buenos y de los otros, sus reacciones. Es equilibrado en sus declaraciones y eso obra a favor de él, además de su calidad hasta ahora demostrada. Le han preguntado si piensa en Europa (y jugó  “una vuelta manzana” al decir del desaparecido  Mario Patrón). Vamos a esperar;  porque el que pierde si hay un desequilibrio es el propio jugador, su familia, el equipo y la futura selección; si sube los escalones. El que no pierde es el que pregunta.

Ahí el que va a tallar mucho es Pelusso en su conducción.

Jorge Fossati, entrenador de Peñarol.

Jorge Fossati, entrenador de Peñarol.

Y del otro lado tenemos a Fossati, un entrenador que ya dio muestras más que suficientes de su valor. Es decir que estamos frente a una situación diferente a la pasada; con la experiencia suficiente para encarrilar a los grandes a ser lo que fueron en su pasado internacionalmente. Pero para eso hay que esperar. El ejemplo de la selección mayor es el mejor. Y eso le hará bien al futbol uruguayo. La situación llevo a que Jorge Goncalvez  fuera “sacrificado”, y eso no estuvo bien, porque es un histórico de Peñarol.

“Resumiendo y concretando” (otro dicho de Mario Patrón); los entrenadores serán los encargados de hacer subir la escalera hasta el último escalón (pero el de arriba, no el de abajo) a sus muchachos y lograr que el fútbol local aumente su potencial y cuidar las cabezas de sus jugadores. Pero ojo que los entrenadores no manejamos el fútbol, manejan sus equipos, el fútbol lo manejan los dirigentes y lo comenta el periodismo.