Cuando el Profe De León puso a Manicera de half derecho
Retomo la biografía futbolística de Jorge Manicera. Hoy recordando un “clásico” –entre otros episodios de 1964 y 1965–, en el que aquel eximio back derecho o “centrojás”, fue colocado por primera vez de “jas” derecho por el Prof. José Ricardo De León, para que las chiquitas las hiciera lejos del área de Nacional.
El nuevo formato y cambio de nombre (tenfield.com) del sitio web, generó las transformaciones que se imponen en todo proceso de adaptación a los tiempos que avanzan. La permanente interactuación con quienes ahora ingresan a la página, permite extraer conclusiones que sirven para orientar el nuevo rumbo.
Varios cibernautas –incluidos algunos del exterior–, mostraron su curiosidad por el destino de las seis notas biográficas que había escrito y “colgado” en el anterior diseño, sobre la trayectoria de Jorge Manicera, interrogando para saber si la serie continuaría. Acostumbrados a que, luego de “colgados”, los textos se redireccionaban a archivos específicos, muchos mostraron su sorpresa por la modificación.
Hoy, al retomar la biografía de Manicera, llevamos tranquilidad a los cibernautas que podrán disponer de las notas anteriores ya que a la brevedad, también quedarán “colgadas” en sus carpetas, así como todo el material pasado que se había acumulado en el sitio desde su puesta en marcha en 2001. En consecuencia, retomamos la biografía que veníamos desarrollando en capítulos.
RENUNCIA DE ZEZÉ… ¡QUE NO TENÍA CONTRATO!
El fútbol atildado que caracterizaba a Jorge Manicera, de enorme técnica, con predominio de la pelota bien jugada partiendo “limpita” desde la propia zona defensiva, no era del agrado del técnico brasileño Zezé Moreira. Por este motivo y tal como había ocurrido en 1963, también en 1964 las apariciones del eximio zaguero en el primer equipo fueron esporádicas. Zezé se inclinó por mantener en la titularidad una “pareja de backs” –como se decía entonces–, con características propias y bien definidas. Con el No. 2 la fuerza y la potencia de Edgard Baeza y como No. 3 ese ícono en que ya se había convertido “Cococho” Alvarez. Ambos integraron una zaga histórica en Nacional, casi sin antecedentes –antes y después–, en la centenaria trayectoria del club. Los dos eran negros. “El Diario” de la noche definió perfectamente la situación. Los llamó “una muralla de azabache”…
La derrota ante Peñarol en el “clásico” del 18 de octubre de 1964 marcó el final de la primera etapa de Zezé Moreira en Nacional. Eran otros tiempos. El entrenador no tenía contrato con el club, ni escrito, ni firmado. Un simple acuerdo de palabra, de caballeros, mantuvo la relación desde la llegada del cotizado profesional brasileño. Con la presentación de su dimisión, que fue aceptada por la Comisión de Fútbol, se abrió una etapa de incertidumbre. Surgió el tradicional manejo de diversos nombres para sustituirlo, algo siempre común en todas las épocas.
Juan López, Ondino Viera, el brasileño Oswaldo Brandado que había dirigido a Independiente y luego trabajará en Peñarol, Enrique Fernández, José Minella, el periodista Marcelino Pérez, Renganeschi (desconocido hoy para nosotros) y hasta el propio Vladas Douksas que era titular indiscutido del equipo principal, integraron esa nómina. También se manejó la posibilidad de nombrar una novedosa Comisión Técnica integrada por los exjugadores de Nacional, Eugenio Galvalissi, Rodolfo Pini y Juan Carlos Taibo. Finalmente la elección para el cargo recayó en “Tony” Álvarez que dirigió hasta fin de año culminando un muy malo 1964 tricolor con Peñarol retomando el título de Campeón Uruguayo. En esta etapa de la conducción de “Tony” Álvarez, Manicera ingresó esporádicamente en tres partidos del torneo con triunfo ante Defensor y dos derrotas al hilo frente a Wanderers 0:1 y Fénix, nada menos que por 3:4.
Nacional culminó en tercer lugar en la Copa Uruguay, a más de diez puntos de diferencia con Peñarol que logró el título. Rampla Jrs. se consagró Vicecampeón con la dirección técnica de Hugo Bagnulo. En aquellos años, para cualquiera de los dos clubes “grandes”, quedar relegado en la tabla de posiciones por un “chico” equivalía a un rotundo fracaso.
“EL PROFE DE LEÓN” PONE A MANICERA DE HALF DERECHO
El de 1965 fue otro año aurinegro. El técnico argentino José Barreiro asumió la conducción de Nacional que no participó de la Copa Libertadores. Había sido destacado jugador de Chacarita, Racing y Estudiantes, con importante actuación como director técnico integrante del triunvirato, junto a Victorio Spinetto y José Della Torre, que dirigió a la selección de Argentina que se consagró Campeón del Sudamericano de 1959. El nuevo entrenador destinó el primer semestre para la promoción de jóvenes valores de los planteles de inferiores. Aineseder ocupó el puesto de back derecho (el de Baeza y Manicera), en tanto los dirigentes adquirieron al delantero argentino Pedro Prospitti. Se aguardaba la extensa recuperación de José Francisco Sanfilippo como apuesta para reconquistar el título de Campeón Uruguayo.
Pero… el técnico Barreiro se marchó a Buenos Aires después que diversos problemas con el plantel, determinó que los jugadores abandonaran la concentración el 11 de setiembre de 1965, previo al partido ante Sud América, por la primera rueda de la Copa Uruguaya que culminó con triunfo de los naranjitas por 2:0. Los dirigentes, urgidos por la necesidad de designar un conductor, apelaron provisoriamente al joven Prof. José Ricardo de León que dirigía la 5ta. división de Nacional desde el año anterior. El 26 de setiembre “El Profe” –como será conocido popularmente al adquirir gran fama en el fútbol uruguayo y del mundo–, comenzó a dirigir a Nacional en cinco partidos, tomando a su cargo, también, la preparación física.
El Prof. De León mantuvo el triángulo final que había iniciado el torneo, con Roberto Sosa, Manicera y Emilio Álvarez. Sumó tres triunfos consecutivos ante Racing, Colón y Rampla Jrs., llegando con desventajas de todo tipo al “clásico” ante Peñarol. Los aurinegros “pagaban dos pesos” –era el precio del boleto en las carreras de Maroñas–, en tanto muy pocos creían que Nacional podía, tan siquiera, alcanzar la igualdad.
Aquel 10 de octubre de 1965 fue un día muy especial. No sólo porque Nacional se puso en ganancia con gol de Ramos, lo que constituyó una sorpresa. También porque los albos sufrieron las lesiones de Emilio y Eliseo Álvarez quedando en la cancha con tan sólo nueve jugadores útiles. En aquellos tiempos sin cambios, si los lesionados podían mantenerse en pie, pasaban al ataque como figuras nominales, simplemente para molestar y merecer al menos –por las dudas–, la custodia de un adversario. Pero lo más importante de aquella tarde fue la variante táctica que introdujo el Prof. De León. ¡Colocó a Jorge Manicera como half derecho para marcar al peruano Juan Joya!
Muchas décadas después, en el libro “Mi revolución” donde escribí la biografía del Prof. De León, aquel entrenador que realmente conmovió las bases del fútbol uruguayo, explicó su decisión de entonces: “A Manicera le gustaba hacer chiquitas… ¡Que las chiquitas las hiciera contra la raya, porque si los de Peñarol le robaban la pelota, había tiempo para corregir el error. Pero, si las chiquitas las hacía dentro del área, estábamos fritos…”
Destacando la gran actuación de Nacional en desventaja numérica ante aquel “super” Peñarol, la Directiva encabezada por el Presidente Pons Etcheverry, realizó un homenaje al Prof. De León quién retornó a su puesto en 5ta. división, entregando el plantel a otro técnico argentino: Ricardo Emeterio Diez.
EL RETORNO DE SANFILIPPO DESPUES DE LA FRACTURA
El nuevo entrenador le otorgó la titularidad a Manicera, nuevamente en la plaza de back derecho, decisión que se mantuvo hasta el final de 1965. De este último tramo sobresale para esta historia el retorno de José Francisco Sanfilippo al primer equipo de Nacional. La misma fue rodeada de una enorme expectativa que se fue creando en los cotejos de la “Reserva”. Se trataba de los partidos de la entonces existente Segunda División (popularmente llamada “Reserva”), que componían el cotejo preliminar. Los equipos se integraban con los jugadores que quedaban fuera de los once titulares que actuaban en el encuentro de fondo o por aquellos que venían recuperándose de las lesiones. Aquellas “Reservas” eran espectaculares. Por ejemplo, en el equipo de Peñarol repleto de estrellas, en la “Reserva” actuaban jugadores de la talla de Sacía, Reznik, Alfano, Fierro, Etchechury, Obdulio Aguirre, Fonseca… ¡En fin, otro tiempo, mucho más lindo que el actual, sin duda alguna!
A la semana siguiente del clásico, el 17 de octubre de 1965, ante Danubio (camiseta negra con franja blanca en esa ocasión), una multitud que llenó las instalaciones del Estadio Centenario observó el retornó a la primera división de Nacional del “Nene” Sanfilippo. Se disputaba el último partido de la primera rueda. Los albos formaron con Sosa, Manicera y “Cococho”; Machado, Viera y Mario Méndez; el argentino Julio César Fernández, Ramos, Prospitti, Sanfilippo y Domingo Pérez. ¡Aquello resultó sensacional! El “Nene” convirtió los tres goles con los cuales Nacional estableció un rotundo 3:0. Uno de ellos fue marcado de “taco”. Pero un “tacazo” raro. Contra el arco de la Ámsterdam el notable jugador argentino estaba de espaldas a la valla defendida por el golero Mario Thul. Vino desde la izquierda un centro rasante, apenas elevado del suelo. Sanfilippo repentizó un gran gesto técnico movilizando su pierna izquierda de modo tal que golpeó la pelota con la suela en plancha del botín, mandándola dentro del arco.
El retorno de Sanfilippo fue impresionante. Al partido siguiente convirtió un gol a Cerro, luego otro a Racing, dos a Fénix, otro a Wanderers y dos a Sud América. Todos ellos al hilo. No anotó ante Colón y tampoco en el partido perdido ante Rampla Jrs., llegándose al “clásico” de la segunda rueda de la Copa Uruguaya. Peñarol ya se había consagrado Campeón Uruguayo en forma anticipada. Pero estaba en juego el título de invicto que conservaba y no quería perder justamente ante Nacional. Aquella tarde curiosamente gris, con amenaza de lluvia, la multitud anhelante aguardó la porfía porque se trataba del primer “clásico” en el que participaría Sanfilippo. ¿Nacional podría ganarle a Peñarol? ¿Sanfilippo convertiría goles? Cincuenta mil personas en las tribunas. Entre ellos yo, junto a mi padre, en el Palco Oficial. Allí, en la cancha, por un lado la defensa alba con Sosa, Manicera y “Cococho”; Cincunegui, Milton Viera y Méndez. Y por el otro aquel ataque que aún se recita de memoria: Abbadie, Rocha, Silva, Spencer y… Alfano, porque el peruano Joya estaba lesionado y no actuó.
El “clásico” tuvo un voltaje tremendo a partir del momento en que Sanfilippo abrió el tanteador. En su primer partido ante Peñarol el “Nene” no perdonó. Los ánimos se caldearon. Héctor Silva logró el empate. En el último minuto, contra el arco de la Colombes nuevamente Sanfilippo se fue en diagonal con la pelota dominada, rumbo al gol. Salió Mazurkiewicz e impidió la conquista evitando la derrota con arriesgada intervención. Los ánimos caldeados generaron una gresca polémica con la que concluyó el partido.