Crónica de viaje (2): el periplo de VTV y tenfield.com para seguir a la celeste en “Sete Lagoas”
El grupo de VTV y tenfield.com que llegó a "Sete Lagoas" para seguir detrás del sueño celeste captados esta noche antes de la salida de "Pasión Mundial". Junto a ellos, el bueno de Marcelo Abdala, un caballero que los atiende con toda gentileza en el "Solas de Palmeiras".
El grupo de VTV y tenfield.com que llegó a “Sete Lagoas” para seguir detrás del sueño celeste captados esta noche antes de la salida de “Pasión Mundial”. Junto a ellos, el bueno de Marcelo Abdala, un caballero que los atiende con toda gentileza en el “Solas de Palmeiras”.
Escribe: Atilio Garrido / Fotografías: Fernando González (enviados especiales)
La primera jornada mundialista de estos enviados especiales, terminó bastante entrada la madrugada de hoy. Como saben los cibernautas, estas crónicas –que escribo desde la Copa del Mundo de México’70-, curten diversos temas del andar por el mundo detrás del apasionante pique de la pelota. Anécdotas, situaciones curiosas y divertidas que ocurren en los viajes, a veces algún toque histórico sobre el lugar donde ponemos los pisantes. En fin, es una forma de compartir con los lectores, la vida de un enviado especial que cubre un evento deportivo. Es como llevarlos a todos ellos al lado, como compañeros de andanzas y peripecias, que tienen una sola finalidad. Informar lo más rápido posible, cumplir con el envío de los materiales para que lleguen a la cocina donde se procesan las noticias. En aquellos tiempos ya lejanos, cuando teníamos un lindo jopo y nos llevábamos el mundo por delante con nuestra ansiedad de ser mejores en sana competencia, los despachos llegaban a la redacción de “El Debate”, luego “El Diario” y finalmente “Ultimas Noticias”. Las notas se escribían en teletipos, aparatos que comparados con los que hoy ofrece la tecnología, aquellos eran maquiavélicos y de extrema lentitud. Hoy, el impresionante avance de este mundo loco, permite que uno mismo, desde cualquier lugar del planeta, uno mismo pueda subir al sitio, a la página web, los textos, las fotografías y las filmaciones.
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Este es el up-link que fue traído por cuatro funcionario de VTV desde Montevideo, por la ruta, para servir a la enorme teleaudiencia del canal.
En esta ocasión, junto con el “Gallego” González, venimos unidos al grupo de la señal VTV que realiza la cobertura de todo lo que ocurre con la selección de Uruguay, desde la salida de Montevideo hasta que termine el periplo en la Copa del Mundo que, ojalá sea metiendo otra chapa gigante para que nuestro pequeño gran país sea el único en la tierra que logró la hazaña única de conquistar dos “Maracanazos”. Vamos entonces a mencionar a estos compañeros de aventuras, un equipo de doce “jugadores” que desde ayer estamos mancomunados en informar al instante del tránsito de Uruguay en la Copa del Mundo 2014. La tarea comenzó el lunes 2 de junio cuando un auto alquilado por VTV y el camión que lleva el up-link y que a su vez cumple la función de móvil para transmisiones en vivo, salió de Montevideo en la mañana de ese día. Fueron habilitados para conducir los dos vehículos durante los 2.600 y pico de quilómetros que separan nuestra capital con “Sete Lagoas”, cuatro funcionarios. Robert Elliot (también a cargo del manejo de la estación satelital), Fernando Teixeira (más conocido como “Manolo”, especie del “Matucho” Figoli de las selecciones de Uruguay Campeón del Mundo de 1924, 1928 y 1930 que capitaneó José Nasazzi y la de 1950 al mando de “Obidulio”, que siempre estaba pronto para un “fregado o un lavado”), Marcelo Manzor encargado de subir la señal del up-link y Jorge Omar (el “Cabeza”, otro de los dispuestos para toda función). No es moco’e pavo venirse desde allá en ruta, manejando durante cuatro días, hasta legar el sábado 7 al condominio “Sitio de las Palmeras” donde queda el alojamiento elegido por la empresa para permanecer aquí. Entre las peripecias que pasaron en el trayecto, afrontaron una rotura de frenos en medio de la ruta, allá por donde el diablo perdió el poncho, en la salida de San Pablo, después que cruzaron un pueblito perdido en el mapa que no está ni en Google. Se llama Lavra…
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Ayer, lunes 9, en el vuelo “chárter” de Uruguay se completó el lote. Los jóvenes Fiorella Gutiérrez y Andrés Larrosa en sus funciones de productores, junto Sergio Gorzy y Juan Carlos Scelza en la función periodística, junto con los camarógrafos Martín Latallada al que llaman “Obama” por su parecido con el Presidente “Made in USA” y Marcelo Ruíz Díaz. En el aeropuerto de Belo Horizonte nos encontramos con la primera demora. Cuando los compañeros fueron a declarar las cámaras, lentes y todo lo que se necesita para la televisión, se encontraban, se encontraban dos cajas enormes que pesaban una tonelada. Los hombres de la “alfándega” las abrieron y se encontraron con… ¡los repuestos para reparar debidamente el camión del up-link que emparcharon en la ruta para poder llegar! Los bayanos se pusieron pesados, no querían dejarlos pasar e informaban que debíamos volver al otro día con un despachante de aduana para hacer el trámite de importación y realizar el “pagamento”. Insistíamos que eran repuestos para los frenos. Abrieron las cajas y, además de los frenos, venía un aparato nuevo y completo que se llama debio, es decir un equipo de limpia-parabrisas. Ahí los tipos se pusieron más pesados. Pensaron en un contrabando. El idioma portugués no es el mismo en todo este país-continente. A medida que uno deja las grandes urbes (Río-San Pablo), se hace más duro y difícil de entender. Por suerte chapamos bastante bien el portugués desde nuestra adolescencia cuando recibíamos, después de muchos esfuerzos, la revista “Placar”, especie de “El Gráfico” pero brasileño. El aduanero estaba duro y no quería aflojar. Al final, después de repetirnos varias veces que no se hacían excepciones, cuando pedimos “falar” con un superior, aflojó los músculos y dio vía libre a la montaña de bultos.
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Este es el set, estudio de televisión que se armó en la casa de Marcelo Abdala en el “Solas Das Palmeiras” desde donde se emite “Pasión Mundial”.
El viaje hasta el “Solar de Palmeiras”, camino a “Sete Lagoas”, nos pareció una eternidad. Aprovechamos para teclear en la computadora. Al final, en medio de ese paisaje serrano con vegetación frondosa, llegamos al condominio que lleva ese nombre. Marcelo Abdala –su dueño-, y Elías su gran amigo que gestionó dada la gran amistad con Ruben el de “Fonomanía” y Sergio Gorzy, la presencia de VTV en el “sitio”, como llaman en Brasil a estos lugares, se desvivieron en atenciones para agasajarnos. Con la ansiedad por “colgar” el material, lo único que necesitábamos era, simplemente, la conexión a internet. Dejamos las valijas tiradas sin ir hasta la casa donde nos alojaríamos y fuimos a otra construcción donde funciona la cocina, una amplia sala de juegos y otro estar con un enorme billar en el medio. “Ahí está internet” nos dijo gentilmente el bueno de Elías a quién le obsequiamos con un autógrafo el libro de nuestra autoría, “Maracaná – La historia secreta”. Todo fenómeno, pero… la conexión era más lenta que Carlos Reutemann, aquel piloto argentino de Fórmula 1 que en el Autódromo de Buenos Aires, cuando iba primero y tenía la carrera ganada, se quedó sin nafta faltando sólo 500 metros para cruzar la meta. El “Gallego” y yo nos desesperábamos. El “Chelo” Ruíz Díaz también porque no podía pasar los materiales para la “Cámara Celeste”. Sergio Gorzy con un resfrío de locos miraba sin entender nada. En la redacción de tenfield.com el “Pepe” Amorín, en contacto con nosotros, no tenía solución al tema. Al final, cuando ya el reloj marcaba el comienzo del nuevo día, llegó Marcelo ofreciendo su escritorio personal. Un lujo, en la zona alta de la vivienda, disponía de todas las comodidades, inclusive una buena conexión de internet. Recién, a partir de entonces, pudimos despachar los materiales. El reloj marcaba la una de la mañana. En la cocina encontré unos tallarines en una olla. Los calenté. Un poco de aceite, bastante ajo y luego un poco de “feijao preto” que permanecía en una olla calentándose al fuego de leña. Un poco de arroz y una copa de un buen vino de Bentos Goncalvez que el gentil Marcelo sirvió y compartió con nosotros haciendo el aguante. Lo acompañamos con queso “minas” –el típico de la región-, aflojando la tensión de un día duro.Recién entonces nos dirigimos a la “casa de gran hermano”, que compartimos con los once restantes compañeros. Junto al “Gallego” nos tocó una zapie pequeña, sin ropero, con un baño en el corredor que sirve a cuatro habitaciones. Miré el reloj y me dormí. Salute.
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