Comisión de fomento de picapedreros
En Uruguay nos inclinamos con mayor fuerza a buscar culpables y no responsables cuando el fútbol no funciona convenientemente; y en otras áreas del país también. Pues no seré la excepción, ni mucho menos, en este tema puntual.
40 AÑOS APLAUDIENDO
Después de décadas actores de la comunicación, dirigencia y parte de la afición han tomado conciencia del DRAMA que vivimos con las características salientes de obstrucción y neutralización de nuestros volantes. Sin embargo son directos culpables de haber priorizado (con aplauso, medalla y abrazo) a centenares de volantes caracterizados exclusivamente por su marca y temperamento. Les confieso que yo también me emociono cuando un uruguayo gana, a pierna firme, una pelota dividida. Pero todo empalidece cuando casi en forma sistemática le pasan la pelota a un contrario.
Ante el visto bueno de la cátedra (ahora ligeramente preocupada) hemos observado a nuestros volantes jugando de borde de área propia hasta la otra. Sin desdoble, sin pase de gol, sin versatilidad, sin remate al arco, sin cambio de frente, sin gol y apelando, en abuso, al pelotazo frontal que destroza a nuestros atacantes; obligados a jugar, una hora promedio, de espaldas al arquero contrario.
NACIONAL, PENAROL Y URUGUAY
Y esto pasa con los volantes de Peñarol en su gran mayoría; marcan casi bien; y atacan casi siempre mal.
Nacional, más atenuado a veces por juveniles, también está en la misma grisura. Cuando no juega Diego Pérez en la Selección mayor parece una herejía, sobre todo para buena parte de la comunicación, que junto a Alvaro González y Arévalo no esté Gargano.
No piensen ni un segundo que estoy a contramano de los que pregonan el equilibrio táctico en nuestro fútbol; pero coincidamos que con nuestros nobles picapedreros, salvo excepciones, estamos muy lejos del buen juego y mejores resultados.
Nota. Que nadie se ofenda por el termino picapedrero. Lo hago en el sentido más gráfico y en referencia exclusiva al juego que me apasiona.