Peñarol, un alma en pena. Volvió a perder con MC Torque, en su propia casa. Definitivo adiós al Clausura y considerable retroceso en la Tabla anual. Sin palabras. El ciudadano festejó con enorme alegría los tres puntos conquistados que le dieron una gran bocanada de oxígeno en la fatídica del descenso.

Simples insinuaciones en otra primera mitad deficiente del aurinegro. Lento, impreciso, apático, sin juego colectivo y mucho menos profundidad. Un disparo de Kevin Méndez desde dentro del área directo a las manos de Cristopher Fiermarín, lo único rescatable en ataque. A su frente, un celeste que fue ordenado en defensa y con dos remates de media distancia exigió a un seguro Kevin Dawson.

Ganas, lo único rescatable en filas del local en el complemento. Fútbol, parece ser una palabra que pasó de moda en Los Aromos. Nada, pero nada. No generó una sola situación de gol. Y para que el pésimo presente deportivo recrudeciera e hiciera mella en la piel, cayó el inesperado gol celeste en el minuto 88. Notable definición del argentino Nicolás Palavecino, para que MC Torque se diera el gusto de volver a ganar en el Campeón del Siglo. Lo que significó un auténtico golpe de nocaut para el aurinegro.

Peñarol, sin rumbo, sin levante.