Un resultado negativo para Peñarol. No pudo con Cerro, empató en el Estadio Centenario y se llenó de lamento por los dos puntos que el viento se llevó. Decepcionante presentación del equipo de Darío Rodríguez.

El albiceleste sacó ventaja con el gol de Nandín en la primera mitad.  Máximo beneficio de un error defensivo de un desconexo aurinegro que no funcionó como equipo. Entreverado, confuso en todas sus líneas, sin generar circuitos de juego, sin elaboración, “ciego” por el extremo izquierdo y con rendimientos individuales bajísimos. La movilidad de Arezo, lo único rescatable. En una palabra, regaló el período.

La conquista de Abel Hernández, en el arranque del complemento abrió la puerta de la esperanza al carbonero. Resultó ser un simple espejismo. Volvió a ser una sombra. Repitió errores de todo tipo, tamaño y color. Lento, irresoluto, no generó nada en ataque. Todo fue a empujones, a impulsos personales. De fútbol ni hablar. Cerro, se agrupó en el fondo, y sin pasar apuros hizo negocio.

Peñarol, gusto a nada.