Claro que es grave
“No se trata de hacer algunas cositas y que todo siga como está. Esto hay que cambiarlo. O nos ponemos las pilas o acá tenemos un problema grave”, dijo el Ministro del Interior, Eduardo Bonomi.
Sí, es que ya tenemos un problema grave, hace mucho tiempo y poco se hizo al respecto.
Esa es la realidad.
Ahora el gobierno cambió, felizmente para la gente que quiere al fútbol, para aportar la seguridad que tanto se reclamó y que nunca llegó.
La gravedad de todos los hechos luctuosos del fútbol, no aparece de golpe, ni por generación espontánea, ni porque no les guste a los revoltosos y violentos, el Frente Amplio, el Partido Nacional o el Partido Colorado.
No. A ellos no les importa quien manda, acaso tampoco lo consideren cuando le hacen daño a la gente, cuando matan, cuando hieren, cuando ocasionan desórdenes en los que rompen lo que encuentran a la mano, tiran al voleo y lo que es peor, no les importan si son chiquilines, jóvenes o veteranos que andan en la vuelta, tratando de protegerse de las violentísimas trifulcas.
El “todos somos culpables”, no es una frase, es la verdad.
Gobierno, policía, periodistas, nosotros, sí, que no le encontramos el tono, ni la forma, ni la manera de proceder ante la locura desatada.
No nos mantengamos al margen porque estamos involucrados también.
No supimos ayudar, ni en comisiones, ni en resoluciones, ni en nada de los operativos de seguridad para limpiar la cancha.
Que quede claro, Por lo menos, yo me siento así.
Desconforme totalmente por no haber contribuido o por no darme cuenta cómo hacerlo.
Acaso hicimos “cositas” y todo siguió igual.
Vale el mea culpa.
Ahora cambió el asunto. El protocolo de seguridad que propone el Ministerio va en serio.
Lo que pasó, lamentablemente muertos, heridos, lesionados y el miedo y el temor en los aficionados eso ya fue, pero quedó la cicatriz.
No hay devolución de vidas. Ni los heridos que aún no se han recuperado y la crónica nada dice, porque, muchas veces, no hay seguimiento de los lesionados.
El fútbol necesitaba una protección real, efectiva, que se viera, que la sintieran aquellos que no entienden nada bajo ningún régimen.
Si éste es el camino, recórranlo. Adelante, pues. Todos debemos colaborar. Los clubes, los dirigentes, el periodismo, todo el entorno de la seguridad con las medidas que correspondan.
No hay que desaprovechar este envión gubernamental.
Será difícil el retorno de la buena gente al fútbol, porque está desmotivada, descreída, desecha y desconfiada.
La familia, los niños, como antes, no, olvídese. Ahora no.
Deberán transcurrir los partidos, los clásicos, uno y otro y otro y muchos meses, para que el concepto de ir a divertirse al fútbol regrese a la familia uruguaya.
Mientras tanto …
“Acá tenemos un problema grave”, dijo el gobierno.
Hace mucho tiempo que ésto ya no da para más.
Aguardemos, por el fútbol y por la familia, que ésta vez, cambien las cosas.