Uruguay despachó a Chile en Santiago, y la esperanza mundial comienza a sostenerse en sólidos argumentos futbolísticos.  La “era Alonso” comenzó con números perfectos en las eliminatorias: doce puntos consecutivos, producto de dos triunfos de visitante y dos victorias de local.

Óptimo desempeño celeste en la primera mitad. Pese a la alineación, que podríamos denominar “mixta”, el equipo uruguayo demostró virtudes, como ser la presión alta que ejerció en campo rival, y que lo llevó a mostrarse como una fuerza superior, basándose en el despliegue y el manejo de Federico Valverde, de Rodrigo Bentancur y de Nicolás De La Cruz. Alcanza con señalar que el arquero trasandino Brayan Cortés resultó ser la figura de la etapa con atajadas sobresalientes, como, por ejemplo, aquella en la que desvió un potente disparo de media distancia de Federico Valvede. Otro disparo de Rodrigo Bentancur desde la media luna, así como un cabezazo a boca de jarro de Luis Suáre, también sirvieron para que Cortés se luciera.

Pero Uruguay sería mejor aún en el complemento, que mostró un dominio absoluto del equipo de Alonso, partiendo en dos a Chile. Con la presión alta que ejerció, la selección se apoderó del balón y decididamente se posicionó en campo contrario. Federico Valverde, con la colaboración de Giorgian De Arrascaeta, al manejo de la creación, provocó una y otra vez jugadas de real peligro. El gol se venía venir y, como no podía ser de otra manera, lo concretó Luis Suárez. El goleador histórico, con una perfecta chilena, la mandó a guardar. Merecida ventaja en el tanteador, que envalentonó aún más a los uruguayos y terminó por hundir anímicamente a los trasandinos.

Y llegó la frutilla de la torta con ese imparable balazo de Federico Valverde, que explotó en la red chilena para desatar la euforia de los celestes. ¡Qué final!

En imágenes: Uruguay y un broche de oro