Cerrito escribió una de las páginas más gloriosas de sus noventa y un años de historia. Se consagró campeón de Segunda y ascendió a Primera.

El auriverde, tras ocho temporadas regresa al círculo de privilegio del fútbol uruguayo.

El equipo de Marcenaro, fue el mejor del torneo. El que mejor jugó al fútbol y a nadie pudo extrañar que una fecha antes de la finalización lograra el premio mayor. Mezcla de juventud y jugadores de experiencia, con una defensa ordenada, un mediocampo de gran despligue y un ataque práctico y efectivo, comandado por el goleador y capitán Maximiliano Silvera.

Antes del partido, el cafetero ya se sabía ascendido, pese a ello, completó noventa minutos de buen fútbol, superando en lo colectivo a un Villa Española, empeñoso y luchador, que logró ponerse en ventaja por intermedio de Santiago López, pero no pudo sostenerla, por la expulsión de Jonathan Ríos y el formidable disparo de media distancia de Maximiliano Viera, que perforó la resistencia del arquero Facundo Silva, para sellar el empate y la conquista del ascenso y del título.

Cerrito es otra vez de primera. Villa Española, sumó un punto que lo mantuvo en la segunda posición, dependiendo de sí mismo para lograr el segundo ascenso directo.