Carne de cañón
Suena mi celular y del otro lado del teléfono me piden permiso para manejar mi nombre en un equipo de aquí. Respondo que si; ya que es mi profesión y no había entrenador al mando del equipo además el club estaba a la búsqueda de un nuevo responsable técnico. Cuando le digo: “dame un correo electrónico que te pueda enviar mi currículum”. La respuesta fue que no se necesitaba. “Estoy frito”; respondí; porque si una de las cosas que más cuido es mi trayectoria, y plasmarla en un documento; ante una elección democrática con carpetas arriba de la mesa, no sería lo que ocurriría, y lo que elegía era “un dedo”, entonces no tenia chance.
¿Vale poco la trayectoria?. ¿Vale poco la personalidad?. ¿Vale poco “saber y dominar la profesión”?. ¿Vale poco tener éxito?
¿Qué es lo que hace pesar en una elección de un entrenador?
¿Qué es lo que pesa en la decisión de cesar a un entrenador?
Pero si en un Block quirúrgico; presenciando el parto de su esposa un entrenador de futbol, le comenta al Dr. que está trayendo a un nuevo ser humano al mundo: “oiga Dr. ¿porqué no hace de tal manera el parto?”.
La respuesta no se hace esperar. “dedíquese a lo suyo y déjeme a mi; que de esto yo me encargo y sé”.
A la salida del Block, luego del nacimiento, todos están felices, pero el Dr. le comenta al entrenador: “todos felices pero el domingo que “calentura” me hizo agarrar con “tal” equipo. Como va a jugar con un solo punta, y además los cambios no eran así. Tuvo suerte que ganamos”.
El entrenador (al no tener valor su opinión de otra profesión y la suya ser juzgada por un ginecólogo), solo se ríe.
Como me decía el inolvidable Mario Patrón: “en cada manzana en Uruguay hay alguien que tiene el merito de ser campeón, ya sea como jugador o como entrenador; entonces Arielito este país es muy difícil, porque el resto de la manzana juzga”
La gran mayoría de los entrenadores la tenemos clara.