River Plate y Boston River le pusieron calor al miércoles de mañana, desde las 10:15 horas, en el Estadio Centenario. Se jugaron la ropa hasta el desenlace cargado de emoción, con los arcos en riesgo, y el grito de gol latente. El empate 1:1 se ajustó a los méritos de cada uno, aunque dejó sensaciones diferentes.

El darsenero de Jorge Fossati, con camiseta celeste –sin el DT suspendido y con Gonzalo Gutiérrez en el banco- se lamentó por las oportunidades perdidas en el ataque. Se ilusionó cuando encendió a Matías  Arezo y a Matías Alonso. Una vez más, Adrián Leites fue el gran organizador. El regreso de Mauro Da Luz, en el cierre, le dio el vértigo y la esperanza del gol que rondó el arco.

Sebastián Abreu, el técnico  y jugador de Boston River, se transformó en el gran argumento de su equipo. El delantero forjó el  repunte de la segunda parte. Resultó influyente, tanto como la dinámica del volante  José Alberti. La postura colectiva se reconvirtió con ambición. Hubo llegadas netas, y un gol anulado a Abreu en gran cabezazo, por una presunta falta a Viera –apenas. En el empate de Matías Rigoleto, de derecho, Abreu la bajó una vez más ganando en el área.

Los dos apostaron fuerte al ataque. El juego se hizo intenso, de ida y vuelta. Alejandro Martinuccio, el ex Peñarol, en su retorno al fútbol uruguayo dispuso de una posibilidad clara y definió de derecha, con imprecisión. Y estuvo otro gol anulado –Abreu se impuso en el área-, cuando no hubo falta al arquero Gastón Olveira.

River acechó al triunfo. Da Luz, Vigo y el último cabezazo de Calzada que contuvo Falcón y salvó el arco dieron emoción. Y los dos fueron por todo: cabeza a cabeza.