Peñarol volvió a sonreír
Los aurinegros se reencontraron con la alegría en el Clausura, al ganarle 5:2 a Boston River en Las Piedras. El equipo de Mauricio Larriera, cargado de cambios, se levantó con una gran ofensiva.
Peñarol recuperó la sonrisa el domingo en Las Piedras y, así, cerró una semana en la que también tuvo que sobrellevar la derrota copera como local. El aurinegro dio vuelta el partido y le ganó 5:2 a Boston River con dos goles de Ariel Nahuelpán, uno de Agustín Canobbio, un golazo de Facundo Torres y el quinto de Leandro Lozano en contra, ante la presión de Agustín Álvarez Martínez. El nuevo equipo de Mauricio Larriera, con seis cambios que abarcaron desde el arco de Neto Volpi hasta el ataque -pensando en la vuelta ante Athletico Paranaense-, desactivó la alarma a tiempo y dio vuelta el trámite. Es que Peñarol asimiló el cimbronazo que significó el golazo de Agustín Dávila, y se levantó para seguir expectante en el Clausura, con alcance en la pelea de la Anual.
Canobbio, aplaudido por los hinchas y en días difíciles, dio muestra una vez más de su fortaleza. El volante fue superlativo en el juego, con intensidad y avance permanente por derecha. Además, realizó una muy buena definición en el tercer grito y dio asistencias frecuentes.
Los dos goles de Ariel Nahuelpán le dieron aire al carbonero en un comienzo cargado de incertidumbre por el tanto de Dávila. El delantero empató de penal –una decisión polémica del árbitro Daniel Fedorczuk- y también conquistó el segundo conectando el centro de Facundo Torres, quien anticipó adecuadamente con destino al segundo grito de desahogo, frente a los hinchas.
El aurinegro superó la adversidad con sorpresa a través de las bandas y con Facundo Torres, libre, detrás de Nahuelpán. El equipo soltó a Agustín Canobbio por derecha, quien, cuando se asoció a Torres, generó desequilibrio. Antes de la conexión del segundo gol entre Torres y Nahuelpán, Peñarol vislumbró el segundo grito.
Boston River no disimuló su bronca con Fedorczuk en la primera parte. No se vio falta a Elizalde en el penal –sí una mano en el área-; además, antes había reclamado un penal por una pelota que dio en el brazo de Canobbio. La ventaja en el espectacular remate de Agustín Dávila ilusionó al elenco de Ignacio Ithurralde. Sin embargo, en el desarrollo se mostró vulnerable en zona defensiva.
La diferencia resultó abrumadora en la segunda parte. Los goles de Canobbio y de Torres –un golazo desde afuera del área- sellaron la victoria y el festejo de los hinchas. El quinto gol sobrevoló antes de la corrida de Álvarez Martínez, asistido por Canobbio, y el toque de Leandro Lozano contra su arco, tras el vano intento de despeje. Peñarol volvió a la alegría, y lo hizo con fútbol y con eficacia.