Aprender a empatar
Cristian "Cebolla" Rodríguez ante Bolivia en la ciudad de La Paz.
De la altura no hablo porque todas las veces que fui a La Paz fue en el 468. Para mí es como si estuvieran en la luna, los veo flotar como astronautas y me emociona cada penúltimo pique del Cebolla Rodríguez. Lo peor es ver más montañas encima del estadio… ¡Pensar que algunos querían que el maestro pusiera a Coates! ¿A tres mil seiscientos sumarle dos metros más? ¡Qué necesidad!
Cristian “Cebolla” Rodríguez ante Bolivia en la ciudad de La Paz.
De volver a jugar con jugadores del medio que tengan hambre, tampoco, porque ya lo hizo Niembro de la selección argentina, apenas el año pasado, y este año Argentina anduvo volando, con los mismos jugadores. El próximo partido de las eliminatorias es el año que viene.
Lo que me motiva a decir algo de la selección esta noche, es que Uruguay sabe perder. Supo perder con Argentina y también con Bolivia. Eso ya se sabía porque incluso en las eliminatorias pasadas Uruguay supo perder y muy bien.
“Aprender a perder es muy importante –me dijo el Tornillo Viera, sinceramente; él aprendió a ganar en Europa y a perder en Nacional y en Peñarol (en Nacional estuvo cinco años bancándose al Peñarol de los sesenta y en Peñarol los cinco años del Nacional del 71)-. Yo no podía ir a ver boxeo en Uruguay, porque cuando, para empezar la pelea, el árbitro gritaba “¡segundos afuera!” tenía que irme” confesó.
Pero no olvidemos tan rápido que esta selección –como el Tornillo en Grecia y en Eurocopa- además supo ganar, como hacía cuarenta años que no sabía. Hace un año y dos, reciencito nomás, supo ser semifinalista mundial y campeona de América… ¡si perdimos el invicto más largo de nuestra historia hace tres partidos!
Lo importante, en definitiva, no es saber perder ni saber ganar, eso ya lo aprendimos y es subsidiario. Lo que determina es aprender a empatarle a la realidad.
“Si le empatamos a la realidad le podemos ganar a cualquiera”, dijo Obdulio Varela. Pudo haberlo dicho Platón, pero lo cierto es que Obdulio Varela lo dijo. “A cualquiera”, dijo y se entiende, a la realidad también.
Si perdemos con la realidad, pensando que Uruguay es un desastre, “que se vaya Tabárez y se vaya Bauzá”, no podemos ganarle a nadie. Nunca ganamos cada vez que cambiamos, por decisión propia, la conducción del seleccionado en mitad de una eliminatoria. Si le ganamos a la realidad, creyendo que Uruguay era el Barcelona, cuando en ningún partido del Mundial tuvo la pelota más que su rival, tampoco podemos ganarle a nadie. Nunca ganamos vicariamente.
A la realidad se puede y se debe cambiarla, pero para eso tenemos que aprender a empatarle. Ya bajamos de La Paz. Ahora estamos volviendo en el 468.
