El cero de la polémica. Así se podría resumir el trámite de un partido que se jugó a lo largo de dos noches, la primera de ellas accidentada por razones extra futbolísticas.

Nacional se fue masticando bronca por fallos arbitrales que -notoriamente- lo perjudicaron. Fueron tres, y muy gruesos. En la lluviosa noche del domingo hubo una evidente mano de Hernán Figueredo en área propia, que Javier Burgos no pitó como penal. Pasemos al lunes: planchazo de Gonzalo Carneiro, ya amonestado, en perjuicio de Sergio Rochet. Debió recibir la segunda tarjeta amarilla y ser expulsado el atacante negriazul, por parte de Daniel Rodríguez. Pero hubo un error más grave, porque estuvo mal anulado el gol convertido por Juan Ignacio Ramírez, respecto del cual sancionó una inexistente posición adelantada el primer asistente, Horacio Ferreiro. Más de medio metro habilitado se encontraba el delantero.  

Liverpool hizo negocio y se llevó un punto del Gran Parque Central, que lo puso en lo más alto del Apertura.

En el pico, se le vio más enchufado y consistente al tricolor. Asumió el protagonismo, se posicionó en campo contrario y buscó por las bandas romper el cero. No lo consiguió, pero dejó en claro el equipo de Repetto que comienza a encontrar el equilibrio, así como un adecuado funcionamiento. Va a más… Aunque la realidad indicó que no pasó del empate y que, por lo tanto, volvió a dejar unidades por el camino en casa.