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El análisis a resultado visto

Tenfield.com hace un análisis de la temporada de Nacional. Sus momentos bisagra, su falta de convicción, sus puntos positivos y el balance a considerar.




Álvaro Recoba y Martín Lasarte, los entrenadores que condujeron a Nacional, versión 2024.


15 diciembre, 2024
Nacional

El principal objetivo deportivo de Nacional a nivel local es ser campeón uruguayo. Esto le sucede todos los años desde su existencia como club, por más factores extras o condicionantes que hayan surgido en el camino. Sin excusas.

 

¿Nacional fue campeón uruguayo en 2024? No. Entonces, el tricolor no cumplió su principal objetivo a nivel local. Eso es una realidad. Y ante este resultado, las diferentes reflexiones pueden ir desde haber sido una temporada “mala”, “mediocre”, o hasta catalogarla de “catástrofe”. Esto depende muchas veces del grado pasional de quien lo analiza o lo cuestiona.

 

Para muchos, sobre todo para el hincha fanático que no acepta otro efecto deportivo que no sea el de ganar, su análisis se basa exclusivamente sobre el resultado final para sacar sus propias conclusiones. Si mi equipo es campeón, está todo bien. Pero si no es campeón, está todo mal. En definitiva, el análisis general casi siempre es pasional. Pero frío a la vez.

 

Es cierto que ninguna excusa va a cambiar la realidad de Nacional en esta temporada, donde no cumplió la meta y no colmó las expectativas. Pero, vayamos a los contextos.

 

PUNTOS NEGATIVOS, A NIVEL DEPORTIVO

 

No fue Campeón Uruguayo. No ganó ninguno de los dos torneos cortos (Apertura y Clausura). Perdió el Campeonato Uruguayo contra su tradicional rival. Perdió la final de la Copa Uruguay ante Defensor Sporting. Fue eliminado en octavos de final de Copa Libertadores, cuando su tradicional rival alcanzó la semifinal en el mismo torneo. No clasificó al Mundial de Clubes.

 

Falto de convicción

 

Casi nunca aprovechó los pocos traspiés que tuvo Peñarol en el año para acortar diferencias. Como por ejemplo, en la misma fecha que el aurinegro perdió ante Wanderers, Nacional cayó ante Cerro. Cuando su tradicional rival empató con Deportivo Maldonado, Nacional igualó con Rampla Juniors. Cuando Peñarol no pudo con Cerro Largo, el tricolor tampoco pudo con River Plate. Cuando no tenía margen de error para no perder pisada, perdió con Rampla en un partido increíble. Y para colmo, en la anteúltima fecha del Clausura, empató con Danubio y dejó de depender de sí mismo para seguir con posibilidades.

 

En definitiva, siempre cuando tuvo que mostrar entereza para revertir la situación, siempre, se mostró falto de convicción y jamás pudo sobrepasar a Peñarol en la tabla de posiciones, que lo miró desde arriba durante todo el año.

 

Nacional tuvo muchas oportunidades para acortar diferencias pero fue tambaleando sobre un sobre un vaivén de resultados propios, que lo alejaron de las posibilidades y del título.

 

En la puerta del Mundial de Clubes

 

Más allá que la coronación de Botafogo como campeón de la Copa Libertadores confirmó que Nacional no iba a clasificar al Mundial de Clubes, por más que hubiese hecho más puntos que Olimpia. De todas maneras, en el momento cuando el tricolor quedó a un punto del equipo paraguayo para poder cumplir su propio objetivo, volvió a padecer de carácter y fortaleza. Sólo sumó un punto en sus últimos tres partidos en la Copa, no alcanzó el puntaje anhelado y su ilusión se esfumó antes de lo pensado.

 

Su partido bisagra: la derrota ante Rampla

 

Nacional venía de ganar el clásico ante Peñarol y había quedado en una alentadora posición en las tablas. Era primero en el Clausura, estaba a dos puntos del aurinegro en la Anual y dependía de sí mismo.

 

Sin embargo, en un partido increíble, perdió ante Rampla Juniors en la fecha 9° y la derrota lo volvió a poner entre las cuerdas. Después, en la fecha 14°, confirmó sus dudas y el empate ante Danubio condenó sus posibilidades.

 

La debacle: la final de Copa Uruguay

 

Su falta de convicción se volvió a confirmar en la final de la Copa Uruguay cuando cayó por penales ante Defensor Sporting. El tricolor ya había perdido el Campeonato Uruguayo, venía de recibir cuestionamientos de todo tipo y color y tenía una última oportunidad como para cerrar la temporada de una forma digna.

 

Sin embargo, otra vez Nacional demostró no estar apto para superar adversidades en este 2024. Se mostró falto de certeza, y su propio diablo, la falta de convicción, volvió a derrotarlo.

 

Irregularidad notoria

 

A lo largo de esta temporada 2024, en un principio con Álvaro Recoba como entrenador y después con Martín Lasarte en el cargo, Nacional ha tenido vaivenes futbolísticos de toda índole: hizo partidos al borde de la excelencia y otros donde el equipo fue superado y dejó más dudas que certezas.

 

Por momentos, mostró un funcionamiento colectivo casi que brillante, en los que llenó el ojo del hincha y lo reflejó en el resultado (porque tuvo muchas goleadas a su favor); y en otros, expuso un bajo nivel -con errores en líneas generales- que le costaron muy caro. Como por ejemplo, en las goleadas inesperadas que recibió en contra (0:3 ante Cerro o el 1:4 contra Fénix).

 

Incontables pruebas en el extremo izquierdo

 

A lo largo de la temporada, Nacional jamás pudo confirmar un nombre fijo para su extremo izquierdo. Un puesto que se mostró “rengo” en todo el año y fue una especie de “conejillo de india” debido a la cantidad de futbolistas que pasaron por dicha prueba, sin colmar las expectativas del entrenador.

 

En un principio, con Recoba como entrenador, fueron probados en el puesto: Gastón González, Christian Ébere, Jeremía Recoba, Diego Zabala, Renzo Sánchez y hasta el propio Rúben Bentancourt. Para la segunda parte del año, ya con Lasarte como técnico, a este “casting” por ganarse el puesto, se sumaron Alexis Castro y Mauricio Pereyra (probados fuera de puesto), Nicolás “Ojito” Rodríguez, el juvenil Guillermo López y hasta el mismo Nicolás “Diente” López.

 

Sin embargo, ninguno de ellos llenó el ojo al técnico y el extremo izquierdo terminó la temporada pidiendo a gritos su dueño. Fue una falencia notoria.

 

El centrodelantero: puesto sin dueño

 

El indicado para ser el nueve titular era Gonzalo Carneiro. Sin embargo, a mitad de temporada, se lesionó gravemente y abrió la polémica. Porque tras su ausencia, las pruebas en el puesto fueron incontables sin poder colmar las expectativas de los entrenadores de turno (Recoba y Lasarte). Para dicha posición, pasaron todos: Bentancourt, Ebere, Santander y Petit. Después, Herazo y el “Diente” López.

 

Si bien, el “Diente” pasó a ser determinante e indiscutido desde su llegada, casi nunca jugó de nueve natural. Fue segunda punta y el puesto del centrodelantero lo fueron alternando entre el resto de los atacantes, hasta el último partido del año. Fue otra falencia a nivel colectivo, que nunca fue aprobada.

 

Poca confianza a los juveniles

 

Cuando Guillermo López, Gonzalo Petit y Exequiel Mereles tuvieron su oportunidad, los tres asumieron el desafío con responsabilidad y mostraron el carácter necesario para exponer sus condiciones. Con buenos rendimientos y excelentes números, demostraron un llamativo temperamento que les permitió estar a la altura de las circunstancias.

 

Dio la sensación que no se les brindó la confianza que se ganaron en la cancha. Merecieron jugar mucho más de lo que jugaron. El hincha se expresó con impotencia ante la situación y criticó el mal manejo que hubo en ellos.

 

Y más, cuando los futbolistas involucrados se desempeñan en los puestos donde Nacional mostró más falencias.

 

PUNTOS POSITIVOS, A NIVEL RESULTADO

 

Fue campeón del Torneo Intermedio. Superó dos fases previas en Copa Libertadores (Always Ready y Puerto Cabello) y clasificó a la fase de grupos. Sólo Nacional en 2018, dirigido por Alexander Medina, había logrado avanzar de forma similar eliminando previamente a Chapecoense y Banfield, respectivamente.

 

Fue segundo en un grupo que compartió con River Plate (Argentina), Libertad (Paraguay) y Deportivo Táchira (Venezuela), logrando el primer objetivo de clasificar a octavos de final. Su producción internacional a nivel deportivo lo llevó a recaudar 6.340.000 dólares en Copa Libertadores. Una muy buena cifra.

 

No perdió en ninguno de los cinco partidos que jugó ante Peñarol en el año, entre amistosos y oficiales. El tricolor ganó dos y empató tres (dos de ellos triunfó en los penales).

 

Pese a que fue segundo en la tabla Anual, sumó 86 puntos siendo su cifra récord en el acumulado, superando los 85 que había sumado en 2018.

 

Momentos brillantes a nivel colectivo

 

Nacional tuvo goleadas aplastantes como el 6:2 ante Rampla, el 6:0 contra Danubio o el 6:0 con Fénix. En otras oportunidades, hizo de a cuatro y de a cinco goles. No obstante, se consolidó como el equipo más goleador del año.

 

En dichos partidos, mostró momentos exuberantes. Con una dinámica infalible y casi que una versión arrolladora para el rival. Más allá de no haber sido campeón, el equipo en líneas generales tuvo partidos puntuales, a nivel avasallante.

 

Individualidades a gran nivel

 

El resultado colectivo fue una historia paralela. Pero no hace falta esconder que Nacional tuvo individualidades de gran destaque. Como por ejemplo, el arquero Luis Mejía, quien mostró una seguridad regular durante toda la temporada. El lateral derecho, Leandro Lozano, quien expuso  una dinámica fuera de serie, y un ida y vuelta infernal por su sector. Hubo partidos en donde se le exigió transformarse en un carrilero, en un volante externo y hasta en un puntero derecho, y lo hizo con gran éxito.

 

La aparición del juvenil Lucas Sanabria, de 20 años, quien debutó con Recoba como entrenador. Mostró ser un mediocampista de ‘estilo moderno’, que puede jugar tanto como eje central, jugando más retrasado. O como interno, con más libertad para moverse a los costados o para irse al ataque. Entre sus virtudes, dejó en claro que es un todoterreno. Dinámico y con un recorrido incansable.

 

Nacional le devolvió a Christian Oliva el nivel que supo mostrar años atrás. En la medida que fue teniendo más oportunidades, fue aportando físico y creciendo en rendimiento, hasta el punto que se volvió fundamental e irremplazable en zona de volantes.

 

Párrafo aparte para el “Diente” López, a quien le bastó un poco más de un trimestre para mostrar toda su calidad, jerarquía y categoría.

 

Desde su llegada, marcó 12 goles en 18 partidos jugados. El “Diente”, asumió la responsabilidad de ser la figura destacada que es, y lo demostró en cada partido siendo el principal líder de casi todas las jugadas de ataque de su equipo. Fue pieza fundamental para ser el nexo entre la línea de volantes y la ofensiva, y superó todas las expectativas que había con su llegada. Hizo la diferencia.

 

Invicto en los clásicos

 

El primero del año fue de carácter amistoso por la Serie Río de La Plata: terminó 1:1 y ganó Nacional por penales (4:1). El segundo, también por la misma Copa, el tricolor venció 2:0.

 

El primero a nivel oficial (el tercero en el año), fue por el Torneo Apertura y terminó en empate 0:0. El cuarto, fue por la final del Torneo Intermedio, que finalizó igualado 1:1 y Nacional se terminó quedando con el título tras ganar en los penales (8:7). El último, por el Clausura, lo ganó Nacional 2:1.

 

Futuro alentador

 

La aparición de varios juveniles de la cantera evidenció el buen futuro que hay en Nacional a nivel formativo. El propio Sanabria, los ya mencionados Guillermo López, Gonzalo Petit y Exequiel Mereles, el mismo Jeremía Recoba o Jairo Amaro, demostraron estar a la altura de las exigencias de la camiseta y cuando les tocó jugar asumieron el desafío bajo un temperamento llamativo.

 

Nacional, y un análisis a resultado visto.