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Alejandro Martínez, el Profe de Racing, por el camino de Langlade con pasaje celeste en la que aún sigue soñando




El retrato del profesor Langlade detrás de Alejandro Martínez


29 septiembre, 2014
Fútbol Uruguayo Primera

Nuestro fotógrafo Fernando González eligió la pista de atletismo para ilustrar el reportaje a Alejandro Martínez, el preparador físico de Racing, el actual puntero del Apertura transcurridas siete fechas, sin lesiones musculares, ganando mucho en el cierre, con resto físico para definir tres partidos recientes en la hora, pero el Profe Martínez prefirió buscar en el ISEF (Instituto Superior de Educación Física) un retrato de Langlade.

El retrato del profesor Langlade detrás de Alejandro Martínez

El retrato del profesor Langlade detrás de Alejandro Martínez

 

Alberto Langlade fue un ícono de la educación física en Uruguay -nos dice Alejandro Martínez-, por eso el Instituto Superior de Educación Física de Uruguay se llama Alberto Langlade. Me acuerdo de cuando donó su biblioteca personal al Instituto, una biblioteca impresionante de un estudioso empedernido de la educación física. Hizo mucho por la preparación física en el Uruguay. Yo estudié con esos libros. Uno de mis libros de cabecera es “Fútbol de alto rendimiento” del profesor Alberto Langlade, es un libro fundamental que hasta el día de hoy sigo utilizando. Langlade ya profundizaba sobre el tema de la planificación, de la profesionalidad de los jugadores de fútbol, sobre la recuperación física. Ya en el año 70, Langlade escribía sobre la planificación del entrenamiento y de las cargas, de la mentalidad. En un libro llamado “Entrenamiento para la alta competencia”, hablaba sobre todo de la recuperación de los jugadores de fútbol, sobre la preparación psicológica del deportista, hacía mucho hincapié en lo psicológico para el alto nivel, sobre los controles del entrenamiento también. Además el libro tiene un reglamento de convivencia. Junto con “Maracaná, los laberintos de carácter” de Franklin Morales son libros de cabecera para mí. La de Langlade es mi escuela, absolutamente, siempre lo utilicé en todos mis trabajos, amén de toda la actualización y los estudios posteriores, obviamente, con las últimas técnicas.

-Conozco una anécdota muy linda de Langlade con el Tito Goncalvez -le dije-. Peñarol jugó un sábado (Langlade fue Profe histórico de Peñarol Campeón del Mundo y de la Selección). En cuanto terminó el partido, Tito Goncálvez levantó a su familia y se fueron a Casupá, pero ese domingo amaneció lluvioso y le arruinó la jornada. Al otro día tenía que salir a las seis de la mañana. Salió el sol en un cielo despejado de nubes y la mañanita estaba preciosa.

Dejá –le dijo a la señora–, no despiertes a los nenes. No voy nada. Nos vamos mañana.

Al otro día se presentó en Peñarol. Cuando llegó a Los Aromos, el profesor Langlade salió a recibirlo.

–¿Qué pasó ayer?

¿Sabe lo que pasa, profesor? Rompí la cadena del ventilador del auto en la ruta y no conseguí a ningún comisionista que me trajera un repuesto de la ciudad, porque no había correas de Mercedes. Recién ayer una persona que viajaba a Montevideo me trajo la correa…

–Está bien. Vaya que está por empezar el entrenamiento.

Al terminar la práctica, Tito pasaba para las duchas y Langlade lo llamó.

–¡Vení un poquito a la pieza!

¿Qué pasa, Profe?

Lo llevó a la piecita donde tenía sus cosas y se sentó a la mesa con lápiz y papel.

–Yo tengo una muchacha amiga que domina el alemán a la perfección –le dijo–. ¿Qué te parece si le mandamos una cartita a doña Mercedes Benz en Hamburgo explicando el desperfecto? Podemos ayudarlos a que superen un retraso tecnológico tan evidente ¿no? Porque nos están matando. Fijate vos que yo pensaba que eran los coches más perfectos del mundo y resulta que no es así…

Ta, Profe, perdone.

¿Qué le iba a decir? Si me estaba carpeteando… –me explicó el Tito en Las Acacias– No se quedó con la mentira. Era un amigo. Le teníamos un gran respeto y él lo tenía por el jugador. Pero había que seguir el trillo, porque sabía mucho y tenía mucho vestuario, ¡qué lo ibas a pasar!

–Está bien, no pasa nada, Capitán –me dijo–; hasta luego.

Y se terminó. Nada de sanción, ni multa, ni nada. Simplemente no lo hacías nunca más.

“Me acuerdo cuando nos despertaba en la concentración corriendo las cortinas y anunciándonos cómo estaba la mañana, cuántos grados de temperatura, la humedad ambiente, la nubosidad y el “buenos días, mis atletas“, con que nos saludaba” dice el Tito.

-¿Qué es lo más importante en tu profesión, Alejandro?

-Precisamente: ser docente. Nosotros, los preparadores físicos, somos docentes a través del movimiento.

Lo más importante es la formación del jugador de forma integral. No comparto que el éxito deportivo justifique toda nuestra práctica. Tenemos que tener como eje central de nuestra práctica, la formación de la persona.

El jugador de fútbol es muy generoso, es una persona que se entrega cien por cien al conocimiento del Profesor y nosotros tenemos que ser agradecidos al jugador de fútbol y darle conocimientos para que se forme no sólo para el fútbol sino para la vida, para que después de ser jugador de fútbol también pueda desarrollarse. El éxito pasa, el ganar pasa, pero siempre queda la persona.

"Nosotros somos facilitadores de que la motivación del jugador alcance sus objetivos"

“Nosotros somos facilitadores de que la motivación del jugador alcance sus objetivos”

Nunca debemos olvidar eso porque es el verdadero motivo de nuestra formación. Es ahí donde empezamos a darle un verdadero significado a nuestra práctica. Yo estaba leyendo al maestro Tabárez, donde dice -y yo lo comparto- que uno no es un motivador. La motivación es del jugador de fútbol encontrándole significado a su práctica, por qué y para qué hace lo que está haciendo. En “El camino es la recompensa” Tabárez habla de que la motivación es del jugador de fútbol y nosotros somos facilitadores de los objetivos que el jugador se planteó para su vida. Estoy de acuerdo.

-¿Haber sido futbolista profesional es una ventaja para tu profesión actual?

-Absolutamente. Me ayuda mucho haber sido futbolista (lo fue en Miramar Misiones y en Danubio) porque comprendo mucho los momentos que atraviesan los jugadores, lo que es la frustración cuando no se alcanzan los objetivos, la desmoralización que viene después de no alcanzarlos, el sacrificio de tener que volver a empezar, la postergación de la vida social a la que una profesión muy exigente limita mucho y comprendo también el elogio cuando uno gana, cuando le acarician el ego y eso puede hacer perder de vista los verdaderos objetivos, comprendo mucho la convivencia en grupo, que el grupo es lo más importante y si uno no respeta esa ley va a perecer, tener que respetar al compañero, convivir con quien piensa diferente, todo eso lo entiendo porque lo viví como jugador. La relación con el resultado, con la prensa, con el cobrar o no cobrar… Me ayudó muchísimo haberlo vivido.

-¿Qué experiencia te dejó el trabajo en la Selección?

-Lo primero un agradecimiento a Juan Ramón Carrasco que fue quien me llevó. Para mí la Selección fue lo más grande que me pasó como profesional. Toda mi vida soñé con la Selección y sigo soñando con la Selección. La Celeste es la mayor representación de valores y de comportamientos, dados por Nassazi y por Obdulio Varela. La primera vez que fuimos a jugar y salimos del Complejo Celeste y vi a la gente en las veredas aplaudiendo el ómnibus, sentí la responsabilidad de representar los sueños de toda esta gente y que no debe haber cosa más hermosa que estar en la Selección.

"Después de los entrenamientos, el Chino Recoba hacía traer la barrera para quedarse pegándole"

“Después de los entrenamientos, el Chino Recoba hacía traer la barrera para quedarse pegándole”

Como experiencia profesional me marcó porque me di cuenta, trabajando con esos jugadores, lo que es el alto nivel, por cómo vivían, cómo entrenaban jugadores como Diego López, como Darío Rodríguez, como el Chino Recoba -ahora que está de moda su pegada-; me acuerdo que después de los entrenamientos él hacía traer la barrera para quedarse pegándole. Martín Ligüera, Marcelo Zalayeta… era impresionante cómo ellos mismos tenían su suplementación y eran muy cuidadosos con su recuperación. El alto nivel requiere preparación, no se hace de un día para el otro.

-¿Cómo llegaste a Racing?

-Esta es mi tercera llegada al club. La primera se dio por Miguel Piazza en el año 2000. Ahí conocí al presidente Raúl Rodríguez y a su hijo Juan Pablo, que estaba en Primera División. Después llegué en el 2008 junto con Juan Verzeri y esta vez me contactaron el Presidente y el señor Boix. El club estaba en un momento difícil, con problemas económicos y muy comprometido en la tabla del descenso. Comenzamos a trabajar bajo la conducción de Raúl Rodríguez y de Darío Larrosa en la Gerencia Deportiva. En eso estamos, con un proyecto deportivo que ya lleva un año y medio y espero que se mantenga. De todas maneras yo termino mi contrato ahora porque el club tiene elecciones a fin de año.

-Mauricio Larriera…

-La contratación de Mauricio siempre fue una idea del Presidente. Una vez lo llamó y Mauricio no pudo venir porque estaba afincado en Paraguay. Después cuadró, se pudo lograr que viniera. Es una persona joven, muy preparada, muy formada, con una experiencia muy importante junto a Pelusso y que conoce mucho el club, jugó en él y se acopla perfectamente a lo que es el proyecto deportivo y hoy lo dirige.

-El actual Racing…

Es un club humilde, con un presupuesto muy bajo, está tercero en presupuesto contando de abajo para arriba. Los objetivos los escribió Mauricio Larriera. Los tenemos escritos en el vestuario. Todos los días tenemos que leerlos. El objetivo primero es mantener un estilo de juego. La prioridad fundamental es tener un estilo (al que Mauricio le gusta llamar “que luzca en la cancha para que después luzca en la tabla”), a través del cual generar un mejor Apertura que los tres anteriores en puntos, mejorar nuestra contundencia ofensiva a la vez que nuestro sistema defensivo y promover juveniles. A partir de eso todo lo que venga muchísimo mejor, pero vamos paso a paso y partido a partido. ¿para qué estamos? Otra vez voy a citar al maestro Tabárez en su libro que a mí me ayuda mucho: “si bien no nos sentimos mejores que nadie, sentimos que no vamos a ser fáciles para nadie”. O sea, vamos a ser un equipo competitivo. Tenemos posibilidades con todos los rivales. Ante todos podemos salir de igual a igual. Depende de nosotros, de nuestro trabajo, ser competitivos.

-¿Qué momentos te quedaron más grabados como preparador físico?

-El primero cuando empecé a trabajar en el fútbol, en la Liga Universitaria, con Arquitectura Juniors y Universidad Católica. Después mi debut en Primera División, con Julio Ribas, en Sud América, la ida a la Selección con Juan Ramón Carrasco y haber podido trabajar en Brasil (en el Paranaense) fue muy importante: el alto nivel en toda su dimensión, un club modelo en todo el mundo, con un Complejo de última generación, tanto que España lo eligió como su base de concentración para el Mundial, el trabajo en equipo con el Departamento Técnico, el Departamento de Fisiología, el de Sanidad, el de Psicología, permanentemente trabajando en coordinación para determinar los entrenamientos y el equipo que iba a salir a jugar. Después la definición la tomaba Juan (Carrasco) pero se hacía un trabajo previo muy meticuloso a alto nivel puro. Fue muy significativo para mí.

El Profesor Alejandro Martínez, preparador físico de La Escuelita de Sayago, otro protagonista de la actual sensación del torneo Apertura.

"La prioridad fundamental es tener un estilo, al que Mauricio (Larriera) le gusta llamar 'que luzca en la cancha para que después luzca en la tabla'"

“La prioridad fundamental es tener un estilo, al que Mauricio (Larriera) le gusta llamar ‘que luzca en la cancha para que después luzca en la tabla'”