“Pato” Aguilera: “Fue impresionante”
Carlos “Pato” Aguilera, a 36 años del gol de la gloria de Uruguay Campeón de América 1983 en el Estadio Octavio Mangabeira de Bahía, hoy el Arena Fonte Nova, donde jugarán los Celestes ante Perú por los octavos de final. “Fue impresionante, inolvidable. Si perdíamos con Brasil, que era un equipazo, había tercera final. La primera en el Estadio Centenario también había sido imponente. El cariño de la gente siempre fue lo más grande. No tiene precio”.
“Cada vez que Uruguay juega en Bahía, más allá del nuevo Estadio (Arena Fonte Nova) es en el mismo lugar y el recuerdo, eterno. En realidad, de casi todo, porque después del gol de cabeza, por el golpe, no me acuerdo de nada más. En ese momento el gol más importante de mi carrera no lo pude celebrar” cuenta el gran Carlos “Pato” Aguilera, de cabeza a la historia de Campeón de América 1983 en el Estadio Octavio Mangabeira, reconstruido en 2014 para el Mundial, luego de la gran jugada de Venancio Ramos, que superó a Junior y envió el centro para el grito uruguayo del Pato entre los dos zagueros. El 1:1 con Brasil y la Copa, luego del triunfo en el Estadio Centenario.
-¿Hoy le das mayor dimensión?
-“Si, lo valoras distinto. Es el paso de los años. Fue impresionante, inolvidable en todo sentido. Había un feeling impresionante con la gente. La primera final, en el Estadio Centenario, también había sido increíble, con las Tribunas repletas, los Taludes. En la cancha, me tenía que acercar a los compañeros porque no podía escucharlos. La convocatoria de Uruguay era espectacular”.
-¿Qué representó esa Copa?
-“La oportunidad de darle una alegría a la gente. El país pasaba por momentos difíciles. En el partido de Bahía, entró más gente de la capacidad que permitía el Estadio. Hoy lo remodelaron, está muy lindo. Aquella vez se habían agotado las entradas e igualmente llegaron hinchas brasileños. Después del gol, ¿sabes quiénes la pasaron mal? Los periodistas uruguayos. Claro, los relatores, la alegría y la reacción. Cómo bancaron el momento… Es para destacar. En esa época los hinchas no viajaban como en la actualidad al exterior. Adentro de la cancha hubo uno: Sergio Gorzy. No sé cómo hizo pero se ingenió y dio la vuelta olímpica ”.
“HABÍA GRAN PLANTEL, UN CUADRAZO”
-Uruguay tenía gran equipo. ¿A la distancia cómo lo recordas?
-“Sí, había gran plantel. Un cuadrazo. En ese año fracturaron a Fernando Morena contra Venezuela en el Estadio Centenario. Luis Acosta, el Loco, era titular y en el entretiempo, de la segunda final, entró Venancio (Ramos). Jugábamos la mayoría en el fútbol local menos Wilmar (Colombia) y Enzo (Francéscoli) en Argentina. Wilmar llegó el día del partido, durmió dos horas y la cancha.
-¿En esa final que te quedó del ambiente en el Estadio?
-“La multitud que había. Antes de jugar fuimos a un shopping de Bahía. En todos los programas deportivos se hablaba de Brasil – Uruguay. Decían ‘por favor que no nos pase lo de 1950’. Lo de Maracaná fue inigualable, incomparable. Para nosotros representó un incentivo. Si Brasil nos ganaba se definía en un tercer encuentro”.
“ANÍMICAMENTE ES PARA MARCAR ACÁ ESTAMOS NOSOTROS; EN EL ’83 LAS CAMISETAS ERAN CALADAS, JUGÁBAMOS A LA MANCHA CON LOS MOSQUITOS”
-¿Qué pensas de Uruguay – Perú el sábado?
-“Es un partido complicado. Al no jugar Farfán, Gareca va a cambiar el sistema. Hay que ver cómo se paran ellos y de qué manera. Ganando bien, sin sufrir lesiones, tenemos mucha chance de ser campeones de América. Después de ver a Brasil, dicen que merecía ganar pero la pelota hay que meterla en el arco. En la serie, Uruguay ganó bien en el debut, empató el ganable con Japón y tuvo posibilidades de hacer cinco goles, le ganó a Chile. Anímicamente es para marcar acá estamos nosotros”.
-¿El aspecto físico es clave en esta definición?
-“No tengas dudas. Al nivel que juegan casi todas las Selecciones, es influyente. El clima y la temperatura cambia según la región. Nos pasó en el ’83. En Bahía sentimos ese vapor que sofocaba. Era un Estadio grande y jugamos de noche. Las camisetas era caladas, jugábamos a la mancha con los mosquitos. Gracias a Dios nos hizo bien, el equipo supo darse cuenta lo que representaba, vivía la realidad, lo que sufría todo un pueblo. Me parece bárbaro que en el presente haya facilidades. Siempre quise jugar en la Selección, bien o mal, dejé todo”.