Ignacio Iturria: “A Súarez le justifico todo”
Ignacio Iturria.
A comienzos de los años 90, su obra explotó en las casas de subastas de arte más importantes de Estados Unidos y de Gran Bretaña. Y su mundo, una hermosa, lúdica y mágica combinación de elementos plásticos accesible a un público de todas las edades, se ha vuelto conocido desde que, siendo muy joven, comenzó a recorrer míticos museos, ferias y galerías, convirtiendo a Cadaqués en su segundo lugar en la Tierra y prestigiando al Uruguay con toda la pompa de quien tiene por destino triunfar en la Bienal de Venecia.
A caballo de un tesón rayano en la inconsciencia –después de todo, es vasco-, Ignacio Iturria ha cumplido la vieja máxima sanmartiniana: “Serás lo que debas ser o no serás nada”. Y ha sido, y seguirá siendo, un pintor de primer orden no solo por el éxito que ha cosechado en materia económica y crítica, sino porque es un maestro de las artes visuales sudamericanas que, según el galerista chino Zhang Chunling, “hace pensar sobre el sentido de la vida”.
En su esplendoroso taller de Carrasco, un hechizo formado por juguetes, osos pequeños, soldaditos de lata y cuadros, muchos, muchos cuadros que se acumulan e invitan al visitante a un viaje sin retorno, Iturria recibió a Tenfield.com y habló sobre su próxima exposición de obra reciente en el Museo Nacional de Artes Visuales y, por supuesto, sobre otra gran pasión que ha alimentado su vida: el Club Nacional de Football.
Desde Artime, el viejo ídolo a quien Ignacio imitaba en sus épocas de temperamental y talentoso número 9, pasando por Suárez, el nuevo ídolo al que el pintor define magistralmente en toda su complejidad, hasta los problemas internos que afrontó cuando tuvo que crear una obra por encargo de un alto directivo de Peñarol, el autor del cuadro más famoso en la historia de Nacional habló de todo con esa genialidad, esa inocencia y ese sentido infantil del entretenimiento que se han convertido en su marca de fábrica.
Una marca en la que la presencia del fútbol no puede llamar la atención porque, como recordó el genial escritor argentino Manuel Mujica Laínez en “Bomarzo”, su obra cumbre, “cada pintor se retrata a sí mismo, porque cada pintor recoge y subraya en el modelo lo que se le asemeja y se activa y brota a la superficie, llamado por su pasión”.
Aquí todos los capítulos de la nota a Ignacio Iturria.
