Adiós al invicto
Uruguay perdió merecidamente el clásico rioplatense como local; fue tan preocupante el resultado como el trámite y la superioridad argentina durante el segundo tiempo.
Nicolás De La Cruz, difuminado y con la mirada perdida, lamenta el resultado del clásico, mientras el capitán José María Giménez se toma la cabeza una vez que se hubo consumado la derrota.
Uruguay sufrió hoy por la noche una derrota dolorosa. Lógicamente, perder siempre duele, y mucho más ante el clásico rival. Es que el vigente campeón del mundo, pese a las notorias ausencias que limitaron las posibilidades de Scaloni, mostró todo su poderío. Y, también, su chapa de ganador, esta vez como visitante, en el Estadio Centenario.
SE RESPETARON EN DEMASÍA
Una primera mitad intensa, con dominio alternado, prolijo manejo de balón, y los arcos muy lejos. Cero justificado.
De arranque, impresionó mejor el celeste, que, con presión alta, obligó a retroceder a los albicelestes. Pero no logró nunca profundizar por banda. Aunque lo intentó, se repitió en intrascendentes toques laterales. Todo demasiado paciente, previsible, sin vértigo ni ese necesario pase filtrado. En una palabra, no logró inquietar a Emiliano Martínez, quien, con solvencia, se limitó a descolgar un par de centros.
Poco a poco, los argentinos se fueron soltando y apostando a rápidas transiciones. Con las diagonales de un activo Giuliano Simeone, emparejaron el trámite. Y generaron la única acción de peligro, que desactivó jugándose la ropa José María Giménez.
DOMINIO ARGENTINO
Complemento de neto tono blanco y celeste. Alcanza y sobra con una constatación: Sergio Rochet fue la mejor figura de la cancha.
Se enchufaron los talentosos volantes argentinos Enzo Fernández y Alexis Mac Allister y le pusieron mango a la pelota. Un solo equipo apareció, entonces, -el visitante-, que impuso condiciones e inclinó la cancha hacia el arco local. Toque para acá, toque para allá, ante la asombrosa pasividad del conjunto uruguayo, que parecía parado en el campo.
Así, Rochet salvó una, dos y hasta tres veces la caída de su valla. El gol albiceleste se venía venir desde la Torre de los Homenajes. Y llegó con un soberbio derechazo de Thiago Almada que se clavó en el ángulo superior izquierdo del arco charrúa. Golazo, al mejor estilo de Juan Sebastián Verón, y ventaja argentina.
Los celestes, desgatados físicamente, se movieron en base a la voluntad y al empuje e intentaron una reacción que, cacofónicamente, quedó en simple insinuación. Es que la pelota siguió siendo propiedad de los Campeones del Mundo, que la manejaron con inteligencia, oficio y timing, hasta concretar un merecido triunfo.
Uruguay jugó poco y mal. Y, un dato no menor: le dijo adiós al invicto en casa.
URUGUAY 0:1 ARGENTINA
Cancha: Estadio Centenario.
Juez: Juan Benítez. Asistentes: Eduardo Cardozo y Milciades Saldívar.
Cuarto árbitro: Carlos Benítez. VAR: Derlis López y José Cuevas (Jueces de Paraguay).
URUGUAY: Sergio Rochet, Nahitan Nández, Ronald Araújo, José María Giménez, Mathías Olivera, Federico Valverde (71′ Rodrigo Aguirre), Rodrigo Bentancur, Giorgian De Arrascaeta (41′ Nicolás De La Cruz), Facundo Pellistri (57′ Brian Rodríguez), Darwin Núñez (71′ Federico Viñas) y Maximiliano Araújo. Director técnico: Marcelo Bielsa. Suplentes: Santiago Mele, Franco Israel, Sebastián Cáceres, Santiago Bueno, Guillermo Varela, Marcelo Saracchi, Nicolás Fonseca y Luciano Rodríguez.
ARGENTINA: Emiliano Martínez, Nahuel Molina, Cristian Romero, Nicolás Otamendi, Nicolás Tagliafico, Enzo Fernández, Alexis Mac Allister (79′ Exequiel Palacios), Leandro Paredes (86′ Leonardo Balerdi), Thiago Almada (86′ Ángel Correa), Giuliano Simeone (68′ Nicolás González) y Julián Álvarez. Director técnico: Lionel Scaloni. Suplentes: Gerónimo Rulli, Walter Benítez, Facundo Medina, Germán Pezzella, Rodrigo De Paul, Nicolás Paz, Benjamín Domínguez y Santiago Castro.
GOL: 67′ Thiago Almada (A).
Expulsado: 90’+4 Nicolás González (A).
Tarjetas amarillas: 63′ Nahitan Nández (U), 85′ Mathías Olivera (U), 90′ Julián Álvarez (A).
