Peñarol con su fórmula preferida, gol de Matías Arezo. El goleador metió la cabeza, aseguró los tres puntos y la punta.

Primera parte de golazos. El aurinegro de alternativa asumió el protagonismo y mereció mejor suerte. Resultó ser superior en lo futbolístico, ofendiendo por derecha con el tándem Aguirregaray-Méndez, que le otorgó desborde y profundidad. No estuvo fino en el puntillazo final, careció de definición. La visita, sin contención en el medio, la sacó barata gracias al espectacular derechazo de Maximiliano Cantera que abrió el tanteador, que a los pocos minutos igualó Carlos Sánchez, con un sensacional zurdazo rasante.

Complemento de manejo aurinegro, que siguió siendo superior y “cargó” el partido en sus hombros. Y fue al frente, por derecha, por izquierda. Se mostró siempre incisivo, y consiguió su premio, con un preciso cabezazo de Matías Arezo. El goleador no perdonó. Es la fórmula de gol y de triunfo carbonero. Intratable y siempre desequilibrante. La tribuna ya comienza a corear su nombre con cierto grado de idolatría.

Peñarol en lo más alto. Arezo y siempre Arezo.