Peñarol volvió a ser feroz
Peñarol lo dio vuelta en un tiempo de lujo, que fue inolvidable para el letal Rubén Bentancourt, artífice de los tres goles frente a Cerrito. El aurinegro sigue liderando el Clausura y la Anual.
Peñarol retomó la senda de la victoria en la gran noche de inspiración omnipresente de Rubén Bentancourt. El aurinegro le ganó 3:1 a Cerrito en un tiempo feroz del delantero, de parecido físico a Edinson Cavani, y al mejor estilo de la versión local del crack salteño en el área. En el caso del ex Boston River, estuvo a la altura, sustituyendo nada menos que a Agustín Álvarez Martínez –una baja tan significativa como la de Facundo Torres- con la estirpe de los que dejan su huella marcada. El atacante definió a lo grande y ganó confianza para estabilizar a Peñarol en la punta del Clausura, y también en lo más alto de la Anual. Todo se dio en un tramo en que el carbonero comenzó perdiendo tras un golazo de Maximiliano Silvera y en el que, sin embargo, se recompuso con la faceta que mejor explota el equipo de Mauricio Larriera: velocidad por las bandas, presión e intensidad para atacar y generar espacios.
Agustín Canobbio y Giovanni González se asociaron en el costado derecho. Antes del empate parcial, hubo una pelota en un centro que dio en el ángulo. El aluvión asomó desde el anticipo de Bentancourt de cabeza para empatar. La lesión de Nicolás Gaitán, traumática en otro momento, pasó inadvertida dentro de semejante panorama, cargado de presión. Canobbio y Ramos intervinieron en la elaboración del segundo, que Bentancourt también resolvió a la red. La velocidad de Ignacio Laquintana, en un gran contragolpe, sirvió el tercero para el protagonista excluyente de la cancha.
Cerrito se adelantó desde el comienzo a jugar con la decisión que lo caracteriza. Sorprendió en el fantástico golazo de Silvera y se paró en campo adversario. En ese inicio, el auriverde soñó en grande. Sin embargo, pese a la intensidad que mostró, terminó siendo vulnerado por los argumentos de Peñarol. En definitiva, no encontró la fórmula para frenar el vértigo que Peñarol mostró por los laterales.
Después llegaron los cambios de ambos lados. Larriera tomó la precaución en base a la amarilla a Ramos, y mandó adentro a Valentín Rodríguez. Marcenaro también modificó el tablero para intentar hacer resurgir a Cerrito, pese a lo cual el destino del partido no se alteró. Peñarol controló el desarrollo y mantuvo la pelota –a veces se excedió en toques, arriesgando desde la salida- para alejar a su adversario de Dawson. El destino, no obstante ello, ya 0se había sellado. Para -nada menos- volver a la alegría y seguir arriba.