Peñarol: corazón y empate
Liverpool y Peñarol empataron 3:3 un partido cambiante en el Estadio Belvedere. El negriazul ganaba por tres goles, pero el aurinegro resurgió en la segunda parte.
El empate 3:3 de Liverpool y Peñarol ofreció un partido increíble en el Estadio Belvedere. El negriazul ganaba por tres goles gracias a su fútbol ofensivo, pero sufrió por la reacción del aurinegro. Más allá del resultado, que no le sirvió a ninguno y alejó a ambos del Apertura, el aurinegro remontó y resurgió anímicamente.
Todo fue de Liverpool en los primeros sesenta minutos de fútbol intenso, conectado con su mejor desempeño ofensivo, gracias al cual abrumó a su rival. Los goles de los delanteros Federico Martínez y Sebastián Fernández, ambos de cabeza, reflejaron el dominio en la primera parte. El juvenil Nicolás Martirena, lateral derecho, fue un atacante más, con avance permanente.
Y la producción superlativa no hizo extrañar al goleador histórico Ignacio Ramírez. Luego, Alan Medina selló el formidable ataque en el tercer tanto. Parecía goleada. Pero al final, en un vuelco inesperado, el equipo de Jorge Bava sufrió. Antes del segundo penal de Pablo Ceppelini, el de de la igualdad definitiva, hubo un cierre bárbaro de Nicolás Martirena evitando un gol.
Peñarol arrancó apagado, sofocado en lo defensivo, y repuntó. El despliegue de Agustín Canobbio y el gran repunte de Giovanni González, en la derecha, lideraron la reacción. Ceppelini, de penal –tras una falta a Torres- y un golazo espectacular de Álvarez Martínez, de chilena, revitalizaron a un carbonero que, de camiseta gris, insistió. Hasta que el penal a Giovanni González dejó a Ceppelini en la nueva ejecución a la red. El conjunto dirigido por Mauricio Larriera se llevó un punto que sumó sobre todo en lo anímico, después de la sonrisa clásica conseguida en la Copa Sudamericana.