A Peñarol lo dieron vuelta
Peñarol perdió 3:1 con Plaza Colonia en el Estadio Campeón del Siglo, y se despidió del Campeonato Uruguayo. El aurinegro ganaba 1:0, se cayó y terminó siendo superado claramente.
Peñarol perdió más que un partido en el Estadio Campeón del Siglo: al caer 3:1 con Plaza Colonia, se terminó de despedir del Clausura. Esta vez, exhibió la imagen contrapuesta a la de su reacción del domingo pasado desde el juego. Y ni siquiera se recompuso en lo anímico. No le alcanzó con la ventaja en la pelota quieta de David Terans –sustituido por una decisión técnica de Mauricio Larriera que no se entendió- que dio en el horizontal y picó adentro, luego del rebote en el arquero Santiago Mele. Las manos vacías del final reflejaron una derrota que se vislumbró en el segundo tiempo, donde al carbonero lo superaron claramente.
La derrota aurinegra también resultó estratégica ante Plaza. El equipo de Eduardo Espinel –volvió a ganar en el CDS, como lo había hecho en el Clausura 2016- reafirmó su fortaleza defensiva con valor agregado en el juego aéreo. Hizo gala de una gran eficacia en el empate de Facundo Píriz, producto de una desatención del fondo, y luego tomó protagonismo, ejerciendo notoria supremacía en el desarrollo. Mantiene, así, su ilusión de clasificar a la Copa Sudamericana.
Las llegadas sucesivas de Plaza en el segundo tramo vislumbraron la sonrisa del visitante. Hubo dos de Juan Cruz Mascia antes del 2:1 de Haibrany Ruiz Díaz, de cabeza. Y el contragolpe con el brasileño Diogo, a minutos de su ingreso, potenció al máximo todas las concesiones.
La iniciativa de Peñarol acelerando por las bandas se diluyó en una ráfaga. La apuesta de Larriera de elegir a Ariel Nahuelpán por sobre Terans no funcionó, porque el delantero no fue asistido. De hecho, ni el argentino ni Agustín Álvarez Martínez fueron abastecidos. El equipo de Mauricio Larriera se transformó en un aluvión de errores defensivos, y no consiguió disimular semejante debilidad.
Plaza se hizo un verdadero festival en el contraataque, y ganó siempre de arriba. Potenció al máximo todos los errores forzados y, cuando no los propició, también. A Peñarol lo dieron vuelta.