El cero, en definitiva el empate, fue negocio para Nacional. Rescató un punto jugando con un hombre de menos, lo que le permitió mantenerse a tiro de la punta y por encima del tradicional adversario. Plaza perdonó por falta de puntería. Ese fue su pecado. Y Luis Mejía fue la explicación del cero en la primera parte. Cuatro estupendas intervenciones del arquero panameño ahogaron el grito de gol local. El coloniense se mostró como una fuerza colectiva superior con el brasileño Leonai como eje de juego, y con un Facundo Kidd que se proyectó por izquierda con peligro. La correcta expulsión de Gonzalo Bergessio – le aplicó un manotazo en pleno rostro a Calleros- condicionó al tricolor, que sintió el impacto y la ausencia de su capitán, y se limitó a replegar líneas sobre su propia valla. Se olvidó de atacar.

El complemento resultó parejo, ya que no se notó en cancha el hombre de menos en filas albas. El equipo de Munúa emparejó el trámite, con el orden y el despliegue de sus volantes, y no le permitió al dueño de casa manejar el balón, quitándole así la posibilidad de ofender con la velocidad de Dibble y de Quintana. Se jugó lejos de los arcos. Con decir que Iván Cartes fue un simple espectador –un solo remate y desviado de “Chori” Castro- y Mejía se encargó de descolgar un par de centros con absoluta tranquilidad.

Igualdad que se reflejó en el gesto de satisfacción del grande y en el dejo a sinsabor de los “patablancas”.