Jorge Etcheverry: “Polilla es Dios”
Jorge Etcheverry a los 51 años lleva la violeta en el corazón. Intendente del Estadio Luis Franzini desde 2004, antes se desempeñó en el Complejo Eduardo Arsuaga, del hincha al delegado de formativas que fichó a los juveniles que luego vio triunfar y deslumbrar en primera antes del despegue al mundo del fútbol. El sentimiento por Defensor Sporting “cuando gana voy a la luna y si pierde el lunes estoy acá, con la camiseta”. Los ídolos, “Polilla (Da Silva) es Dios” y las sorpresas: “A Andy Fleurquin cuando se retiró le regalé un pan de césped del Franzini y a Nico Olivera, un asado en la cancha, fue la última vez de las luces viejas. Fue impresionante. Nadie hizo esa locura”. La mística y los títulos conquistados “seguimos siendo el único club que dio la vuelta olímpica de izquierda a derecha. Rompió la historia. Eso se inculca. Se hace con solidaridad, con el fervor de querer, siendo honrado con Defensor”.¡Qué personaje!
“Soy el Intendente del Estadio Luis Franzini desde 2004. Juan Ramón Tejera era el entrenador. Anteriormente también trabajé en el Complejo Eduardo Arsuaga. Fueron muchos años con el utilero del plantel, Walter “Sordo” Silva. Aprendí los códigos de la vida y del fútbol” cuenta Jorge Etcheverry, a los 51 años.
-¿Qué te marcó?
-“Lo que se habla en el vestuario pertenece al entrenador y los jugadores. Queda ahí. Tengo un dicho que los vestuarios no tienen oídos, tosen…”.
–¿Cómo se originó tu relación con el club?
-“Antes de la función laboral fui delegado de formativas. Se dio el caso de jugadores que fiché y después los vi crecer, con 13, 14 años, como Andrés (Fleurquin), Nico (Olivera), Tabaré Silva, Alejandro Traversa, Pablo Hernández, Gabriel Alvez, el Flaco Abreu”.
-Hicieron el camino juntos.
-“Es mutuo, también pasa hoy con la gente que gobierna al club o en el futuro. Hacen muchos años ellos eran compañeros nuestros en inferiores. Están en un ámbito de trabajo y vas formando un Defensor Sporting mejor”.
“SI GANA DEFENSOR VOY A LA LUNA, SI PIERDE EL LUNES ESTOY CON LA CAMISETA”
-¿El sentimiento lo hace distinto?
-“Es algo que uno trata de inculcarles a los compañeros de trabajo, de la responsabilidad en el cargo. Hay que asumir el error, comerse la banana que está verde. Es el formato de querer a la institución, tengo 51 años. Cuando tenía 14, 15 años vine a la sexta división como jugador. Pierdo a mi madre, a mi abuela y mi vida dio una vuelta carnero. Después de formativas, el recorrido del 70% de mi vida. Mis hijos nacieron acá, soy abuelo. Es nuestra casa. Cuando gana Defensor voy a la luna. Si pierde y nos metemos bajo tierra, el lunes hay que venir. Es especial hacerlo con la camiseta. No hay más orgullo. Me pongo la corbata sí pero acá estoy”.
-¿Tu lugar hoy también te permite un relacionamiento distinto con el ambiente del fútbol?
-“La amistad con gente de otros clubes es una de las cosas más lindas. Como hincha, a veces te enojabas con Danubio, Wanderers. Hoy los conoces y la relación es diferente, estupenda desde lo laboral. Cuando vienen al Franzini, trato de brindarles todo como si jugara Defensor. Te piden tal cosa. Hay que esta atento, por ejemplo a la consecuencia de una eventual sanción por los requisitos que se piden. Prefiero que no suene el teléfono rojo. No es porque no lo hayamos hecho nosotros. Sos como la inmobiliaria”.
-¿Como fue compartir con los ídolos?
-“En su momento tuve la suerte de estar con los mejores de todos los tiempos. Nicolás (Olivera), Marcelo (Tejera), el Ñato Miranda (Gerardo), Sergio (Martínez) a quien nosotros conocemos como Pásula y el mundo del fútbol, como Manteca… Carlitos de Lima, Andy Fleurquin, Tabaré (Silva), Polilla (Da Silva) para mí es Dios. Si te digo cómo me quedaron las manos de aplaudirlo, cuando se fue a España en 1982… Fue increíble haber estado con ellos, también en aquel partido por la hija de Pablo Forlán”.
“LE HICE DE UTILERO A MARADONA, SE LO COMENTÉ A POLILLA, CON DIOS Y EL HOMBRE…”
-Estrellas del fútbol uruguayo y mundial.
-“Le hice de utilero a Maradona. Estaban Paulo Silas, Ruggeri, Diego Forlán había jugado a primera hora y ya se veía que era una ardilla en la cancha. Me acuerdo que le doy los zapatos a Maradona y me dice gordito, hacemos unos pases. Yo decía ‘después de esto no puedo trabajar más’. Se lo comente a Polilla, estoy con Dios y el hombre… Cuando se retiró del club, todos los socios, le llevamos de regalo la foto de Giovinatti, la imagen del gol con Maradona a la casa de Jorge, inolvidable”.
-Tendrás episodios y anécdotas con jugadores de Defensor en el Franzini.
-“Cuando un jugador del club se retiraba en el cierre de su carrera me picaba el bicho de regalarle algo. Era como un gusto, una especie de dulce de leche. Quería dejarle esa imagen. Pensaba qué le obsequio a Andy Fleurquin y hablando con Richard Marchelli, el Gerente, con quien hice una amistad a nivel familiar, porque es la esencia del club, se lo comenté:’Al niño Andrés le voy a regalar la mitad de la cancha…”.
-¿Qué te respondió?
-“No lo podía creer. Se dio una coincidencia muy particular. A Andy lo vamos a buscar a River, debuta en primera contra River y también es el ultimo partido de su carrera. Si lo guionas no te sale así. Llovió a mares pero es como les dije a mis amigos, si querías venir al casamiento te mojabas el traje. Entonces me fui atrás del arco que da a Julio Herrera y Reissig, agarré una pala y saqué un pan de césped. Como les conté a colegas tuyos, de televisión, que llegaron en ese momento, era como los velatorios de los ricos, solo para familiares directos… Se lo llevé a Andrés ‘esto es para vos’. Se iba a cenar con familiares que habían venido de Argentina. La cuestión que con Juan Ignacio, mi hijo chiquito, regamos el césped en el camarín, como un germinador… Así se lo regalé. Increíble. Con Nico Olivera pasó una muy buena también”.
ASADO EN LA CANCHA: “FUE IMPRESIONANTE, NADIE HIZO ESA LOCURA”
-Tenías que innovar ahí.
-“Nico Olivera festejaba los goles bailando el reggae en el sector de la Platea contra el lado que bajamos a la cancha. Jugábamos con Peñarol en su Estadio, con Eduardo Acevedo como técnico, a puertas cerradas. Entonces se me prende la lamparita: ‘Vamos a hacer un asado en la cancha del Franzini’. Nunca en la historia se había hecho. Me encanta hacer la parrilla, es otro de mis amores, comer puertas dentro, pusimos todo en el área donde salen los jugadores, cociné en el parrillero. Estuvieron todos, los compañeros, la directiva, Daniel Jablonka, ex futbolistas. Fue impresionante, la última vez que se prendieron las luces viejas. Todo salió redondo, con amistad, nadie hizo esa locura. No era una cuestión de plata, sí de satisfacción”
-¿La cercanía con ellos y la confianza lo hizo distinto?
-“Claro. Te cuento por ejemplo un jugador a los 13, 20 y pico, 28 años recorre gran parte de su vida. Un día veo a Damián Suárez en el Complejo Arsuaga le digo ‘hola Edison Suárez’. Era chiquitito, me dice ‘es mi tío’. Me parecían iguales. Fue al exterior. Hizo tremenda campaña. Cuando viene a Montevideo me llama. Nos vemos en alguna comida. Mathías Suarez, su hermano, también. El Flaco Abreu cuando vino de Minas, podía estar una media en el vestuario y la otra en Julio Herrera y Reissig. Lo citaron a la Selección e iba a jugar un partido en Japón. Me dice ‘tengo que llevar valijas’. Le presté la valija. El Vasco Aguirregaray y Carlos De Lima me decían ‘ojo que el flaco pierde todo’. Me trajo la camiseta, fue en 1994, Uruguay-Japón. Son como los hijos, todo pasa volando”.
“EL CAMPEONATO URUGUAYO DE 1987 FUE ENORME”
-¿La alegría más grande que viviste como hincha?
-“El Campeonato Uruguayo de 1987 fue enorme, ver a mis padres llorando. A mi padre le habían robado los documentos pero la felicidad del Campeonato, lo que luchamos… El Campeonato con Polilla también en 2007-2008. Yo iba a todos lados con la camiseta de América de Cali que había usado Polilla. Me la ponía y al negro Jairo (Castillo) le dije que se la daba si ganábamos el Campeonato. Los últimos minutos en el Estadio Centenario fueron impresionantes por la tensión. ‘Dejame pasar’ le digo al portero por atrás de la ambulancia. Imaginate cómo fue el final. La Copa Libertadores de 2014, gran campaña”.
-Histórica.
-“Haber tenido la suerte de estar con Nico Olivera, el gol a Atlético Nacional, me quedó grabado. Cuando entró fui a ver el cambio y en la reja le pedí al funcionario de la AUF que me dejara pasar. ‘Nunca vi a un tipo así’ me comentaba después. Soy Vasco… Entró Nico, viene la jugada del gol, volvimos a ganar. Fue una Copa histórica. También resalto el título de 1991 con Juan Ahuntchain, un hermano de la vida, siempre ayudando. Que mis hijos vivan esto es espectacular, por ejemplo, un mensaje del Pelado Cáceres, Darío Silva, los recuerdos de cuando llegó. Seguimos siendo los mismos. No importa si vos tenes 500 millones de dólares. Si es así, cuidalos, pero la esencia es la misma”.
-¿En la intendencia del Franzini te lleva el vértigo de tu trabajo o lo disfrutas?
-“Lo asumo como parte de mi familia. A veces no te das cuenta, pasas meses sin tomar un día franco. La sociedad va cambiando, no para bien, antes teníamos otros tiempos. Hoy estás veinticuatro horas atento. La confianza es fundamental. Si detectabas una falla primero se lo decías a la persona, por ahí hoy primero te señalan y después preguntan. Por suerte la comunicación, a través de los whatsapp, te permite conectarte con gente que conoces de la vida, que jugabas a la pelota, de chico”.
-A fin de mes habrá elecciones en Defensor Sporting. ¿Cómo observas esta instancia?
-“Son grandes amigos comandando al club y es bueno que tengan la posibilidad de seguir dando batalla por el bienestar de Defensor Sporting. Gente entrañable como el Doctor Iroldi nos acompañan desde el cielo, forjadores de la institución en los últimos treinta años sin mirar en el lugar en donde estaban. No importa que seas Doctor o Ingeniero. Como Di Bello, priorizaron la unión sin pensar en el rédito personal, político. Defensor es cargar un casillero como los de antes de Salus, ayudar en juveniles honorariamente. Hay un señor, Nelson que tiene 83 años, 73 de socio, una vida en el club: viene de Playa Pascual a hacer el formulario de Sub 17, Sub 19. Es su gran alegría, darse un abrazo conmigo, con la gente, los chicos, son lo que impulsan esto. A veces en la Tribuna, cuando somos visitantes, porque ahí estamos todos en el mismo lugar, escuchas criticar de mala fe y entonces pregunto, ‘¿vos donde estabas?’ ¿Sabes lo que debe ser para la gente de 70 años todos los logros, la epopeya del ’76?”.
-¿Es parte de esa mística?
-“Yo trabajo en el carnaval con Pedro Graffigna, marcado en el club como su idea. Seguimos siendo el único que dio la vuelta olímpica de izquierda a derecha. Rompieron la historia, eso se inculca a los jóvenes, como Sporting en el básquetbol con la Intercontinental. Esto es como el fútbol, mucho más que un partido. Vas y si perdes pasó, no es cuestión de enojarte rompiendo una tribuna. No me gusta que la sociedad haya cambiado. No concibo que se compre a la gente con regalos, mentiras, desde acá se hace con solidaridad, el fervor de querer, la pertenencia, siendo honrado por Defensor”.
Jorge Etcheverry, el padre de Juan Pablo, Joaquín Santiago y Juan Ignacio, el abuelo de Renata, de la vida al sentimiento violeta. “Mi señora Adriana también es socia, son parte de Defensor Sporting, como el amigo de tu padre al que vas a ayudar a levantar una pared, aunque tengas la discusión en casa, vos no le fallas y estás”. ¡Qué personaje!