Marcelo Tulbovitz, el Profe Campeón
“Concepción del Uruguay y Rivera. Los canteros de Concepción del Uruguay. Ildo Maneiro vivía en Concepción del Uruguay y miraba nuestros partidos. Yo cuando hacía un gol lo miraba al tipo a ver si lo había visto. Siempre fui futbolero de alma. El Club Atlético Relámpago era mi segunda casa. Ahí hice todas las categorías. En ese club aprendí a jugar a la conga, al truco, al tute y un poco al fútbol. Un club de barrio. Hace unos poquitos días me invitaron. Pude reencontrarme con muchísimos amigos de la infancia, del barrio. En el Relámpago estaba el viejo Pardiñas que era como un gran abuelo para todos nosotros, los niños del barrio. Nos contaba las historias del fútbol uruguayo de antes, que a mí me apasionaban, me pasaba horas escuchándolo. También vivía en el barrio Dalton Rosas Riolfo. Yo soy muy amigo de sus hijos, de Gustavo y de Javier.
Es un atrevimiento decir que jugué al fútbol pero por lo menos puedo decir que me puse una camiseta, la de Sud América, en 1980. Jugué en cuarta. Me llevó un gran ídolo mío, el señor Roberto Sosa (mítico golero del Nacional de los ’60), que me vio jugar en Concepción del Uruguay, justamente. Roberto fue mi técnico en cuarta. El Cebolla Aguerrebere en Tercera. Tuve mi experiencia. Llegué a Tercera. Por diferentes factores no dio para más, pero yo fui muy feliz esos meses.
Siempre quise estar vinculado al deporte y de una manera u otra entrar a Educación Física, pero veía lejano poder estudiar porque el ISEF en ese momento requería muchas horas -ahora cambió, pero requería 10 o 12 horas de Instituto y yo trabajaba-. A mí me costó mucho. Mi familia tuvo muchas dificultades de todo tipo, como muchas familias uruguayas. Cuando mi padre volvió a estar con nosotros, fue un puntal para que yo pudiera entrar al Instituto. Yo estaba acostumbrado a trabajar desde los catorce años y quería seguir aportando a mi casa. Me acuerdo como si fuera hoy cuando hice un acuerdo con mi viejo. El me iba ayudar el primer año y al segundo yo empezaba a hacer suplencias. Y gracias a mis viejos pude hacer lo que yo quería, que era ser profesor de educación física.
EL APRENDIZAJE
Trabajé en muchos lados, di un concurso público y abierto para entrar en la Comisión Nacional de Educación Física. Logré entrar. En el año 90 empiezo a trabajar en escuelas, en plazas de deportes… Trabajé con niños discapacitados en los veranos. Eso me dejó una enseñanza increíble desde el punto de vista humano. También haber trabajado con niños de todos los estamentos sociales, sobre todo carenciados y siempre dije que eso me sirvió mucho para después poder trabajar en el fútbol. Y siempre en AEBU, porque mi viejo era bancario. Fui a AEBU desde que se inauguró el edificio, en 1971. Hice toda la escalera. Fui socio. Fui jugador de fútbol de salón muchos años, después fui suplente de Profe y terminé siendo Profe unos once o doce años. Algunos años compatibilicé ese trabajo con el del fútbol, pero cuando fui a Defensor por primera vez en el 97 tomé la decisión de jugármela del todo.
Empecé en el fútbol en el 89, en Progreso. El profesor Gonzalo Barreiro me vino a buscar a AEBU. Nosotros no teníamos amistad. Eramos rivales en fútbol de salón. El en Bohemios; yo en AEBU. Habíamos compartido un año en el Instituto. “Mirá -me dijo- vengo a llevarte a Progreso. Es un club donde no vas a ganar plata pero es una inversión. Yo ahora estoy también en el básquetbol, muchas veces voy a salir del país y en Progreso te vas a quedar con el primer equipo… Empecé en Tercera de Progreso con Jorge Aude y asistente de Gonzalo Barreiro en Primera, con Saúl Rivero. Cosas que te marcan. Ese año salimos campeones uruguayos. Me marcó porque me enseñaron mucho esos jugadores, mucho.
Y aprendí en el Nacional del 90, cuando llegamos a la final de la Supercopa. Me llevó Saúl a Tercera, pero renunció Caminatti y me subieron a Primera. 89 y 90 hice una especie de posgrado. Me quedó para siempre y lo agradezco toda la vida.
Después estuve diez años trabajando con Ricardo Ortiz, del 92 al 2002, con cosas muy buenos y otras no en los resultados. Fuimos a Defensor. Salimos campeones en el 97. Hicimos muy buena campaña en River, también.
En marzo de 2003 me hice independiente. Cuando me llaman de Costa Rica, el profesor Daniel Ipata, para el equipo Saprissa, cuyo dueño era el mismo dueño del Chivas de Guadalajara donde estaba Daniel en ese momento. A partir de ahí empieza una etapa muy diferente de mi carrera, un salto cualitativo.
UNA SITUACIÓN INCÓMODA
Viví ocho años en Costa Rica. Saprissa, la Selección dos veces. En 2005 ganamos la Concachampions a un equipo mexicano, a Los Pumas, Salimos terceros en el Mundial de Clubes de Japón, 2005, cosas que quedaron marcadas en la historia no sólo del Saprissa, sino de toda la Concacaf. Y me segunda etapa en la Selección tica fue en el 2009, cuando los famosos partidos de repechaje. Fue una situación bastante incómoda para mí. La celeste era la más linda pero me moría por ir al Mundial, me moría. Cuando agarramos el equipo con el técnico brasileño René Simoes, muy bueno, por cierto, había que ganarle a Trinidad y Tobago y ganarle a Estados Unidos para no ir a repechaje. Nos empató Estados Unidos pasada la hora, en los descuentos y fue todo un tema. Me agarró el presidente del brazo en el vestuario y me dijo: “contra tu país”. Por un lado era incómodo y por otro estaba muy lo que yo tenía que hacer y mi sueño era ir a un Mundial y tá. Pasó lo que pasó. Fue una circunstancia.
Después Nacional, River, la U de Chile. El mejor de los recuerdos. En Nacional por tercera vez, estoy muy feliz y muy contento. Se dieron las cosas de llegar a la final de una Supercopa siendo muy joven, después dos veces Campeón Uruguayo. Estoy encantado con lo que estamos haciendo a todo nivel. El 2017 viene muy cargado. Me parece bárbaro que haya otro Campeonato, que se compita más, y tenemos la Copa Libertadores que ojalá nos dure hasta noviembre. Muy contento de estar con Martín (Lasarte) que salió Campeón en tres países, en España, en Chile y en Uruguay, que no es fácil y con todo nuestro cuerpo técnico.
En enero de 2014, yo estaba en River, estaba con Guillermo (Almada). Estaba esperando a Marcelo Gallardo y un amigo común nos citó en una confitería de Buenos Aires a Martín y a mí para hablar de fútbol. Nuestro amigo hizo la del 30, llegó una hora tarde. Hablamos de fútbol y de la vida, pero no pensando en algo inmediato. Yo tenía equipo y él estaba descansando. Me causó una gran impresión la locuacidad y el nivel cultural e intelectual que tiene y su conocimiento del fútbol internacional. Quedó una buena sensación. Nos dimos la mano y nunca más nos vimos hasta que me llamó para la U de Chile. De los tres técnicos que yo estuve en Nacional tengo la mejor impresión, Saúl Rivero, Marcelo Gallardo y Martín, tres técnicos muy diferentes, tres tipos bárbaros.
Marcelo Tulbovitz tiene sueños que cumplir en 2017 y en el año siguiente y aunque alguno lo guarde para sí, los del 17 son libertadores y mundiales y los del siguiente celestes para después de Moscú.