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El renombre y Valdez





21 noviembre, 2016
Columnistas

Al muy correcto Presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol, escribano Wilmar Valdez, no lo entendí cuando convalidó, siendo Presidente de la Conmebol, un contrato firmado entre gallos y medianoches, el año anterior, por su predecesor ya entonces procesado por “corrupción” y la empresa Fox litigada por lo mismo en cuestiones contractuales. No entendí que no haya llamado a licitación porque me parecía, me sigue pareciendo, un tipo honesto.

Tampoco lo entendí cuando, en vez de seguir en la Presidencia de la Conmebol, como reglamentariamente era válido para darle un rumbo de cambio y modificar así la correlación de fuerzas internas, la entregó a los que la dominaban y tan mal siguen administrando, para aceptar una Vicepresidencia de FIFA.

Ni siquiera lo entendí cuando presentada la oferta de Nike y la opción de igualación por Tenfield trató el tema como si fuera básicamente jurídico.

Creo que recién empecé a entenderlo un poco cuando, después de aquella igualación, dijo, ante la posibilidad de que la vestimenta fuera china, que la empresa que vistiera tenía que ser de tanto renombre como Nike. Coherente con sus dichos, aceptó a Puma.

El renombre es cosa secundaria. Viene después del nombre. Si hubiese sido Li Ning la fábrica, yo hubiera escrito en otro espacio con tintes partidarios que no corresponden a éste -más allá de que toda columna de opinión es personal y a título de autor-, sobre nombres anteriores: Ejército Popular de Liberación, Partido Comunista Chino -el mundo no es un pañuelo, guste o no guste.

Creo que empecé a entender entonces que el renombre en sus ámbitos de dominio de Fox, de FIFA, de Nike, de Tenfield, de Puma, resonaron como atavismos.

El mundo es ancho y dinámico. Esta semana publicó El País el rumor de que Diego Lugano podría ser el próximo Presidente de la AUF. Aunque sea un simple rumor y no una noticia, aunque se desmienta, lo nuevo es que por primera vez suena para el máximo cargo de la Asociación Uruguaya de Fútbol, el nombre de un insigne futbolista, nada menos que Capitán de capitanes de nuestra Selección. Lo que viene al caso es que su renombre actual como posible dirigente eclipsa cualquier otro.

Ya los revolucionarios franceses nos enseñaron que la democracia representa el interés y la opinión. Esta semana también, la gloriosa Mutual Uruguaya de Futbolistas Profesionales, por unanimidad, expresó sus intereses y sus opiniones, partiendo de la base de un proyecto de fútbol uruguayo donde persisten unos mil puestos de trabajo profesional de futbolista (un logro democrático de Francisco Casal y otros, que mantuvieron unida una mayoría de clubes profesionales tras la Mutual, ante el otro proyecto, con el que confronta desde hace más de treinta años, de mercado libre para pocos, antidemocrático, cercenador de la amplia base cuantitativa profesional que se genera mutuamente con la profundidad y calidad que logra nuestro fútbol). La Mutual parte de ese proyecto para mejorarlo, dispuesta a llegar a las últimas consecuencias en pos de su mejora. Es coherente. Esta misma gloriosa Mutual plantea la misma línea, ya avanzando en tribunales con documentación, en el caso bastante distinto de la Conmebol.

Cuatro diferencias

Bastante distinto porque, primero: el lucro secular del dominio de espectro regional del panamericanismo en medios ha sido incalculable –y particularmente en la Conmebol- y no está en el fútbol. El de los últimos cinco o seis años –antes hubo inversión, pérdidas y antes de 1994, por muchos años, lucro de cero transparencia, a excepción del período de la Presidencia del contralamirante Franzini-, la ganancia en el fútbol uruguayo –que fue aún menor a lo que se anunció- está, sin embargo, en Global, dando respuesta a ese dominio.

El dominio de espectro se podría resumir en palabras de John Pilger en Democracy Now! “En 1983, 50 corporaciones poseían los principales medios globales, la mayoría de ellas estadounidenses. En 2002 había disminuido a sólo 9 corporaciones. Actualmente son probablemente unas 5. Rupert Murdoch ha predicho que habrá sólo tres gigantes mediáticos globales, y su compañía será uno de ellos”.

“Murdoch ha sido acusado repetidamente de utilizar sus posesiones en los medios para impulsar su agenda política. En 2003, todos los 175 periódicos de Murdoch apoyaron la invasión de Iraq. Habló con el ex primer ministro británico Tony Blair durante la preparación de la invasión, dentro del círculo íntimo de Blair incluso lo llamaron “el 24º miembro del gabinete””.

A ese nene, Maradona, Francescoli, Romario, Chilavert, la mutual uruguaya de futbolistas, doce clubes uruguayos de Primera División primero y luego la Liga Sudamericana de Clubes le hicieron poner cinco veces más en la Conmebol. ¡Qué digo cinco…!

De todas las hazañas que le granjearon a Casal tan mal renombre y tantas represalias (haber roto el oligopolio mediático en Uruguay –porque el presidente Lacalle dejó un canal de abonados por fuera del oligopolio, pero lo hizo competitivo el fútbol que le consiguió Casal a la actual VTV-; haber logrado durante la crisis de 2002 que cobraran directamente los jugadores y fuese el fútbol la única industria que no perdió un solo puesto de trabajo; haber vuelto a levantar el mercado, junto con la recuperación económica que tuvo el país, al punto que la Mutual exigió se levantara también el ordenamiento económico, porque la mayoría ya firmaba más por fuera, contratos que a veces no se cobraban en tanto que la Asociación Uruguaya de Fútbol, en cambio, al final, siempre paga; haber cambiado las condiciones de funcionamiento de las selecciones nacionales, que antes eran paupérrimas, para que el maestro Tabárez pudiera acercarlo a la perfección; como preví desde que volvió), de todas, los cambios en Conmebol fue la mayor, aunque todavía no la haya ganado, porque todavía tiene Fox los derechos pero está en juicio por la “corrupción” de pública notoriedad.

Segundo: esas cinco veces más fueron por un plazo cuatro años menor al anterior. O sea, fueron diez veces más. En cambio el contrato por la camiseta de la Selección Uruguaya fue por un plazo cinco años mayor, que asegura, por derecho de igualación, la camiseta celeste para el Mundial 2030. Quizás no fue más, aunque necesario y beneficioso para la AUF.

Tercero: En la Conmebol sí había un licitante (Global) y no importa que Valdez lo supiera, correspondía licitar fuese cual fuese la oferta mayor. En mi libro La historia prohibida del fútbol uruguayo, hago el elogio del ingeniero Arsuaga, que siempre sostuvo las ventajas de la licitación aunque no fueran económicas y denunció que Figueredo entregó una carta a Bersabel para pedir 30 millones más cuando ya se había negociado con Tenfield (durante año y medio de negociaciones) y se había cobrado un adelanto. Figueredo había llegado a la Presidencia con la promesa de traer a Fox, con votos opuesto a Casal y después de años de oposición al presidente Carlos Maresca, el wanderista que aguantó todas las amenazas que luego se cumplieron contra Casal. En cambio ahora, Nike anunció, al entregar la oferta, que no se presentaría a licitación y que había un plazo perentorio de pocas horas para aceptarla.

Último –y más importante-: La situación jurídica en Conmebol dista mucho de ser segura, mientras Tenfield tiene todo firmado y cumplió sus contratos. La única vez que la AUF no ha podido cobrar fue la que firmó (durante la presidencia del correcto Sebastián Bauzá) con Full Play, la única vez de los últimos 33 años que no firmó con Paco. Y con todo el perjuicio financiero y de endeudamiento que eso le ha traído, no es el único motivo de la crisis en la AUF.

El motivo regional y global

En 2009 todo estaba para que Clarín se quedara con el fútbol uruguayo luego de varias renovaciones que Casal firmó con distintos presidentes que se sucedieron en la AUF –entre ellos, mi especial estima por la erudición ramplense de José Luis Corbo-. La probabilidad de que Clarín “voltease” a Cristina Fernández de Kirchner era la más alta en el noventa por ciento de los escenarios posibles. Cristina era el punto vulnerable de la emergencia de “gobiernos progresistas” en América Latina. Un fuerte poder se concentraba contra ella en atención a la importancia geopolítica de Argentina. No habría tregua. Todo concurría en apoyo de Clarín.

En Montevideo –coto de caza menor pero atractivo–, Clarín tenía pronto su lobby con suficiente viento como para echar a Tenfield al agua. Lula contrarrestó esa fuerza antikichnerista cuanto pudo, pero fue el ascenso de Obama el que le llevó un pequeño respiro, que el gobierno argentino no desaprovechó en absoluto y ganó las elecciones de 2011 con luz. El grupo de Ernestina Noble cayó en franco retroceso y la AUF quedó sin oferentes productores que compitieran contra Tenfield por las eliminatorias. La celeste se reaseguró una base logística que no existía en otros tiempos y que no discontinuó aunque renunciaron cuatro presidentes de la AUF durante la “era Tabárez” y el cuarto desoyó a éste como supervisor general de selecciones en algún caso puntual. No estoy seguro de que esa continuidad se hubiera mantenido con Clarín o con algún capital golondrina que hubiese ingresado, pero después quedó la secuela de Full Play y ahora la situación es exactamente la contraria a la de aquella época. Clarín se fortaleció con la derrota de Cristina en 2015 pero más se fortaleció Fox, la única cadena que apoyó a Donald Trump.

El Grupo Turner y la cadena Fox acaban de cerrar en Argentina el trato para quedarse desde el 1º de enero próximo con los derechos del fútbol local, que estaba en poder del Estado hasta 2019. Ahora la cadena llegó a Uruguay con Euromericas Sport Marketing, que instaló su oficina en Montevideo y estuvo en las negociaciones con Argentina. El dominio de espectro regional y global no se define en tres días. “Lo importante es estar en el juego”, decía John Schlesinger y el curso legal está abierto, pero si los jugadores no participan, no hay marco jurídico que les asegure la estabilidad de sus conquistas, actuales y futuras.

Si los jugadores participan, todo es posible.

Incluso evitar que se imponga el viejo proyecto de la plutocracia de mercado, un octogonal a cuatro ruedas y no más de 240 puestos de trabajo para futbolista, en un país con tres millones y medio de habitantes donde el 95 % son simpatizantes de Peñarol o de Nacional (y entre los abonados al cable ese porcentaje es aún mayor), pero los jugadores de Nacional y de Peñarol siempre fueron solidarios con sus pares, incluso cuando los grandes sostenían casi el mismo plantel durante una década. Los de la Selección también.

En tiempos de crisis global y creciente concentración de capitales y poderes, no es impensable que Murdoch termine absorbiendo el negocio del fútbol uruguayo además del continental y la tercera parte de todo, como predijo. Y haga realidad su lema: “El primer camino a la libertad, es la factibilidad”. El club que originó como dirigente a Valdez no está entre los ocho factibles según ese proyecto.

Ya tenemos en Conmebol los campeonatos primero por invitación, luego por cupos económicos que, contra la esencia del fútbol, nos perjudican por país chico.

En la era Casal, que también es la era Daniel Pastorini, salieron campeones Rocha, Plaza Colonia, hubo una final entre Danubio y Wanderers, escándalos insospechables en el fútbol puro negocio.

No estoy más orgulloso de mí que de estar bien lejos en esto de Mario Bardanca, que declaró haber llorado porque le dijo “no” a Fox, para mantener un parapeto de “independencia” (trabaja en canal 4). Respeto a todos los trabajadores de Fox y de todos los medios porque los valoren, se consideren intrusos o trabajen por necesidad (“la miseria no es pobreza vivible”), pero si Tenfield cayese, como fuese, si Fox absorbiese el negocio además aquí, le diría “no” seguro, feliz e impasible. No sería un intruso eficaz y no estoy en la miseria.

A la “opinión pública” de canal 4 ampliada, que duerma tranquila. Si Murdoch acertó, Paco Casal no estará entre los “tres gigantes”, pero a todos en general no descarten, porque no hay que descartar que otro mundo sea posible.

Este tipo de elucubraciones no son mías. Las hizo hace siglos un tal Nicolás Maquiavelo, un hombre muy sabio de pésimo renombre.


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