Comunión total con el público
Escribe: Atilio Garrido
Lo habíamos previsto en el comentario previo. No había que vender la piel del oso antes de cazarlo, por lo que resultaba primordial mantener el cero en el arco propio. Perú no iba a ser pan comido –como muchos pensaban- entre otras cosas porque en Montevideo, siempre los peruanos han resultado difíciles como adversarios. Desde el primer encuentro, cuando se inauguró el Estadio Centenario. Aquella tarde los celestes a duras penas ganaron 1:0, pasando muy malos momentos durante el encuentro a raíz de la gran actuación de los morenos Lavalle y Villanueva.
El partido de hoy, en su desarrollo, fue igual a aquel de 1930. Un primer tiempo parejo, con similar cantidad de situaciones de gol claras: una para cada lado.
La diferencia, que en suma será definitiva, surgió en los quince minutos de la etapa complementaria. En ese lapso el equipo uruguayo se pareció al de Recife y al de los partidos anteriores jugados ante Colombia y Chile en el Estadio Centenario. Lo que varió fue que en esos cotejos, con similar racha de juego de gran nivel, los celestes convirtieron tres goles. Hoy también pudo repetir el plato en ese lampo de tres lustros de minutos en el arranque del segundo tiempo. Marcó uno. Los otros dos los marraron Sánchez, el mismo Cavani y Coates, cuyos cabezazos se fueron por encima del horizontal.
Esa falta de puntería originó que la mínima ventaja resultara difícil de sostener en el tramo final del partido, lo que aumentó el nerviosismo de todos los aficionados que terminaron con el corazón en la boca.
Debe valorarse que en esta ocasión Uruguay salió con mucha atención para no regalarse atrás, para no dejar espacios y mantener el cero en el arco propio. Lo logró, a pesar de haber pasado en la parte final del partido, momentos de zozobra.
Queda la conclusión de que el técnico Tabárez debió disponer los dos cambios finales con el criterio de cerrar el partido aumentando la capacidad de marca en la mitad del campo, para arropar a Maximiliano Pereira. Cambió a Sánchez por Rolan, dos jugadores de similares características, cuando lo atinado era colocar allí un hombre más destinado a la contención.
Entre las muchas cosas positivas queda algo que debe valorarse. Tres partidos en el Estadio Centenario y tres triunfos. El promedio es excelente, entre otras cosas porque pasaron tres rivales de fuste. Colombia, Chile y Perú. Si se piensa que aún queda por recibir a Venezuela y a Bolivia en la última fecha, no parece descabellado pensar que en lugar de 13 puntos, se pueda contabilizar un total de 19 unidades a favor de los celestes. Siguiendo con la matemática y teniendo en cuenta que con 29 puntos es muy posible que se obtenga una plaza directa, quedarían otras 10 unidades para llegar al anhelo de lograr el pasaje a Rusia sin necesidad de repesca.
Otra de las muchas facetas positivas del equipo, es la comunión total que existe con el público, con los aficionados, con el calor que el hincha les transmite. Y que los jugadores saben retribuir sin egoísmos. Fue emocionante el abrazo entre todos ellos, en la mitad del campo y luego el aplauso de los futbolistas a los aficionados que colmaban las tribunas y no se movían de ellas.