Conmebol y fifa reforman
En cuanto ganó Infantino (de lo menos peorcito que se podía elegir) los dos anuncios vinieron hilvanados: 1) a partir de ahora fifa va a repartir el veinticinco por ciento de sus ganancias (entre cinco mil y seis mil millones de dólares por Mundial) entre las asociaciones y 2) Ahora que el centro sea el fútbol.
La conmebol triplicó lo que le cobra a Fox y tuvo que terminar triplicando lo que le paga a los clubes. El mensaje fue el mismo: Ya lograron una conquista, ahora a dispersarse que nosotros nos encargaremos de disociar las conquistas de quienes las conquistaron.
Tienen siglos de experiencia en eso y es muy fácil: los mismos que ayer ridiculizaron las denuncias contra la Conmebol (defendiendo al poder de la conmebol por su poder en sí) poco después se preguntaban al aire, banales, entre risas, si quedaba alguno de la conmebol que no estuviera preso. Ya fue; cosas que pasan porque pasan no más… un chiste.
¡No, viejo. No fue un chiste!
Y no hubiese pasado nada si no se hubiese denunciado.
Entonces ahora tuvieron que reformar, triplicar el reparto (lo que quiere decir que aún así da ganancias: ¡no quieras sacar la cuenta de las que daba cuando se la quedaban toda!), pero tuvieron que hacerlo porque hubo un precio testigo y hubo clubes que arriesgaron la expulsión denunciando y una Mutual de Futbolistas que se mantuvo firme, aún sola, en sostener la denuncia con clase y organización.
El que te dice que quiere cambiar algo y no se organiza es un chanta. No quiere nada. Las reformas desde el poder siempre se hacen para derrotar a quienes las reformas hacen concesiones, para desorganizarlos, pero esta vez los clubes comprendieron por qué la Mutual podía sostener la denuncia. Se organizaron ellos también. Liga Sudamericana de Clubes se llama provisoriamente y están, entre ellos, todos los grandes. No es una organización -un poder- paralela, pero puede serlo. Y mete presión.
El fútbol siempre fue el centro. Lo que nos están diciendo desde la conmebol y la fifa es “sigan la zanahoria; no nos rompan más las pelotas”, pero nosotros sabemos que fue Maradona, que fue Jennings, que fueron Peñarol, Cerro, Racing, El Tanque, Miramar Misiones, Cerro Largo, Rentistas y Juventud de Las Piedras y la Mutual Uruguaya de Futbolistas Profesionales. Nosotros sabemos que a la fifa le pesó la renuncia de Tabárez y de Olmos y otras solidarias y las voces de unos cuantos periodistas y algunas empresas que no las censuraron. Sabemos que cuando la Justicia estadounidense intervino el trabajo muerto ya era más que decisivo y suficiente. Sólo faltaba que Blatter se juntara con Putin (o alguna otra ocasión de coyuntura).
Cambiaron algunas cosas para que todo siga igual, Napout… Gorka Villar… el continuismo. Y en la fifa nada mejor para eso que un apellido y nombre italiano (después de todo, los italianos inventaron el fútbol -il calcio- e Il Gatopardo -Visconti- y apocoparon la expresión “la mia famiglia” en “la mafia”, figlios di figlios de Leonardo, Rafael y Miguel Ángel), aunque Gianni Infantino es suizo, como Blatter.
Ante las reformas, verdadera madurez: Cuanto mejor, mejor. Ponerse adelante de todos los que las quieren o dicen haberlas querido o no tienen más remedio que hacerlas calladamente. Y, sobre todo, la ardua enseñanza del no olvido.
Y a juntar fuerzas con discernimiento para la mayor y necesariamente universal. Cuando las conquistas son la victoria de sus conquistadores tienen otro nombre. Se llama revolución o utopía. Hasta esa victoria. Sin resignarla nunca.
Como escribió magistralmente Alejandro Dolina: “salgamos a buscar camorra, a defender causas nobles, a recobrar tiempos olvidados, a despilfarrar lo que hemos ahorrado, a luchar por amores imposibles. Cualquier cosa es preferible a esa mediocridad eficiente, a esa miserable resignación que algunos llaman madurez”.