Vito y Gerónimo Beato, de padre a hijo
Gerónimo Beato alternó en el Primero de Villa Teresa algunos minutos en el Apertura mostrando buenas condiciones. Es hijo del técnico del club, Vito Beato, que de entrada “le aclaré que no juega por ser hijo mío; fue con el primero que lo hablé para que se decidiera por sí o por no. Tiene la seguridad de que para mí es un jugador más”.
GERÓNIMO BEATO: “Empecé en el baby fútbol del Estrella Federal, un cuadro de acá, del barrio, del Villa Teresa -nos cuenta Gerónimo-, hice desde los tres años hasta los doce en el Estrella Federal. El anteúltimo año de baby fútbol también me dirigió mi viejo. Había agarrado él porque siempre fue del Estrella Federal, ya había dirigido antes y nosotros nos quedamos sin técnico, que hacía años que estaba con nosotros y ese año salimos campeones con mi viejo. Después del baby fútbol fui a River, a preséptima, con Anibal Saralegui y Pablo Cuello. En River hice desde séptima hasta primer año de cuarta.
Con el estudio se me hacía muy complicado para entrenar; pude por el sacrificio de mi viejo que me llevaba al entrenamiento porque yo salía del liceo a las dos de tarde y a las dos y media tenía que estar entrenando.
En Quinta tuve que operarme el apéndice porque hice una peritonitis; entonces todo se hizo más cuesta arriba, pero tuve la posibilidad de ir a un equipo de serie D de Italia, a mostrarme allá. Fui a probar suerte y cuando logré jugar tuve una distensión de ligamentos de tobillo. Jugué dos partidos en tres meses. Terminé el contrato y volví a Uruguay a hacer una mejor recuperación, de un mes y medio. Volví a Italia, a otro equipo de serie D, pero no estaba a la altura futbolísticamente porque habían sido muchos meses de inactividad. No pude quedarme y fui al Lugano de Suiza donde estuve entrenando muy bien, me iban a dar a préstamo para poder agarrar fútbol, pero no se concretó la posibilidad y me vine para poder jugar. Porque sin jugar y estando lejos de la familia, la vida se hace muy cuesta arriba. Me sentí como tirado y tomé la decisión de volver y justo se dio la casualidad de que Villa Teresa asciende y tampoco estaba en condiciones di ir de prueba en prueba. No quería volver a una tercera. Quería poder estar en un plantel de primera”.
“ESTOY EN VILLA TERESA GRACIAS A LOS COMPAÑEROS DEL PLANTEL”
“Tenía la posibilidad de jugar a principio de año en la tercera para recuperar y terminar el año jugando no muchos partidos, pero entrando y siempre a base del trabajo de uno.
Es difícil que mi padre sea el técnico porque yo me pongo en el lugar de mis compañeros. Yo estoy en Villa Teresa gracias a ellos. Si no fuera por ellos yo nunca hubiera estado en este plantel. Por ellos y por mí también, porque uno se sugestiona un poco cuando un compañero queda afuera por uno. En otro equipo nunca hubiera tomado la decisión de estar con mi padre. En éste porque mi viejo hace ocho años que está, hace seis años con una base de los mismo jugadores, los conozco a todos. Cuando yo jugaba en River a veces venía a entrenar cuando Villa Teresa entrenaba por la tarde y la verdad soy amigo no del cien por ciento, pero de un sesenta por ciento somos amigos. Entonces se mi hizo más fácil pero personalmente uno igual se sugestiona, porque futbolísticamente, en la sana competencia, siempre puede llegar el comentario, pero después me di cuenta que estaba a la par de mis compañeros y que en base a mi trabajo todos me daban para adelante; hoy en día me siento uno más”.
“EN OTRO EQUIPO NUNCA HUBIERA TOMADO LA DECISIÓN DE ESTAR CON MI PADRE”
“No siento presión ninguna por vivir en el barrio y ser de Villa Teresa, sino ganas de salir adelante. Con los resultados que no se nos dieron uno sufre más proque está acá en el barrio, te dicen “fa.. qué lástima esto, que lástima lo otro, no se nos dio, se nos va a dar”, uno lo vive más de adentro, pero presión ninguna porque Villa Teresa está por primera vez en primera. Nadie esperaba nada de nosotros. Lástima que estamos en una situación muy complicada. Mis objetivos son poder jugar estos tres meses, mostrarme, hacerme un nombre dentro de la cancha en base a mi rendimiento. Y el objetivo del día a día, que uno entrena para eso”.
-¿Cómo te definís como jugador?
-Como un volante ofensivo, casi media punta, que le gusta el juego por afuera en velocidad y el desborde, mucho desborde. Fallo un poco a veces en la parte defensiva por esas ganar de ir para arriba siempre. Me considero un jugador ofensivo y de velocidad por la raya.
El me pone de lateral zurdo, pero en las formativas y todo siempre jugué de volante o media punta. En las prácticas muchas veces me pone de lateral izquierdo pero el día de los partidos me pone de volante.
-¿Vos, Vito, cómo lo definís?
VITO BEATO: Es un jugador rápido, que mama fútbol desde que nació. Lo primero que hice fue llevarlo a una cancha de fútbol. Para mí es un volante lateral por afuera, según cómo armes la formación, si la armás 4-4-2, puede jugar ahí, es agresivo a la pelota, tiene cosas muy buenas y si jugás un 4-3-1-2 puede ser un lateral por izquierda. Tiene su marca y al ser rápido tiene una muy buena salida. Esas son cosas importantes que están a favor de él. Te lo digo como técnico, no como padre. Hoy por hoy le está dando una buena mano al equipo, y está jugando no porque yo lo ponga sino porque demuestra su capacidad en los entrenamientos, con el respaldo de los compañeros.
-¿Cuándo se frustró el préstamo del Lugano, qué le dijiste?
-Que la vida no es fácil, que no siempre se abren las puertas rápido, que a veces las cosas demoran mucho y el fútbol es medio complicado, pero ellos, los jóvenes, lo ven todo muy rápido y el fútbol son momentos que a veces tardan en llegar, momentos para los que hay que estar siempre preparado, después es la suerte la que te abrirá todas las puertas. Fijate que recién cumplió veinte años. En noviembre. Yo cumplo el 11 y el cumple el 10 de noviembre… Increíble.
-¿Qué opinás de sus objetivos?
Nunca me metí en sus objetivos porque es un tema muy delicado. Lo que yo le digo es que esté donde esté, tiene que tratar de ser lo más heroico posible, dejar una marca. Eso lo tienen que aprender ellos como jóvenes. Hoy estoy en Villa Teresa. Bueno, loco, tengo que dejar una marca, porque los que dejan marca son los jugadores que las instituciones necesitan pero además por ellos mismos, que no sea un jugador que viene a sumar minutos y pasa así por cinco o seis instituciones. No es importante eso. Eso es lo que más les hablo a todos los jóvenes del plantel, lo que más les digo, pienso que no estoy errado, pero después la decisión la tienen ellos.
El año pasado cuando buscábamos el ascenso yo les decía a los muchachos: el ascender a la A no es sólo por la institución. El ascender a la A es importante para ustedes, para la vida de ustedes, porque sus nombres van a recorrer, se van a escuchar y eso es muy importante. Esos son los jugadores que marcan camino.
El primer año que subimos a la B lo que les pedí fue no descender. Al segundo año fue mantenerse y tratar de estar entre los diez primeros equipos, al tercer año les pedí estar entre los seis y estando entre los seis se dio la casualidad de la final. Al otro año les dije: “ahora quiero estar entre los seis y quiero jugar esa final de vuelta, que es la amargura más grande que tuve en mi vida”. Lo comprendieron todos y para mí eso es muy importante. Todo eso él lo vivía, me acompañaba a las prácticas, le gusta observar, ver, sacar lo positivo y analizar lo negativo, tiene cosas importantes. Es joven pero tiene cosas importantes ya mamadas en momentos difícil y también en éxitos”.
Una anécdota…
GERÓNIMO: Me acuerdo de mi viejo cuando perdió la final con Rampla, me dijo “el año que viene asciendo, va a ser lo mismo que la vez pasada”, porque cuando él estaba en la C, el primer año que dirigió perdió la final contra Cerrito para ascender y al segundo fue de nuevo a la final y ascendió y gracias a Dios se le dio también de la B a la A. Yo viví muy de cerca todo el proceso de Villa Teresa, desde cuando entrenaban en una ruta con sólo tres pelotas, a hoy en día, que sale al estadio Centenario a jugar con Nacional y Peñarol.