Made in Uruguay
Muchas cosas nos caracterizan a los uruguayos.
Haré un pequeño raconto demostrando que a pesar de la grandeza de cada uno de los protagonistas siempre afloran características inseparables que “pintan” a los uruguayos.
El afamado y mundialmente jugador uruguayo Juan Alberto Schiaffino bautizado aun hoy como “Il piu grandi” (El más grande) por los propios italianos. Jugador que integró la famosa Maquina del 49 de Peñarol, que fuera campeón del mundo con Uruguay en el “Maracanazo”, pasando luego al Milán AC ; que defendió la Selección de Italia entre
1954 (en un amistoso contra Argentina en Roma el 5 de diciembre) y 1958 incluyendo las eliminatorias para el mundial de Suecia jugando en esa selección junto a otro grande nuestro como Alcides Edgardo Ghiggia (las leyes de la época lo permitían), culminando como jugador en la Roma (1960-62), siempre fue de perfil muy bajo, pero de talento enorme. A tanto llegó su influencia en Italia que sus viajes a disputar partidos lo hacía con la delegación y él era el único autorizado a hacerlo con su esposa, donde la presencia de la misma era una costumbre entre las delegaciones, con registros gráficos donde aseveran tal acontecimiento desusado. A pesar de su gran repercusión, y teniendo la posibilidad de “hacer y deshacer” en dicho equipo tenía la humildad de ser quien reparaba sus propios zapatos de fútbol.
Alcides “Cacho” Silveira además de ser figura mundial; siendo mi ídolo junto con Celmar “Canario” Aguilera en la I.A.S.A en mis años de niño y joven, el querido “Cacho” salvo en su comienzo nunca jugó en un equipo “chico” donde lo hizo en Sud América. Inicio con los “naranjas”, y en el medio de una gira famosa de “los buzones” en 1960 por Europa, luego de ser campeón sudamericano con Uruguay 1959; fue vendido a Independiente de Argentina, de ahí pasa al Barcelona de España donde juega con otro grande del futbol uruguayo, Luis Cubilla; del club catalán se viene a Boca Juniors de Argentina donde se transforma en un icono del club de la Ribera; ídolo campeón, capitán y también jugador-entrenador en su paso de 5 años (de 1963 a 1968). Del poderoso Boca viene a Nacional de Uruguay donde termina su brillante carrera de futbolista internacional consagrado. Sin embargo, a pesar de su espectacular palmarés, recuerdo y aun conservo el recorte de un reportaje del desaparecido Diario de la noche uruguayo, donde se le pregunta si luego de la deslumbrante carrera puede decir que equipo está en su corazón de “hincha”. Habiendo rozado la más brillantes “luces” jamás perdió la humildad y así lo trasmitió en su respuesta: “yo, de la I.A.S.A de quien podría ser, mi corazón está ahí”
Luego de ser campeón de América y del mundo con Nacional el entrenador uruguayo Washington “Pulpa” Etchamendi, de haber dirigido a Uruguay en 1972 en un torneo internacional mundial llamado la Minicopa, realizado en Brasil, donde participaron 15 países de primer nivel de América y Europa, de dirigir la selección de Paraguay en una eliminatoria, podríamos decir que era figura mundial reconocida. El emigra a dirigir el Deportivo Cali donde lamentablemente a causa de un infarto muere el 30 de mayo de 1976 a los 55 años de edad, en pleno partido de su equipo contra el Santa Fé. En esa temporada y dentro de las tantas notas realizadas a él como figura destacada mundial; un periodista para la cadena Caracol finalizando un extenso reportaje; lo culmina con una pregunta incomoda; para lo cual el “Pulpa” hace aflorar su humildad, picardía y gran sentido del humor, donde no hace pesar ese reflejo de persona mundialmente reconocida. “Profesor, ¿Por qué se viste tan mal?” le preguntó el periodista; El “Pulpa” lo miró y le contesto en seco con una picara sonrisa; “yo no me visto; me tapo”.
No pretendo que hoy sea como era antes que el saludo de capitanes era con un ramo de flores pero si rescatar la humildad de los uruguayos a lo largo del tiempo, y la pureza de sus sentimientos; arraigo a sus tradiciones que son como un “sello” de distinción y ha seguido a lo largo del tiempo.
Como no podía ser de otra manera nuestras costumbres van “atadas” dentro de la humildad de nuestros futbolistas o entrenadores. Cuando el traje se impuso sobre todo en el medio europeo y donde los millones de dólares americanos o euros se imponen, y la vestimenta es de una condición como para “maniquíes”; nuestro Luis Suarez aparece en una foto de elegantísimo e impecable traje con la delegación del Barcelona, pero como si se resistiera a esa fama e impusiera nuestra costumbre y tradición con su termo y mate a cuestas, como lo hizo hace muy poco Walter Gargano ofreciendo al propio Papa Francisco nuestro “amigo inseparable”.
Todas estas anécdotas y semblanzas “pintan de cuerpo entero” lo que es ser orgullosamente “Made in Uruguay”.