Una montaña de pasaportes
Escribe: Atilio Garrido / Fotos: Fernando González (Enviados a Mendoza)
Les presentamos un aspecto diferente y muy poco conocido, inherente al viaje de la delegación de Uruguay. Se trata de los pasaportes y el trabajo que los mismos generan.
Muchas veces se me ha ocurrido que cada traslado de cualquier delegación de fútbol para jugar partido en el exterior del país es algo semejante a las tareas que demanda mudar un circo. El gran público, los aficionados, no tienen la menor idea de lo que significa trasladar un grupo de 30 jugadores, los técnicos, cuerpo médico y dirigentes.
Hoy queremos presentarle un detalle que para muchos puede pasar desapercibido. Se trata de los pasaporte. ¡Treinta pasaportes de jugadores son los que hay que manejar, a los que se agregan los de los dirigentes y demás integrantes de la delegación! Un funcionario administrativo está destinado especialmente para esta labor. Tiene que tener los pasaportes, pagar las tasas de embarques y luego llenar cada uno de los formularios con los que luego, cada titular del pasaporte, realiza los trámites de migración.
Una vez cumplido el mimo, el funcionario los vuelve a recoger, los conserva en su propiedad, hasta que nuevamente, al llegar al aeropuerto de arribo, reitera el trabajo de llenar los formularios –ahora los de inmigración en el país que se visita–, y así continuamente.